Memoria y verdad, pilares contra el silencio del Plan Cóndor.
Corría el año 1975 cuando, en un oscuro y secreto encuentro, se configuraba lo que se conocería como el Plan Cóndor, una operación coordinada por las dictaduras del Cono Sur para perseguir, torturar, desaparecer y asesinar opositores políticos.
Medio siglo después, la región celebra un balance histórico y ético que nos obliga, como sociedad, a reflexionar sobre la memoria, justicia y la democracia, porque este plan no solo fue un episodio de violencia estatal; fue un intento coordinado de borrar la disidencia, fragmentar las sociedades y someter a la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos.
Este mes de noviembre 2025, a 50 años de la firma del acta fundacional del Plan Cóndor, la directora ejecutiva del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del MERCOSUR (IPPDH), Andressa Caldas, dio una clase magistral en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, recuperando la clave histórica para entender cómo aquella coordinación represiva da paso hoy a una coordinación en pos de los derechos humanos.
Este cambio de paradigma, que va más allá de una mero ejercicio académico o simbólico, está inscrito en los órganos vivos del MERCOSUR: la creación de la Reunión de Altas Autoridades sobre Derechos Humanos (RAADH) en 2004 y la posterior institución del IPPDH en 2009 constituyen un “anti-Cóndor”, como respuesta institucional a ese pasado oscuro.
Esta transformación ha implicado no sólo la sanción de normas internacionales, sino también la consolidación de políticas públicas destinadas a la memoria, verdad y justicia.
El sello aprobado en 2023 para identificar Sitios de Memoria vinculados a las violaciones de derechos humanos durante el Cóndor, promovido por el IPPDH, supone un avance trascendental. En Paraguay, el Museo de la Justicia, que alberga el denominado “Archivo del Terror”, fue el primer espacio en ser señalado con este emblema.
Tuve el privilegio de conocer el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos (el “Archivo del Terror”) de Paraguay, en Asunción, de la mano de su Director, el Dr. José Agustín Fernández; la Lic. Rosa Palau, coordinadora del espacio, y un selecto grupo de profesionales latinoamericanos.
Recuerdo desde entonces la impresión poderosa que causa ese lugar, construido con el esfuerzo de quienes han hecho de la memoria un escudo frente a la barbarie.
El Dr. Fernández, como juez, fue pieza clave para la recuperación judicial de esos archivos que hoy exhiben la magnitud de la represión sistemática bajo el Plan Cóndor. Su acción judicial, siendo muy joven, fue decisiva para abrir la ruta hacia la justicia y la verdad.
Asistir a esta clase magistral y valorar los 50 años del Plan Cóndor a través de la lente histórico-institucional del MERCOSUR y el IPPDH, es recordar que la memoria no se confina ni politiza en vano. En ese sentido, recuperar la verdad es condición para la justicia y la reparación integral.
Con satisfacción personal y profesional, celebramos que instituciones como el IPPDH sigan vitales y que pueda asumirse su rol fundamentalmente en una América Latina que debe mirar con claridad hacia el pasado para construir un futuro digno y respetuoso de la vida y la dignidad humana.
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