Un hombre que le quita la libertad a otro hombre es prisionero del odio, está encerrado tras las rejas de los prejuicios y la incapacidad de ver más allá… a los oprimidos y a los opresores se les priva de su humanidad por igual. Nelson Mandela
Cuando se observa una injusticia y algunas personas guardan silencio porque no les importa, el rostro de la injusticia se hace chocante.
Esto es lo que demuestra la historia del pianista Guillermo Castillo Bustamante, quien vivió momentos difíciles en la cárcel de Ciudad Bolívar por oponerse a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero aun así escribió un poemario llamado “Escríbeme”.
Castillo Bustamante fue expulsado del país en 1957 y se exilió en Costa Rica con su amigo Alfredo Sadel.
El tenor venezolano, al enamorarse de la música y la letra de este poema, la difundió por toda Venezuela.
Sadel interpretó “Escríbeme” por primera vez en El Show de las Doce, que se transmitía a través de Radio Caracas Televisión.
Con el tiempo, diferentes artistas versionaron esta canción, como Lucho Gatica, Javier Solís, Simón Díaz e Ilan Chester. A propósito de lo antes dicho, en las redes sociales se ha denunciado una injusticia que ocurrió en Bolivia, en el llamado “golpe de Estado II” de la expresidenta Jeanine Áñez.
Un tribunal de Bolivia ratificó la sentencia de 10 años de cárcel para Áñez debido a la forma en que asumió la Presidencia interina del país en 2019. La defensa de Áñez ha pedido aclaraciones sobre este fallo ante las contradicciones encontradas en la sentencia.
Mi indignación al conocer esta noticia por medio del abogado Luis Guillén, uno de los defensores de Áñez, se debe a que a través de un documento de 351 páginas se explicó que “los elementos que han sido apelados” no revestían ningún carácter susceptible de revisión a la luz del derecho y se “ratifica la resolución emitida en una primera instancia”, es decir, “los 10 años en contra de la ex mandataria por el delito de resoluciones contrarias a la Constitución” e “Incumplimiento de deberes”, sin reparar en que ambos tipos penales han sido objeto de modificación por el Art. 2 de la Ley N° 1390, de 27 de agosto de 2021, dos meses antes de la acusación formal.
Áñez ha sido arbitrariamente etiquetada como la autora del Golpe de Estado ll. Es vergonzoso que en medio de esta intromisión política, la población boliviana y el resto del mundo desconozcan las arbitrariedades que hay detrás de este proceso penal.
En la página 9 de la acusación formal aparecen preceptos legales que ya no están vigentes debido a la promulgación de la Ley 1390.
Es inadmisible que tanto el Ministerio Público como los acusadores particulares crean que tienen control absoluto sobre la administración de justicia y que puedan, sin más, utilizar textos legales que ya no están en vigor para acusar a personas con el único fin de mostrar su poder político por encima de una administración imparcial e independiente.
En consideración de algunos juristas bolivianos: la obligación del Ministerio Púbico era la de reevaluar los hechos inherentes a la supuesta comisión de los delitos imputados, confrontarlos con la nueva tipificación penal (Art. 153 y 154 del Código Penal modificados por el Art. 2 de la Ley 1390) y demostrar en función de los nuevos preceptos legales que evidentemente existió la comisión de los dos delitos, que injustamente su comisión se atribuye a la ex mandataria y otros demandados.
Este asunto tiene un tufillo de venganza.
En Bolivia, parece muy común la idea de que el oponente político es tu enemigo y de que, cuando tienes el poder, puedes vengarte de él.
Pero podemos afirmar sin temor a equivocarnos que Áñez no actuó así durante su gobierno interino.
Cuando Evo Morales salió de Bolivia, no se le puso ningún obstáculo y se respetaron todas sus garantías constitucionales. De hecho, fue él quien renunció y nadie quiso ocupar el cargo en ese momento.
Áñez era entonces la segunda vicepresidenta del Senado de Bolivia y asumió la Presidencia siguiendo la línea de sucesión, después de que Morales, su vicepresidente y los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, todos miembros del partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), renunciaran.
Tras casi un año en el poder, y a través de las elecciones, el MAS regresó al poder con Luis Arce. Nadie fue inhabilitado para participar en las contiendas electorales y Áñez no se postuló como candidata presidencial, solo buscó garantizar la estabilidad democrática en la tierra de Bolívar.
La ratificación de la condena a la expresidenta Jeanine Áñez, tendría, entre tantas motivaciones, un hecho singular:
Jeanine, con gallardía, al final de su gobierno rindió homenaje a los soldados que mataron al Che Guevara.
El Che fue ejecutado con una herida en una de sus piernas después de ser capturado, y el entonces ministro de Defensa, Fernando López Julio, lo presentó como una advertencia a los comunistas latinoamericanos.
Sin embargo, algunas críticas, como las de Carlos Soria, descalificaron los improperios lanzados contra la figura del Che por ser desaforados, groseros y amenazantes. En su cólera, Soria acusó a Añez y a López de retroceder a los peores tiempos de la Guerra Fría…
En todos mis artículos de opinión busco denunciar las injusticias, y recuerdo especialmente el caso del empresario boliviano Juan Kudelka Zalles, ex preso político de Evo Morales.
En su momento, Zalles denunció que le habían ofrecido su libertad a cambio de mentir e incriminar a terceros, y mostró una fotografía del investigador Wilson Pérez, quien bajo el mando del ex Fiscal Soza, le había hecho tal proposición.
Zalles rechazó el trato porque no quería mentir, y por eso estuvo preso sin haber cometido delito alguno. Gracias a la presión ejercida por los medios de comunicación internacionales, logró finalmente obtener su libertad. Espero que de igual forma obtenga Jeanine Áñez su libertad, en nombre de Dios Todopoderoso.
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