Hay que decirlo, el diagnóstico es el correcto: sí señor, la conferencia episcopal ha identificado el o los problemas de la convocatoria electoral hecha por Maduro, ha detallado con precisión las necesidades más sentidas de la gente que quiere un cambio en democracia. Hasta allí, todos parecen acordar con el diagnóstico realizado por la CEV, no hay allí ningún reproche: no podemos dudar que el pueblo ha sido golpeado y sufre los efectos de una crisis económica, de una crisis moral, social y política y ha sido olvidado por quienes dicen ser sus representantes. Eso lo dice la CEV y es verdad. También dice verdad cuando señala que el proceso ha estado lleno de irregularidades de todo tipo desde la convocatoria y preparación del evento electoral, designación de los directivos del CNE, confiscación de algunos partidos políticos, inhabilitación de candidatos, amenazas, persecuciones y encarcelamientos de dirigentes políticos, el cambio del número de diputados, eliminación del voto universal, directo y secreto de las comunidades indígenas, etc… todo, todo, todo resulta inmoral.
Hasta aquí uno lee y si uno esta aburrido, porque son cosas de todos sabidos y se da por enterado de todo el documento de la CEV y omite la lectura del cuarto punto uno y digamos que uno se encuentra a alguien, un amigo por decir algo y este pregunta por la conclusión del documento de la CEV, uno responderá: “hermano la CEV llama a no votar”.
Pero no señor, después de hacer el análisis correcto, después de fustigar al régimen y llamarlo como se merece concluye: la abstención desmoviliza a la gente y esta pierde su esperanza en el futuro. Flores para la oposición que llama a no votar y otro ramillete para la oposición que se siente en “la mesita”
Yo sigo creyendo que la salida debe ser pacífica y electoral, pero no en el cuadro político que el gobierno ha estructurado para el seis de diciembre.
Por supuesto llamar a la gente abstenerse y no llamar a una movilización general y permanente antes, durante y después del seis de diciembre es un verdadero suicidio. Sino se llama a la gente a que se vuelque a la calle, que se movilice, que haga valer eso que llama la CEV la enorme “vocación democrática del pueblo” venezolano, entonces el 6 de diciembre, si la oposición se queda mirando la TV esperando que la nueva directiva baje por la escalera del segundo piso del CNE cerraremos el capítulo más nefasto de esta hora.
Por supuesto no hablemos tonterías como el análisis que hacen algunos radicales de que si fue el papá quien obliga a la CEV a concluir que no se debe llamar a la abstención. No creo que el papa haya dado esa orden y menos porque dicen que es kirchnerista o la conclusión efectista y radical de María Corina Machado, etc.
Lo que si es cierto y vale el desconcierto de la gente es que ese punto cuatro se presta a cualquier interpretación….que nos permite decir que los ejercicios de equilibristas son buenos para el circo pero en política a veces se pierde paso y solo nos espera el vacío sin que nada aguante la caída.
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