Su Majestad “Maléfico” el CoronaVirus
Antonio José Monagas
Sin idea precisa de cómo alcanzó la fuerza que lo proyectó como “Su Majestad, CoronaVirus”, logró escalar hasta el cargo supremo que le permitió apoderarse del mundo por completo. Aunque lo que más impacta, es que ascendió con apenas un simple trámite simbólico desprovisto del valor constitutivo que habría tenido en un proceso eleccionario cargado del ruido propio que ocasiona el proselitismo populista y demagógico. Y quizás, un tanto más allá. Tan especial proceso, podría llamarse algo así como “Monarquía Universal”.
Su maléfico poder, enmarañó todos los gobiernos, ideologías, territorios y sociedades que caben sobre el “planeta azul” O planeta “Tierra”. Incluso vale pensar, a manera de hipótesis, que algunos nobles ascendientes (AHN1, SARS, MERS, Virus de la gripe española, entre otros) pudieron influir en el manejo subyacente para que el CoronaVirus alcanzara el trono. Aunque la falta de pruebas contundentes, impide afirmarlo.
Sin embargo, algunos hechos dan cuenta de que el ascenso al poder de Su Majestad “Maléfico” el CoronaVirus, (lo de “Maléfico” es por mérito propio) se veía venir dado que las energías que mueven al mundo comenzaban a debilitarse ante el pronunciamiento de voces agoreras que clamaban algo cundido de alevosa opacidad, no solamente en dicha línea de sucesión real. Igualmente, de cara al mundo en su totalidad.
Este preámbulo vale a modo de caracterización especulativa de la violenta irrupción del CoronaVirus, en medio de realidades en las cuales era impensable que un suceso así adquiriera la fuerza de la peor catástrofe que hubiese golpeado la humanidad en unos cuantos siglos de historia. No sólo al trastazo ha sido en menoscabo de la salud de la población de todas las edades. También, ha sido en detrimento de la economía. Y por supuesto, en perjuicio de algunos sistemas políticos. O quizás, a favor de cambios que más adelante exhibirán sus efectos. Ya sea para bien o para mal. Aunque todo depende del cristal a través del cual se mire el horizonte. Y del esfuerzo que puede irradiarse desde la espiritualidad, la honestidad y la dignidad de personas de paz y desarrollo.
Lo que si puede asegurarse, es que no sólo ha sido la salud de numerosos colectivos la que salió profundamente aquejada ante el arrecio de medidas tomadas, despóticamente, por Su Majestad “Maléfico” el CoronaVirus. Lo mismo sucedió con la economía que desde un principio, incluso previo al ascenso del referido Rey, algunos países daban demostraciones de graves desarreglos en su manera de vigorizar importantes y necesarios procesos económicos. Aunque no puede negarse que detrás de muchos de tales desórdenes de economías nacionales con repercusión en el ámbito internacional, confabularon subterráneamente para conculcar hechos y razones de la dinámica económica que venía llevándose a cabo.
De esa forma la proclamación de Su Majestad ¨Maléfico” el CoronaVirus, obtuvo el éxito que sus ideólogos estimaron con la oscura finalidad de hacer del correspondiente Reino, lugar para desgraciar, pervertir y arruinar en lo posible cualquier cantidad de procesos que tocan la salud, la política y la economía. Fue ahí cuando la Organización Mundial de la Salud, OMS, actuando cual Regidor Real con rango de omnímoda facultad que por ley tiene, lo declaró “pandemia”. Así que cumpliendo sus deberes esta institución, aunque fungiendo como actor secundario, hizo que dicha proclamación acuciara la mayor de sus fuerzas para importunar distintas contingencias que tuvieran cabida en los espacios de tan globalizado, amenazador y dañino Reino.
Desde tan particular momento, la realeza originaria adquiere la connotación de “Potencia Territorial” razón por la cual la devastación trazada a nivel de temerario plan real, creció exponencialmente. Sólo que la inteligencia de gobiernos que adoptaron la democracia como sistema político para alcanzar un anhelado Estado de Bienestar, se convirtió en fundamento para ganar el terreno necesario desde el cual se instituye el legítimo derecho a resistir al flagelo que por ahora representa la maldad contenida en tan irrisorio tamaño. De apenas unos nano-milímetros que configuran la pérfida imagen del agresivo virus, Convid-19. También llamado SARS-COV-2.0.
Aunque vale el sarcasmo para que el mote que le asigna esta disertación, ponga al descubierto toda la malignidad que hay debajo de su impúdica condición totalitaria y hegemónica. Así es Su Majestad “Maléfico” el CoronaVirus.
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