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#INTERESANTE Altar de los muertos:  La sanación del alma tras una pérdida

Los Ángeles  — Montar un altar también llamado, ofrenda por el Día de los Muertos es mucho más que decorar un espacio: es un acto de memoria, vínculo, celebración y sanación, dicen familias que han perdido a sus seres queridos.

El altar cumple la función de recordar la vida de quienes fallecieron. Es una forma de decir: “Te tengo presente”. Según el Smithsonian Institution, la ofrenda incluye fotografías, objetos y otros elementos de los seres queridos para “honrar y recordar sus vidas”.

Los mexicanos, quienes celebran este día, van más allá para darle simbolismo a lo que se agrega en el altar; como el agua, porque se dice que los muertos llegan sedientos de visita, flor de cempasúchil para guiar sus caminos, la sal para la purificación del alma y la vela como luz para que los difuntos encuentren el camino a sus hogares.

Los altares “crean un vínculo simbólico entre lo vivo y lo que se fue”, dijo Susana Pereira, residente de Reseda, cuya familia se une anualmente para hacer un pequeño altar en su hogar para su abuelita, quien falleció hace 15 años de cáncer.

Sgún la tradición, durante estos días se cree que los espíritus de los difuntos pueden ‘regresar’ al mundo de los vivos. El altar funciona como un recibimiento: se colocan velas, flores, agua, alimentos y objetos queridos. A mi abuela nunca le falta el mole… un platillo que le encantaba.

La costumbre de armar altares tiene origen en rituales indígenas que luego se entrelazaron con tradiciones cristianas. Es por ese motivo, dice Pereira, que crear uno es sumarse a ese legado cultural, reconocer de dónde venimos, y dar sentido a lo que somos hoy.

“Además, personalizar el altar con objetos, historias y memorias de familia lo hace único”, dijo Pereira.

Sin embargo, para la familia Lozano, en la ciudad de Downey, montar un altar es “curar a través del recuerdo”.

La misma noche del 31 de octubre, Ana Lozano y su esposo levantan el altar para Guillermo Lozano, el padre de Lozano, quien murió hace cinco años por Coronavirus.

“El acto de montar un altar es terapéutico, nos permite procesar el duelo, compartir recuerdos, expresar gratitud, amor o respeto hacia alguien que ya no está”, dijo la señora Lozano.

“Mi padre murió a los 60 años, y antes del virus siempre fue una persona saludable así que no lo esperábamos. Tampoco nunca en casa habíamos creado un altar hasta que partió, y esto nos ha ayudado mucho a reflexionar sobre la vida y a dar gracias por cuando lo tuvimos vivo”, dijo Lozano.

De acuerdo con varios expertos, el ritual permite externalizar lo que sentimos, como tristeza, amor, culpa, alivio, mediante símbolos: fotos, velas, flores. Esto facilita procesar emociones que muchas veces “se quedan dentro”.

Asimismo, un estudio de National Library of Medicine, sostiene que los altares de este tipo otorgan sentido y significado a la vida de la persona que se fue. Mientras el doliente reflexiona la pérdida como parte de su vida en lugar de dejarlo solo como algo traumático.

Para Francisco Guerrero, quien también este año va a empezar a erigir un altar, el planear el ritual lo está ayudando a sentirse menos solo.

“Le dije a mi familia, hagamos un pequeño altar para mi madre. Así es que estos días he comprado pan de muerto en las tiendas mexicanas, calaveritas de dulce y velas”, dijo Guerrero, cuya madre murió hace tres años.

“Colecto detalles que le gustaban como ciertas flores, ciertos libros, hasta una aguja e hilo de tejer. Le voy a tocar su música favorita en mi Iphone y la recordaré de forma bonita”, dijo Guerrero, residente de Montebello.

De acuerdo con la Academia de Arte de la Universidad Autónoma de Hidalgo, “no se enuncia como una ausencia ni como una falta; por el contrario, es concebida como una nueva etapa: el muerto viene, camina y observa el altar, percibe, huele, prueba, escucha”, dice un escrito. “No es un ser ajeno, sino una presencia viva. La metáfora de la vida misma se cuenta en un altar, y se entiende a la muerte como un renacer constante, como un proceso infinito que nos hace comprender que los que hoy estamos ofreciendo seremos mañana invitados a la fiesta”.

“Siempre nos va a doler la pérdida de un ser amado, pero si de verdad creemos que nos visitan anualmente. Debemos de dejarlos descansar sin que nos vean sufrir su partida”, dijo Guerrero.

Entonces… ¿Por qué deberías hacerlo tú?

  • Porque es una manera activa de honrar a alguien que amaste y que ya no está.
  • Porque te ofrece un espacio para conectar con tu historia personal y familiar.
  • Porque te permite participar en una tradición rica de significado cultural.
  • Porque montar el altar y llenarlo de recuerdos ayuda a sanar, a compartir con otros, a pasar del silencio al reconocimiento.
  • Porque te da la oportunidad de transformar el recuerdo en algo tangible: un lugar, un momento, una ofrenda que dice “Te recuerdo, te celebro”.

Fuente: Los Angeles Times

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