Cuando votamos, nuestros valores son puestos en práctica y nuestras voces son escuchadas. Tu voz es un recordatorio de que importas porque sí, y mereces ser escuchado» Meghan Markle, Duquesa de Sussex
A pocos días de que se efectúen las primarias en Venezuela, convocada por la Plataforma Unitaria Democrática, a realizarse el 22 de octubre del 2023, me sumerjo en mis reflexiones sobre la escogencia del candidato de la oposición a la Presidencia de Venezuela para las elecciones del venidero año, con el aparente propósito de poner coto a todo los males del país, que muy bien los predijo CAP en el programa Primer Plano de Marcel Granier, por allá en 1998, alertó que si Chávez llegaba al poder su gobierno degeneraría en una “dictadura”.
No se peló, la padecemos en la actualidad, plagada de problemas económicos, escasez de productos básicos y medicinas, aumento del desempleo por el cierre de empresas privadas, hiperinflación, deterioro de la productividad y competitividad, corrupción política a más no poder, tanto, que, según allegados de esta revolución, piensan privatizar la distribución de la gasolina porque está quebrada y no es rentable.
En medio de estas cavilaciones, imposible que no vengan a mi mente bellos recuerdos de aquel pasado venezolano, cuando se acercaba el fin de la cuarta república, anunciado con frases proféticas, de las que me permito evocar una:
“Hay solo dos opciones, uno de nosotros será Presidente y aquel que sea electo dejará una huella imborrable porque marcará, con su presencia, con su capacidad, con sus intenciones, con su carácter, con su capacidad de unir o desunir a los venezolanos, todo lo que va a ocurrir en Venezuela en los próximos 15 años…”
Así lo vaticinó Henrique Salas Romer, quien se quedó cortó, nadie le paró, coloquialmente hablando, se segaron con aquella promesa del 04 de Febrero del 1992, el “Por ahora…” Frase del comandante Chávez que engatusó a muchos, hoy arrepentidos y víctimas de esos males generados por la llamada revolución bonita.
Improbable saber qué hubiera pasado si Salas Romer hubiese ganado la presidencia en el 98, de algo estoy seguro, mejor que Chávez, cualquiera, que con 3 dedos de frente no se hubiera puesto a vender ideología Castro-comunista como lo hizo él, utilizando para ello los recursos del país, en su lugar, cualquier otro gobernante hubiese solucionado al menos los problemas básicos que existían para el momento en nuestra República, y era previsible que Salas Romer lo hiciera, su gestión de Gobernador del estado Carabobo fue excelente, después de decidir aplicar la descentralización de los poderes públicos.
Pero… eso no paso y debemos vivir nuestra realidad, la cual, no es otra.
Nos agobian 25 años con esta revolución, especialmente por el abuso de poder y la corrupción, factores generadores de la crisis económica que acentuó Nicolás Maduro, para terminar en una emergencia humanitaria compleja nada fácil de superar y ahí está el reto de quienes se enfrentan en las primarias, también de aquellos que veladamente emplean puñaladas traperas en el seno del Psuv o del gobierno, que vendría a ser lo mismo.
Ante esta crisis, fundamentalmente política, los venezolanos que apostamos por un cambio en el país, elegiremos al candidato o la candidata unitaria de la democracia para la elección presidencial de 2024, con el ejercicio del derecho a expresarnos políticamente mediante el voto.
Ahora bien, se trata de materializar un propósito mayúsculo, consolidar un bloque contrario al chavismo con la elección de un candidato que aglutine las diferentes corrientes opositoras en 2024, premisa fundamental, si se quiere tener fuerza frente al oficialismo y que, después de años de constantes enfrentamientos y divisiones que han debilitado a la oposición, es necesario, obligatorio, diría yo, cristalizar, por encima de los sentimientos de frustración y decepción que se han pretendido sembrar en momentos cuando la sociedad venezolana demanda una oposición capaz de superar sus diferencias internas, que tenga una propuesta coherente y consistente, que se haga merecedora del apoyo popular y del reconocimiento internacional, y que pueda garantizar unas elecciones libres, transparentes y democráticas.
La oferta electoral opositora está conformada por once precandidatos, ya que Henrique Capriles Radonski renunció a la precandidatura y Freddy Superlano se retiraría para apoyar a María Corina Machado, quien dará vida a este contienda electoral junto a Carlos Prosperi, Delsa Solórzano, Tamara Adrián, Gloria Pinho, Andrés Caleca, Andrés Velásquez, César Almeida, César Pérez Vivas, Luis Farías y Roberto Enríquez.
Uno de ellos será el candidato opositor, de allí que titulé este artículo: El por qué debemos ir a votar a las primarias, pues la idea y/o deber es que todos en la sociedad venezolana nos expresemos y que sea una demostración cívica y democrática como reafirmación a la ruta electoral hacia 2024, en la búsqueda del cambio político que inspiró las primarias, vía democrática de unirse y de materializar un golpe de timón…
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