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Opinión

La mujer como imagen de la política en Venezuela Opinión por Zarina García Ávila

Dirigente política y activista del movimiento de Griselda Reyes en Anzoátegui 


Para la gran mayoría de ciudadanos es preocupante la exacerbación del machismo, que consideramos, se ha producido en estos últimos tiempos de confrontación política en Venezuela, de querer llamar la atención sobre el hecho de que las conductas, el discurso y las prácticas políticas con que se expresan algunos actores de la polarización, se reflejan en la falta de solidaridad con los partidos políticos y más aún cuando estos son liderados por mujeres.


Las expresiones con que se califican, (a puertas cerradas entre ellos) a las mujeres que actúan en política, son reflejos de ideas machistas que acompañan el calentamiento del espacio de discusión; cuando se trata de mujeres ubicadas en el bando contrario se utiliza el lenguaje machista descalificador o simplemente ignoran su existencia.


En la Organización de los Derechos Humanos se ha insistido en que la exclusión social es uno de los principales problemas de nuestro país. Quienes dirigen o pretendan llegar a dirigir desde el Estado las políticas públicas, para responder a las necesidades de sus ciudadanos deberían empezar a reflexionar en torno a sus propios discursos y dar en reconocer la presencia de la mujer como líder político. Este es un tema que tiene que ver con el modo en cómo se concibe y ejerce el poder de la sociedad y la calidad misma del ejercicio democrático. 


Estamos claras que algunos partidos políticos tradicionales formados dentro de la cultura de discriminación y la jerarquía sexual desarrollan personalidades autoritarias.. La pregunta que podríamos hacernos ante este panorama es acerca de nuestras reales posibilidades de construir una sociedad participativa y democrática, cuando el tema de la sexualidad ha sido y se practica, históricamente politizado por el patriarcado, que ha reservado los espacios y ejercicios del poder al género masculino, sus valores y prejuicios, donde puede parecer banal una discusión sobre el machismo presente en la retórica de confrontación y la crisis política que vivimos en el país. 


Ese sería el reto para un pensamiento democrático alternativo, que rescate el espacio político para todos, llenándolo de la riqueza que es inherente a la diversidad. 


El aprendizaje de vivir en democracia no acaba consolidarse positivamente ya que son numerosos los sectores de la sociedad todavía excluidos, ya sea por razones de discriminación, o recursos para acceder a estrados comunitarios participativos o, simplemente, por ignorar que se cuentan con tales derechos. 


En nuestro caso la ciudadanía plena es, sin embargo, un reto presente para las mujeres que, a pesar, de los logros conseguidos, no se consolida como garantía que la respalden e igualdad de oportunidades que las ubiquen como coprotagonista en el escenario político, contribuyendo de este modo al fortalecimiento de la sociedad civil y, a la ampliación de la democracia.


Si la mitad de nuestras empresas fueran dirigidas por mujeres y la mitad de nuestros hogares por hombres, las cosas serían mejores” Sheryl Sandberg.

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