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América Latina: España, la Miami de políticos e intelectuales venezolanos

El polémico general Miguel Rodríguez Torres, para la mayoría de la gente en Venezuela un cruel asesino y torturador, se suma al exilio criollo de periodistas, escritores o activistas procedentes del país latinoamericano

Cuenta la leyenda que el caraqueño Simón Bolívar se enamoró con tanta pasión de Madrid que allí encontró a la mujer de su vida. En una iglesia de Chueca se casó con la madrileña María Teresa Rodríguez del Toro, vivió en Atocha, sufrió calabozo en el Palacio de Santa Cruz tras batirse en duelo por un lío de faldas y enfureció al Príncipe de Asturias en Aranjuez.

Tras tantas aventuras regresó a América para enfrentarse al decadente imperio español, cambiar la Historia y convertirse en el Libertador de la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Perú, Panamá, Ecuador y Bolivia). Con sueños más modestos pero igual de intensos, en torno a medio millón de venezolanos han elegido a España como tierra de acogida en una diáspora que ya suma 7,5 millones de emigrantes.

Entre ellos sobresale el nutrido exilio criollo, que ha convertido territorio español, en especial Madrid, en el Miami de la política y el pensamiento venezolanos. Líderes como el ex prisionero político Leopoldo López o Julio Borges, principal estandarte de la centrista Primero Justicia (PJ); la presidenta de la Asamblea Nacional (AN) legítima, Dinorah Figuera, y su vicepresidenta, Auristela Vásquez; una decena de diputados como Ramón López, Milagros Valero, Romny Flores, Franco Casella o Eudoro González; la antigua fiscal general Luisa Ortega y la que fuera Defensora del Pueblo, Gabriela del Mar; dirigentes emergentes como el “vasco” Pedro Gil y una larga lista de políticos, estudiantes y activistas; además varios de los escritores de la narrativa más apasionante de las Américas, editores y periodistas.

“El exilio forzado es un proceso de desgarre interno que te obliga a empezar de nuevo abandonando quién eras para subsistir, te confronta a pruebas de humildad y a retos inesperados para medir tu resiliencia. Se vive nuestra patria en dos husos horarios y descubres siempre cómo puedes trabajar por ella en la distancia con la esperanza de regresar“, resume para EL MUNDO Casella, quien en sus ratos libres lucha en Madrid para evitar el cierre del colegio de la Purísima Concepción, al que van sus hijas.

Una subsistencia que ha obligado a malabarismos impensables a unos políticos a quienes Maduro eliminó sus salarios en 2015. Como ejemplo, la presidenta legislativa y cirujana Figuera, obligada a cuidar a una anciana en Valencia para sobrevivir tras huir a la carrera de Caracas.

También activistas de derechos humanos como Tamara Suju, quien sufre la persecución en su exilio de poderosos chavistas como Nicolasito Maduro, hijo del caudillo revolucionario, que ha contratado al despacho de Baltasar Garzón para denunciarla. O editores periodísticos como Miguel H. Otero, presidente del diario El Nacional, expropiado por orden de Diosdado Cabello. La misma persecución que obligó a huir de Caracas a Leopoldo López Gil, padre del líder de Voluntad Popular (VP), y quien hoy funge como eurodiputado del Partido Popular.

“Cientos de ciudadanos de a pie, líderes sociales y dirigentes políticos hemos empezado desde cero en España, pero siempre conectados en mente y corazón con la recuperación de la democracia en Venezuela. Es el sueño de todos los que estamos en el exilio”, confirma para EL MUNDO el activista Pedro Gil, quien desde Bilbao y con el respaldo del nacionalista Iñaki Anasagasti (nacido en Venezuela) ha trazado una serie de alianzas con las instituciones vascas.

Un exilio que desde ayer domingo cuenta con el general desterrado Miguel Rodríguez Torres, quien aterrizó en Madrid de la mano del ex jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en una operación muy criticada. “Venezuela, durante el Gobierno de Hugo Chávez, fue una dictablanda. La dictadura realmente se instala con el Gobierno de Maduro, entre 2014 y 2017, cuando el régimen hizo explícito todo lo que está dispuesto a hacer para continuar en el poder. Y eso incluye matar a los estudiantes, a quienes protestan. Ese régimen, con semejante desapego por los derechos humanos y esa represión tan dura, tuvo como artífice a Rodríguez Torres, quien construyó ese camino. Por eso es tan polémica su liberación. Evidentemente el general no fue apresado por violar derechos humanos, lo fue porque llegado un momento se le ocurrió ser presidente y competir contra Maduro. Ese fue su pecado mortal a los ojos del régimen”, precisa para EL MUNDO la analista Carmen Beatriz Fernández, residente en el País Vasco.

Empresarios boliburgueses enriquecidos gracias a sus relaciones con el régimen, incluso poderosos funcionarios en su día, como Hugo El Pollo Carvajal, jefe del espionaje chavista, o la antigua enfermera de Chávez transformada en tesorera de la nación por la magia revolucionaria, también eligieron España como vía de escape.

“Sólo espero que las autoridades españolas sepan separar el grano de la paja e identifiquen cuando un criminal o un delincuente se refugia entre españoles para escapar su destino, que es la cárcel“, subraya para EL MUNDO el escritor Juan Carlos Chirinos, “madrileño de Valera (municipio al pie de los Andes venezolanos)”. Karina Sainz Borgo, una de las grandes sensaciones de la literatura hispanoamericana; Rodrigo Blanco Calderón o Juan Carlos Méndez Guédez, entre otros, conforman el exilio narrativo de quienes se definen con orgullo como venecoespañoles, un término, veneco, que la xenofobia escupe contra los emigrantes más vulnerables en América Latina.

Tomado de Diario ElMundo.es

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