No hay en todo el planeta una sola organización, gobierno tiránico, grupo extremista o secta con desmanes depravados, ruines o malignos con quienes el castrochavismo no se haya aliado. Las malas juntas, la sociedad con alimañas son la prioridad de los herederos de Chávez Frías, pues quien ande en malos pasos será su nuevo mejor amigo y tendrá su beneplácito. Interna y externamente su interés por encompincharse con cuanto bicho de dudosa reputación exista, merece el aplauso de los comandantes del caos, autores de la destrucción de mi país.
Tanto en instancias que por su concepto o razón de ser deben ser imparciales, cómo en gobiernos que se disfrazan con teorías de «centroizquierda», estas sanguijuelas izquierdosas escudriñan para conseguir otras alimañas y al comprobar que son de su misma calaña a pesar de las máscaras de dignatarios e intelectuales, pasan inmediatamente a ser socios de la bazofia socialista, comunista que a la corta o a la larga se traduce en destrucción de libertades o lo que es lo mismo: violación sistemática de los Derechos Humanos y enriquecimiento ilícito y descomunal de sus jerarcas.
Hay un tema que nos consterna en los últimos días a pesar de haber visto tanto dolor, tanta injusticia y padecimiento de nuestra gente, aún suceden cosas que nos ponen a llorar generando aún mayor rechazo a tanta inhumanidad de parte de algunos que manejan el poder de forma impasible y arbitraria.
El pasado fin de semana se reportó en todos los medios noticiosos un hecho que nos llamó la atención por su crueldad ya que no concebimos como, en nombre de la justicia y las leyes se ejecutan actos tan despiadados, inhumanos e insensibles como los emprendidos por Keith Rowley, Primer Ministro de Trinidad y Tobago, líder del partido Movimiento Nacional del Pueblo, al expulsar a 16 niños, sin sus padres, incluyendo uno de cuatro meses de nacido y nueve mujeres, lanzándolos al mar en unos peñeros o embarcaciones sin techos que no cumplían las más mínimas normas de seguridad, sin importar el mal tiempo que reinaba en ese momento. El autor directo de esta maldad hecha con tanta frialdad y alevosía se escudó en que cumple con las leyes esgrimiendo su papel de protector del pueblo de Trinidad y Tobago lo que no se conjuga con los tratados y las leyes internacionales que ha firmado su país al respecto, como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención sobre Refugiados de 1951, lo cual lo obliga a dar apoyo a los migrantes en calidad de refugiados. Mi opinión es que este no fue un acto de soberanía por parte del primer ministro, pues una deportación tiene otros protocolos a cumplir, por eso lo denomino expulsión ya que sin ninguna posibilidad de defensa los envió a una posibilidad con inminente peligro de muerte, lo que catalogo como un acto de soberbia y odio sin límites. Si revisamos en toda la historia mundial de los últimos 100 años, no se ha visto un caso ni siquiera parecido con tanta saña y maldad, o sea, es un caso sin precedentes que sólo se le ocurre a una mente enferma que no tiene el más mínimo respeto por la vida, los hijos y la familia.
Cuatro días de angustia se vivieron y pasaban las horas cuando se declararon desaparecidos producto del mal tiempo que reinaba en la zona mientras este déspota socio castrochavista seguía con su retórica de hacer cumplir leyes, sin escuchar las voces internacionales de instituciones de derechos humanos y gobiernos que se levantaron para condenar este hecho acusándolo de transgresor de toda norma migratoria.
Como es usual cuando se trata de hechos en los que los protagonistas de las atrocidades son sus panas, así sea agrediendo a venezolanos, la narcotiranía no levantó su voz para nada, ningún vocero de esta cofradía habló para al menos pedir fe de vida de este grupo indefenso, sin importarle la vida de niños y mujeres venezolanos; su prioridad era en esos momentos la celebración del cumpleaños del usurpador extranjero, narcotirano criminal, con pomposidad incluyendo mariachis. Quedó evidenciado una vez más que a Nicolás Maduro y su patota, no les duele la vida y el sufrimiento de los Venezolanos ya que los 16 niños y nueve mujeres estaban declarados desaparecidos y la lógica, el sentido común le imponía por lo menos postergar su celebración por solidaridad con los familiares de ese grupo de venezolanos pero definitivamente los narcomunistas son unos demonios o monstruos que no les importa nada la vida de nadie y solo practican el culto a la personalidad con su pan y circo para sostenerse en el poder. La ignorancia ya es un tema de peligro nacional pues todavía hay un 15 % de la población que los apoya, gente que a pesar de los bonos que les dan para acallar su descontento igual no les alcanza ni para el mercado de una semana, pasando a ser un séquito de COPRÓFAGOS sin amor a la patria.
Este sujeto, Keith Rowley, violador flagrante de tratados y acuerdos internacionales, aliado a ultranza de la organización criminal narcoterrorista que usurpa el poder en Venezuela escudado en su cargo como Primer Ministro de Trinidad y Tobago debe ser juzgado por su pueblo, no los representa ni los protege, es una pieza más en el ajedrez de la destrucción de Latinoamérica para perpetuarse en el poder.
Ha estado en Venezuela en 2018, donde fue recibido con honores de Jefe de Estado, invitado a Miraflores a suscribir varios acuerdos en los que se otorgan una cantidad de ventajas o beneficios a pequeños países a cambio del apoyo político y del reconocimiento internacional de la narcotiranía. También pudimos ver que en plena pandemia en los meses de mayo y junio cuando no se permitían vuelos internacionales la viceusurpadora Delcy Rodríguez fue a Trinidad de forma muy sospechosa y este cómplice encubrió todos los movimientos de la visitante.
En mis reflexiones desde la cárcel del exilio veo que esa organización criminal internacional sigue avanzando con sus propósitos y por eso no hubo ni habrá ningún pronunciamiento o nota de protesta por parte del narco régimen ante el gobierno Trinitario.
Gracias a los abogados defensores movilizados por la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) consiguieron aliviar el sufrimiento de esos niños y mujeres y se logró que un juez trinitario ordenara su liberación para cumplir cuarentena en espacios del ministerio de justicia de la isla.
Sólo almas depravadas sin sentido de solidaridad y amor fraternal, cosas que se aprenden en el hogar y en la escuela, son capaces de actuar de la forma en la que se actuó contra estos hermanos, este tipo de situaciones a pesar de que me entristecen, me levantan las fuerzas para seguir en la denuncia con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba
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