Se trata de la película “Argentina 1985”, que presenta el juicio civil contra los mandos militares de las Juntas que gobernaron Argentina de 1976 a 1982, y que fueron responsables de asesinatos y torturas.
Les aclaro que no soy crítico de cine.
Mi recomendación de la película para la cúpula del régimen, especialmente después del informe de la comisión de la ONU que estableció que la violación de los derechos humanos en Venezuela no obedece de ninguna manera a la terrible acción de abusos de poder por agentes de las fuerzas de seguridad del Estado que actúan individualmente de forma autónoma, sino a una acción sistemática, planificada, organizada y desarrollada desde el Estado y por supuesto ordenada por quienes detentan el control del poder del gobierno.
Es bueno señalar que el informe de la comisión sugiere que las ordenes emanan desde el propio presidente Maduro.
En “Argentina 1985” la actuación de la fiscalía se enfrenta a la acción de los militares que a partir de esgrimir la lucha contra la subversión rebasan todo límite moral, ético y político e imponen como forma política la lógica de la guerra como reemplazo de la lógica política, cancelando, precisamente, la política, adjetivándola como una actividad subversiva desarrollada por delincuentes sociales, comunistas, revoltosos, etc. a los que, por tanto, hay que asesinar, torturar o desaparecer.
En Venezuela desde el Estado se ha asesinado, se ha torturado, se ha desaparecido a gente, los ejemplos son numerosos y creo que yo mismo he enumerado por estas notas varias veces algunos nombres, de verdad, solo algunos nombres de los muchos que han sido asesinados, desaparecidos y torturados, por ejemplo, de:
Rodolfo Gonzales, quien se “suicidó” en prisión, Carlos Andrés García muerto en el SEBIN por no ser atendido medicamente cuando su estado de salud era precario, Fernando Alban, otro “suicidio” que por presión el Fiscal William Tarek Saab se vio obligado a reconsiderar, luego como un asesinato, Oscar Pérez asesinado después de entregarse de un tiro en la cabeza, ajusticiado por un militar de alto rango que se ufana en público de “tal hazaña”, Rafael Acosta Arévalo, torturado feroz y sádicamente hasta asesinarlo, el general Baduel, antiguo héroe de la revolución muerto en prisión en una situación confusa, donde se señala a un médico que terminó siendo cómplice de la entonces ministra de Asuntos penitenciarios Iris Varela.
Sería bueno que hombres como Maduro, Cabello, Padrino, Ceballos, Hernández Dala, el propio fiscal Tarek William Saab, el gran maquillador de la justicia venezolanos, los hermanos Rodríguez y hasta la inefable Cilia Flores, que según su esposo suele acostarse muy tarde en la noche viendo las serie “los juegos del Calamar” vean la película que aquí les recomiendo.
Que se fijen en el rostro de los generales enjuiciados, especialmente el de los generales Videla y Massera, asombrados, frustrados ante la demanda de justicia de una sociedad entera y entiendan que mas temprano que tarde saldrán del poder y que las muertes , las torturas, las desapariciones, los estropicios que han generado en el seno de familias enteras de venezolanos estarán allí aguardando la demanda de justicia que el país reclamará, pero sobre todo que escuchen los once minutos que dura el monologo final del fiscal Julio Strassera y que su frase final se les siembre en la cabeza por siempre:
“Nunca más”
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