Belsy, Pedro y Xiomara fueron perseguidos por trabajar con el tándem Machado-González.
Sus condenas: resguardar las actas y organizar las elecciones. Por el lado de EEUU, personas como Miguel vuelven a emigrar para huir de las políticas migratorias del presidente.
Por defender la verdad, Belsy Montilla tuvo que huir. Coordinadora en Boconó (estado Trujillo) de Vente Venezuela -partido liderado por María Corina Machado- resguardó las actas que confirmaban la victoria de Edmundo González en su municipio, y con ello, captó la atención del régimen. «Después del 28 de julio [día de las elecciones], yo nunca pude volver a mi casa, siempre estuve resguardada».
Ese 28 fue el último día que esta venezolana vio a su padre con vida. Él murió el 14 de agosto y ella ni siquiera pudo despedirse. «Sólo pude ir cinco minutos al entierro porque en la iglesia estaba rondando el Sebin [Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional]», cuenta con la voz rota. Evitaba el encarcelamiento. Antes de llegar a España, estuvo tres meses escondida con sus dos hijas.
Este lunes se cumple el primer aniversario de las elecciones presidenciales de Venezuela. La fecha que millones de personas marcaron en su calendario como el día del inicio de una libertad que, un año después, no llega, y que ha desatado una nueva ola migratoria. Venezuela encabeza la lista de países solicitantes de asilo en la Unión Europea, según datos de la Agencia de Asilo de la UE.
En mayo de 2025, las peticiones de estos ciudadanos se incrementaron un 21% en comparación al mismo periodo del año anterior. La institución atribuye el aumento tanto a la inestabilidad económica y política en Venezuela como a las políticas migratorias restrictivas de EEUU. Por culpa de Maduro Superbigote y de Donald Trump, mayo registró 8.210 venezolanos solicitantes de asilo en la UE, el 94% en España.
Belsy, de 47 años, es una de esas demandantes de protección. Desde hace un mes ya cuenta con permiso de trabajo. Ella es licenciada en biología y química. En Venezuela era docente en un colegio. Pero en España es auxiliar de domicilio de personas mayores. A su vez, sigue trabajando con su partido a distancia. «Aquí me he conseguido con gente, como dicen los españoles, muy maja», comenta agradecida.

El sociólogo Tomás Páez, experto en la diáspora venezolana, divide las olas migratorias en tres momentos históricos: «El primero ocurrió en 1983, fue un pequeño flujo cuando se produjo la devaluación de la moneda. El segundo, en 1989, con el Caracazo [un estallido social tras el anuncio de un paquete de medidas económicas impulsadas por el entonces presidente]. Y el tercer gran movimiento, a partir de la llegada de este gobierno [chavista]… Desde el día 1 de la llegada al poder, empezó un éxodo que no ha frenado. El 99% del éxodo se ha producido en este último cuarto de siglo».
Según estudios del Observatorio de la Diáspora Venezolana, presidido por Páez, de 1999 a 2015, el éxodo se contabilizaba en una media de «120.000 personas por año». A partir del año siguiente, pasó a ser de «1.600.000 o un 1.700.000». Entre 2016 y 2019, el número de emigrantes se multiplica por 10, hasta llegar a la actual cifra que sobrepasa los 8 millones. El dato es impreciso porque en Venezuela no existen datos oficiales de la diáspora, por lo que las estimaciones se hacen a partir de las cifras de los países de acogida.
EEUU Y ESPAÑA, ENTRE LOS PRINCIPALES DESTINOS
Hasta 2015, «el principal país de destino fue Estados Unidos, seguido de España». El primero, por la «estrecha relación de la población venezolana» con empresas e inversiones estadounidenses. El segundo, por aquellos españoles y otros europeos que migraron a Venezuela en el siglo pasado, y cuyos descendientes ahora retornan.
Ese es el caso de Pedro Antonio Mendonça, de 32 años, con doble nacionalidad venezolana y portuguesa. Él es coordinador del partido Vente y del Comando con Venezuela en el estado Guárico, por lo que fue perseguido. «Eso fue lo que me motivó a salir del país, antes de correr con la suerte de muchos de los compañeros que fueron secuestrados», justifica.
A mediados de septiembre, Pedro huyó a Portugal, pero en abril decidió poner rumbo al país vecino. Siente que «los españoles te hacen sentir como en casa». Este venezolano treintañero es comunicador social y cuenta con un posgrado en Gobierno, Liderazgo y Gestión Pública.

