El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, resaltó este miércoles que el resultado de la elección presidencial del 28 de julio estará marcada por diversos factores, entre ellas la capacidad que tenga el candidato Edmundo González Urrutia para mover sus votos en medio de la abstención y el control del Gobierno.
“Los votos efectivos que logre mover NM, a través de la estructura de su partido y del gobierno nacional entero, con recursos infinitamente mayores que los de su adversario y su capacidad de estimular y/o presionar a los votantes chavistas y también a los utilitarios a votar”, explicó León en su cuenta de X.
No es verdad que el resultado de la elección del 28 de julio ya está claro y definido y que no existen espacios para las sorpresas.
— Luis Vicente Leon (@luisvicenteleon) June 5, 2024
Esa es la posición triunfalista que genera más problemas que éxitos. Incluso cuando los vientos son favorables, la mejor estrategia es esperar la…
El análisis íntegro
No es verdad que el resultado de la elección del 28 de julio ya está claro y definido y que no existen espacios para las sorpresas.
Esa es la posición triunfalista que genera más problemas que éxitos. Incluso cuando los vientos son favorables, la mejor estrategia es esperar la tormenta y prepararse para ella.
Para empezar, esta no es una elección sólo entre dos candidatos desbalanceados en términos de sus preferencias a favor de la oposición, aunque no a los niveles estrambóticos que algunos intentan vender.
Este es un evento electoral en el que el resultados dependerá de, al menos, cinco variables claves:
1) El número de votos efectivos que logre mover EGU, que se basan fundamentalmente en el endoso de María Corina Machado y la movilización espontánea provocada por el deseo mayoritario de cambio, presente en la población venezolana.
2) los votos efectivos que logre mover Nicolás Maduro, a través de la estructura de su partido y del gobierno nacional entero, con recursos infinitamente mayores que los de su adversario y su capacidad de estimular y/o presionar a los votantes chavistas y también a los utilitarios a votar.
3) los votos que logren captar los candidatos alternativos de la oposición y que sumados son una tajada significativa de la votación global opositora.
4) el total de la abstención, que arranca con cuatro millones de personas (20% de electores inscritos, que no pueden votar por estar fuera del país) a los que debe sumarse la población en Venezuela que no se presente a votar, independientemente de su preferencia política.
Esta es una variable incierta y difícil de proyectar.
Las encuesta no son buenas para estimar participación, pues hay un abismo entre la disposición manifiesta y el hecho de votar, que tiene que ver con la facilidad de moverse (espontánea o inducidamente), la motivación y esperanza sobre el resultado, el compromiso con su preferido, la confianza en el sistema electoral y los resultados, el ambiente de seguridad, la presión del entorno, entre otras cosas.
Es tan diversa la proyección de participación, incluso basados en las mismas encuestas, que algunos, los más optimistas, hablan de que votará el 80% de los electores presentes en Venezuela (unos trece millones y medio de electores, para un total de 36% de abstención sobre el registro electoral) y otros que toman directo la variable de seguridad de votación manifiesta y asumen que la votación será más cercana al 65% de los votantes presentes (11 millones de votantes, para una abstención total de 48% sobre el registro).
El resultado electoral en uno y otro escenario puede ser dramáticamente distinto, pues la abstención mayor se concentra, sin lugar a dudas, en el segmento opositor.
Mientras más electores se presenten, mayor la probabilidad de concretar la ventaja electoral de la oposición, pero mientras más alta la abstención, la preferencia manifiesta en encuestas pierde totalmente su validez y abre la puerta a un triunfo chavista.
5) el control institucional del gobierno nacional sobre la elección. No creo que valga la pena desarrollar mucho este tema, pues la ventaja de controlar las instituciones electorales, la definición del registro electoral, el número de centros presentes y su estructura, la presencia garantizada de testigos en todos los centros del país, la oportunidad de mantener centros abiertos hasta la hora que les convenga,entre muchas otras cosas, tiene sin duda un valor fundamental en términos del resultado.
Puede que para algunos lectores estos sean temas que prefieren ni pensar.
Y por supuesto veremos los ataques gafos a la realidad en 1,2,3. como si eso resolviera los problemas que se enfrentan. Pero eso es irrelevante, pues es una discusión de galería.
La clave es que las partes que dirigen el juego estén claras y trabajando para minimizar sus riesgos, porque aquí nadie está jugando carritos y el que se descuide…se lo lleva la corriente.
AN
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