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#OPINION Por Antonio José Monagas: ¡Alerta! Universitarios…

Desde que las universidades existen, no han faltado intenciones por apagar la incandescencia del conocimiento que emana de su dinámica académica.

Sobre todo, por parte de quienes, desde posiciones de poder político y económico, se sienten amenazados por aquellos procesos que procuran encontrar la verdad entre los resquicios más encubiertos que pudiera haber en medio de los contradictorios cursos de la vida. 

Nunca estas instituciones educativas, han dejado de experimentar los golpes y difamaciones que factores adversos han procurado contra ella. Más aún, en tiempos de tiranía.

Sin embargo, pese a tan abrumadores episodios que la historia ha testimoniado, la Universidad no ha descansado en su lucha por validar sus propósitos guiados por dignos y nobles ideales. 

Pero así se ha comportado la Universidad con sentido de sus objetivos. Más aún, la Universidad que se ha edificado con base en la autonomía. Entendida ésta como condición insustituible para avanzar entre los avatares propios de las circunstancias. Entendida como el soporte principal de la libertad de cátedra, de la investigación y de la extensión como actividad extramuros.

En ella se sustenta la vida universitaria y su derecho a vivir supeditada a la libertad de pensamiento y expresión. 

Es decir, la autonomía lleva a que se desenvuelvan como instituciones que honren sus responsabilidades académicas desde la visión de la universitas estudentium.

Tanto como de la universitas masgistrorum. Tal como primigeniamente derivó del compromiso que, históricamente, determinó su importancia universal.

En conclusión

Por eso, gallarda y valientemente, con el arrojo de quien lucha convencido por forjar futuro en democracia, las Comisiones Electorales Centrales de las universidades autónomas deben exponer siempre su vigor. Y el carácter de un reclamo que rechace el proyecto totalitario que, el régimen político venezolano, con la complicidad y abusos de la sala electoral del tribunal supremo de justicia, está instaurando en el país de manera obsesiva y desvergonzada.

Al exponer el crítico y pertinente manifiesto y todavía vigente, que para entonces aludía al problema que ilustraba el alcance de “los tentáculos del gobierno toda vez que pretenden abarcar todo, alterando el necesario equilibrio entre la sociedad civil, el Estado y el mercado” (El Universal; 22 Julio, 2010; p.1-6), la Universidad venezolana sigue siendo interprete y mediadora del clamor que comparten numerosos grupos, gremios, sindicatos, movimientos políticos y representantes del inmenso conglomerado social que vive las angustias inducidas por un gobierno militarista que desconoce derechos humanos y libertades fundamentales. 

Es así como la Universidad autónoma venezolana debe asumir la batuta del liderazgo que por históricamente le ha correspondido. Particularmente, porque es expresión del cuadro de atención que todo venezolano consciente comprende. Razón de peso para que los universitarios de actitud, pensamiento y corazón, estén aún más vigilante de lo que pueda significar cualquier agresión contra la democracia y las libertades del venezolano. Y por supuesto, de la propia Universidad autónoma. Aunque históricamente, los universitarios de pensamiento, corazón y actitud, han estado pendientes de toda rareza política o “jurídica” a empeorar las realidades. 

Aún así, es imperioso continuar llamando la atención de los miembros de la “comunidad de intereses espirituales”, así denominada por la Ley de Universidades. Y que, a decir del himno de la Universidad Central de Venezuela que la exalta como la “Casa que vence las sombras”. De manera que sus hombres y mujeres sigan manteniéndose vigilantes. En todo, por todo y ante cuanta rareza suceda. Por eso, esta disertación emplaza a mantenerse siempre: ¡Alerta! Universitarios…

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