Los ancianos y los niños, el eslabón más débil de esta sociedad en donde cada quien anda en lo suyo sin preocuparse por sus semejantes y los políticos; menos, todos ofreciendo villas y castillos, para una vez cumplidos sus propósitos de llegar aunque sea a un Consejo Comunal, olvidar sus promesas dejando a los electores que les ayudaron a llegar con sus votos, en el más cruel de los olvidos.
Con 70 años, es lo que he visto a lo largo de mi vida. Que en la IV República estábamos mejor? Claro que sí, es verdad, pero no fue o era gracias a las atenciones va de los políticos y gobernantes que sí llegaban gracias a nuestros votos, sino a nuestro trabajo y a las condiciones del país que eran otras porque el saqueo, la corrupción, el vandalismo no fue tan abismal como ahora, fue progresivo y esta “gente” nos terminó de llevar a la ruina, a la desmoralización, a la desesperanza. Los ancianos y los niños somos en Venezuela la imagen del hambre, del abandono, del dolor…
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