Xiomara Sierra, directora del Comando con Venezuela en el municipio Sucre (estado Miranda), justo donde vota María Corina Machado, también tuvo que abandonar su país tras las elecciones. Esta joven de 35 años ha sido nombrada (y amenazada) múltiples veces por Diosdado Cabello en su programa Con el mazo dando. La acusan de incentivar protestas tras el 28J. Tiene orden de captura.
Esta venezolana no quería irse, pero su familia se lo imploró. Ni siquiera pudo fundirse con ellos en un abrazo de despedida y sólo tuvo tiempo de coger una mochila. Tras meses resguardada en Caracas, huyó a Colombia, disfrazada y por vía terrestre. En ese país también tuvo que permanecer escondida, por miedo a que los tentáculos del régimen la alcanzaran.
A finales de enero de 2025, llegó a Madrid. «Agradezco muchísimo a España por recibirme… Yo quiero aportar lo mejor de Venezuela», afirma. ¿Por qué se decantó por vivir su exilio en este país? Porque para ella es «lo más cercano a Venezuela».
Aquí Xiomara ha solicitado asilo político. Ella es abogada y cuenta con un posgrado en política internacional. Su permiso de trabajo estará vigente el 4 de agosto. Está ansiosa por trabajar y compartir sus conocimientos. Entretanto, se dedica a grabar su podcast, Con la gente, que comparte en su canal de YouTube. En él, que conversa con sus compatriotas desterrados sobre la situación venezolana.
La ‘caza de inmigrantes’ de Trump
Pero Nicolás Maduro no es el único responsable de la migración forzada hacia España. También lo es Donald Trump. La eliminación de permisos como el estatus de protección temporal (TPS) y la persecución a migrantes en EEUU han encaminado a los venezolanos a Europa.
Así le pasó a Miguel, de 51 años, recién llegado a Madrid el 7 de julio, junto a su esposa y su hija. La familia emigró a EEUU en enero de 2023, amparados por el parole humanitario, un permiso especial aprobado por el gobierno de Joe Biden que permitía, hasta que Trump decidió lo contrario, que una persona en vulnerabilidad permaneciera legal y temporalmente en el territorio.
«Entendimos que estar allí era una situación de riesgo, en virtud de que conocimos casos de primera mano de gente que estaba legal todavía, incluso con solicitudes de asilo, que es una protección internacional, y los metían presos», lamenta Miguel.
Por miedo, la familia optó por no salir de casa. «Se fue estrechando el cerco, cada día era más hostil: los venezolanos estábamos en la misma situación de estrés, un poco paranoide… En cuestión de una semana tomamos la decisión de emigrar». Y Venezuela no era una opción. Su familia padeció de cerca la represión: un primo de Miguel estuvo preso y fue torturado; cuando lo liberaron, murió. «No soy militante político, pero sí cargo un pequeño bagaje de amenazas… Además, volver de EEUU, sin ser deportado, definitivamente es un riesgo», enfatiza.
Así que Miguel está empezando otra vez de cero. «Todo pasa por adaptarnos nosotros a esta cultura y entenderla, respetarla, pero enriquecerla… Definitivamente creo que fue la mejor opción. Esperemos que todo salga bien y nos podamos quedar de manera legal». Para ello, cuenta con el apoyo de las fundaciones Talento 58 y Refugiados sin fronteras.

El sociólogo venezolano recuerda que «los migrantes migran». «El que migró a Colombia [por ejemplo], luego de estabilizarse, decide entonces migrar hacia España pensando en las condiciones que tiene Europa y, en particular España, con la misma lengua, cosa que facilita incluso que los migrantes venezolanos de origen italiano y de origen portugués terminen recalando en España».
Estefany Pérez es una de esas migrantes que migró. Su primer exilio fue en Argentina, en 2018. Esta joven de 27 años, que creció en la generación Chávez, tenía el plan de retornar a Venezuela el año pasado. Tenía su vuelto programado para el 13 de agosto. Pero la inestabilidad política acrecentada tras las elecciones le hizo pensárselo dos veces.
Tras un paso por Chile durante cuatro meses para participar en una serie en la que interpretó, justamente, el papel de una venezolana, llegó a España en diciembre de 2024. «Vine por vacaciones navideñas, y terminé tomando la decisión de quedarme al encontrarme con esta hermosura y con el primer mundo», sintetiza. Una de las cosas que más le atraen del país europeo es que «no hay xenofobia».
En su nuevo país, Estefany sueña con crecer en el mundo de la actuación. Actualmente, cursa una FP en producción cinematográfica y está tramitando su asilo. Consciente de que está construyendo una nueva vida, reconoce que ella no regresaría a Venezuela si Maduro sale del poder. Tampoco tiene certeza de echar raíces en España. «Mi futuro lo veo allá donde haya trabajo», aclara.
Por alguna inexplicable razón, los venezolanos se aferran a la esperanza. «El venezolano, por más que diga que ya perdió la esperanza, siempre se agarra a cualquier granito de fe pensando que se puede mover una montaña… Todos sabemos lo que pasó, y sabemos que es difícil. Pero que digan que no hay fe es mentira», indica Estefany, que aún sueña con un país «completamente diferente».
Los cuatro protagonistas de este artículo responden lo mismo al preguntarles si aún creen que alcanzarán la libertad próximamente. «En el fondo tengo la fe intacta… Confío en el liderazgo que ha demostrado María Carolina Machado», expresa Miguel.
En la misma línea, Xiomara afirma, con envidiable seguridad, que «María Corina Machado y Edmundo González encarnan el mandato del 28 de julio, que es mandato de la gente... Hay gente que puede pensar que esto no va a pasar, pero yo les digo: va a pasar [alcanzar la libertad], no hay duda». «Decía Churchill que ser optimista es lo único útil, y yo soy totalmente partidario de eso», agrega Pedro.
La mayoría de los desterrados de su patria sueñan con retornar al país que los vio nacer. Así lo manifiestan Xiomara, Belsy, Miguel y Pedro. «Sale Maduro mañana y yo pasado mañana estoy viendo con quién me monto para irme… Mi país me necesita», en palabras de Belsy.
Fuente El Mundo de España
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