1) Cuando al terminar las recientes elecciones -en realidad no fuerón tales- en Nicaragua, Rusia y China, además, de alabar el «apego» del proceso electoral a normas de transparencias y equidad, reconocieron los resultados que favorecieron al dictador Ortega y, siendo, que esos mismos Paises, son fundamento politico, económico y diplomático del régimen que preside Nicolás Maduro, pués, uno perfila, parte de las inmensas dificultades que el pueblo venezolano tiene que superar para la reconquista de la libertad. Somos parte de un entramado proceso geopolitico donde imperios emergentes, con China a la cabeza, le disputan a los EEUU el liderazgo planetario siendo de interés para «otras naciones», también poderosas, que internamente se preserve el «estado de cosas» -socialismo del siglo XXI se le llama- que nos asfixia socialmente.
2) La fractura de la «coalición opositora dominante», el llamado G4, evidenciada en la posición de Primero Justicia, mas aún, entre otros, por motivos que tienen que ver con un manejo turbio de recursos públicos, simplemente, amén de lo gravísimo de la denuncia, nos habla de la ausencia de un «comando unificado de dirección», que además, hace tiempo no existe pues organizaciones politicas e individualidades influyentes rechazan el monopolio que solo 4 se abrogan, sin el cuál, es decir, el «comando unico de dirección», es casi impensable salir del atoyadero en que nos encontramos como sociedad; naturalmente la circunstancia acá señalada, tiene nefastos efectos en el apoyo activo que la Comunidad Internacional ha manifestado sobre el «caso Venezuela».
3) La composición de la votación opositora el 21/11 entre los grupos de partidos, el G4, de un lado, la Alianza Democrática, de otro, y un tercer bloque donde destaca por la votación obtenida Fuerza Vecinal, sumando los tres una cantidad de votos superior a la obtenida por el PSUV, pero inferior si la comparación es individual, dice nitidamente que es necesario, obligatorio, imprescindible construir un sólido bloque opositor donde esten todos aquellos que de verdad verdad no tengan compromisos con el gobierno y tengan por objetivo supremo salir de ésta tragedia que nos agobia.
4) Barinas podria ser el punto de partida en la construcción de ese anhelado punto de encuentro. Mas aún: creo que comenzó. Ojalá termine de germinar y de frutos. Ojalá. El deslinde que se observa en la denominada Alianza Democrática apunta en esa dirección.
5) El 21/11 en tierra de Alberto Arvelo Torrealba habló el pueblo. El partido de la manito ganó las elecciones a traves de su abanderado el Ing Freddy Superlano; en consecuencia, o mejor, si somos de esencia democrática, es a ese sector de la oposición a quien le corresponde liderar todo lo concerniente para repetir el triunfo escamoteado. Al menos para mi eso no tiene discusion.
6) Se eligió a Sergio Garrido para representar a la oposición en la contienda venidera. Simple: por el votaré.
7) A modo de conclusión: tenemos que ganar… pero no es cierto que el mandado está hecho. Hay muchos charcos que saltar. Muchos. Algunos profundos y anchos. Tampoco lo es, que si se gana eso significa el principio del fin del régimen. No desconozco el valor agregado de un potencial triunfo en Barinas, dado el apego a fetiches simbolismos propios de ideologias de izquierdas. Pero al final es simbolismo y nada más. Los factores reales de poder internos y externos que sostienen al régimen no se modificarán debido a los resultados el 09/01.
Ahora, si se concreta – está por verse- la conjunción de todas, de todas las fuerzas opositoras en el supremo objetivo de ganar, sin mezquindades, sin zancadillas de parte de quienes lideran y además, Caracas, siempre Caracas, asume la lección, la Unidad, posiblemente a lograrse en Barinas constituiría ejemplo e inicio de un claro camino sobre lo que se debe hacer. Seria, en la jerga de los economistas, un «valor añadido» y de inmensas dimensiones que se obtendría. Amanecerá y veremos, decia con frecuencia Carlos Andres Perez.
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