Nayib Bukele, “Emperador de El Salvador”, la imagen que abre esta noticia no es un meme, es la fotografía trucada y cargada de ironía que colgó unas horas el presidente de El Salvador en su cuenta de Twitter.
El mandatario respondía así a las críticas que está recibiendo desde múltiples frentes por su afán de acumular poder desde que accedió al cargo; se le critica por su forma autoritaria de gobernar; sus ataques constantes a la prensa, la oposición y distintos organismos e instituciones.
El pasado mes de septiembre, Nayib Bukele se definió como Dictador de El Salvador en esta misma cuenta de Twitter, después que miles de personas protestaran en su contra en las calles de San Salvador, con mensajes como “¡No a la reelección presidencial, no al bitcóin, no a la militarización o no a la dictadura!”.
Igualmente, el pasado 18 de octubre, después de la cuarta protesta en dos meses, en la que participaron unas 5 mil personas, según agencias de noticias, se leía: “Emperador de El Salvador”.
Es la manera como Nayib Bukele, ha respondido con ironía a la serie de protestas, que han cuestionado su gestión gubernamental y denunciado una deriva autoritaria que estaría poniendo en riesgo la institucionalidad democrática.
El Partido Nuevas Ideas
Nunca ha sido político de carrera o líder de una plataforma ideológica, es solo un publicista musulmán, que tiene su proyecto ser presidente y gobernar dando órdenes por las redes sociales.
Su estrategia electoral y retórica consiste en descalificar los logros de los gobiernos de ARENA y el FMLN.
Lo paradójico es que Bukele no puede afirmar que él sí ha limpiado la casa, pues es de dominio público el acuerdo político con el ex presidente Saca y la vinculación de varios de sus funcionarios al gobierno de Bukele, algunos de los cuales han sido señalados de lavado de dinero proveniente de la estatal petrolera venezolana PDVSA, a través de varias subsidiarias, entre ellas, ALBA Petróleos.
Un mito o realidad: índices de aprobación
Bukele sigue gozando de altos índices de aprobación –ha llegado a tener los más altos del continente, con 90 por ciento—, aunque recientemente, han bajado un poco, yo digo que mucho, por las sospechas de varios de sus funcionarios al gobierno, algunos de los cuales han sido señalados de lavado de dinero; así mismo, los temores crecientes sobre el impacto de su gestión económica y, sobre todo, por la adopción del bitcóin como moneda oficial; según una reciente encuesta, casi ocho de cada diez ciudadanos la desaprueban.
Bukele cuenta con simpatías en la comunidad evangélica que es hoy igual en tamaño a la católica, aunque ha comenzado a recibir críticas de algunos pastores serio y apegados a la Biblia.
Fuerzas Armadas cómplice o sumisa
Bukele cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas como contra-prestación al bloqueo de los archivos para esclarecer responsabilidades en las masacres de El Mozote.
Una muestra de ello fue la usurpación de funciones de la Asamblea Nacional, cuando Bukele ingresó resguardado por el Ejército, intentó presidir una sesión que le aprobara un préstamo de 109 millones de dólares para el fortalecimiento de la Policía Nacional Civil y las Fuerzas Armadas.
Bukele no representa sino sus intereses personales y los de su familia; sus hermanos, que no tienen ningún cargo gubernamental, negocian con empresas chinas y otros inversores.
Un hombre de medios
Bukele ha mantenido siempre una relación antagónica con los medios de comunicación que, en general, son instituciones que no controla. Los acusa de difundir noticias falsas y de ser agentes de poderes extranjeros, financiados por multimillonarios como George Soros.
El Salvador tiene uno de los mejores periodismos de la región, incluidos diarios tradicionales y nuevos como ‘El Faro’. Son medios que hacen bien su trabajo y, por ello, reciben constantes presiones de actores criminales y del Gobierno mismo. La estrategia de Bukele es llamar a que la población los ignore y lo sigan a él en sus redes sociales.
Un chavito más…
Bukele tiene claras aspiraciones autoritarias y está dispuesto a cambiar todas las reglas, incluida la Constitución, con tal de mantenerse en el poder.
Su gobierno expresa un modelo personalista, inspirado en la figura de un Mesías, de un Salvador para el Salvador, a quien se le tributa culto a su personalidad, mientras ignora las reglas establecidas para gobernar y pretende reemplazarlas con una relación directa con el pueblo, mediante las redes sociales, y a nombre del pueblo que lo eligió.
Bukele no confía en nadie, salvo en su familia. ¿Sería factible que El Salvador transite hacia un régimen de partido único como en Venezuela?.
El fenómeno de Bukele podría terminar con Bukele, pero él tiene cuarenta años, podría ser reelegido y es posible que permanezca en el poder, unas décadas más. Un chavito más...
Si es la voluntad de Dios…
En desarrollo…
Enrique López Alfonzo
Periodista
584245428120
E-mail: elopez03@outlook.com
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