Desde Cali empezaron los ruegos de allegados para que ayuden a salvar la vida del viajero.
El colombiano se unió a las caravanas de migrantes que buscan llegar por territorio selvático en la ruta a Centroamérica y Estados Unidos.
En un video, en redes, se aprecia que está derrumbado y se escuchan voces para que no se deje morir en la selva del Darién. Sus allegados, en cadena de oración, elevan súplicas para saber sobre su suerte en un viaje calificado como infernal.
La historia es de Héctor Marino Núñez, quien estaba trabajando en Ipiales, ciudad fronteriza de Nariño con Ecuador.
El mes pasado regresó a visitar a su familia, que está residenciada en el barrio Nacional, ladera del oeste de Cali. Pero venía con la idea de seguir viaje en busca del llamado ‘sueño americano’.
Algunos allegados le dijeron que era un peligro, pero él ha querido darle un mejor futuro a su vida y a la de sus familiares. Decidió partir, inicialmente, hasta la frontera a más de 700 kilómetros para entrar al llamado Tapón del Darién.
El hombre posiblemente con otras personas que se empeñan en ese recorrido, habría cruzado hasta llegar a la trocha del Darién, por la que cruzaron 133.000 migrantes en 2021.
Los haitianos eran los más numerosos en ese viaje, pero se han sumado, especialmente, venezolanos y no pocos colombianos.
Es un desplazamiento del cual no hay cuentas de muertos o desaparecidos. El año pasado se dio una grave crisis social cuando se aglomeraron 25.000 migrantes en Necoclí, a siete horas de Medellín y en el borde de la frontera con Panamá.
En el fin de semana apareció un video en TikTok, red social, que dejó enmudecidos y angustiados a los integrantes de la familia Ramírez en Cali.
El hombre apareció primero derrumbado en una especie de playa, en pantaloneta, sin camisa y embarrado. Luego se aprecia en otro video en el que está sentado, con el rostro marcado por fango y repite que no puede más.
Se escuchan voces de quienes serían venezolanos que le dan ánimos para que retome la senda.
“Tengo débiles las piernas, me duelen”, dice Ramírez y una voz le repíte ‘estíralas, vamos’. El colombiano pide que lo lleven, pero le dicen que “no se puede, ni que fueras flaquito. Nos agarró la noche”.
“La última noticia que tenemos de Héctor es que estaba en el campamento 3, pero no sabemos si sigue allí. Nosotros les decimos que nadie debe ir a un recorrido tan peligroso”, dice una de las allegadas desde el barrio Nacional de Cali.
Los familiares, en cadena de oración, piden a la Cancillería, a la Defensoría del Pueblo y a todos los que conozcan de su paradero “la misericordia para saber si está bien y le ayuden a salir de allí. La mamá está esperando saber de su destino”.
A mediados de agosto, por la misma red social, se mostraba a una mujer haitiana que había sido abandonada en el camino y que recibió ayuda de venezolanos.
Cuentan que tenian cuatro días caminando y el grupo la dejó botada. “Nosotros somos venezolanos no la vamos a dejar morir. Si es de caminar dos ó tres días más nos la llevamos. Como venezolanos hacemos este gesto humanitario”.
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