Mucho antes de 2015, cuando la cultura de la cancelación alcanzó su mayor popularidad, ella siempre ha estado presente en la política venezolana. A través de ella y sin que recibiese tal denominación, el equipo que dirigió la campaña de Luis Herrera Campins con la colaboración del maestro Prieto, había pretendido liquidar, cancelar, a Luis Piñerúa Ordaz señalándole prácticamente como un analfabeta funcional y que solo había leído, mientras estuvo preso en la cárcel perezjimenista, las novelas de vaqueros de Marcial Lafuente Estefanía. Creo que tuvo un mediano éxito.
Pero, la llamada cultura de la cancelación, nunca tuvo tanta presencia en la política venezolana como con el advenimiento del chavismo en el poder. Con ellos, y especialmente con Chávez, alcanzó niveles superlativos, esto desde el momento mismo de su juramentación como presidente donde dio por cancelada la propia Constitución de 1961, al llamarla “moribunda”. Por cierto, a nadie le dio escalofríos cuando escucho semejante insulto al objeto de su propia juramentación.
Lo que ha ocurrido en esto veinte y tantos años de dominio chavista, en este sentido, ha sido la presentación de una larga lista de improperios e insultos con las cuales se ha tratado de liquidar moral, social y políticamente a los que piensan diferentes al régimen.
Algunos analistas hablan de “neolenguaje” para dar cuentas de la cantidad de expresiones lingüísticas conformando mensajes cuyo objetivo es el descredito de los otros. De esta manera se hizo de presencia diaria, tanto en alocuciones oficiales como no oficiales, incluso aguas abajo, utilizadas por el ciudadano común y hasta por sectores muy politizados de la oposición, expresiones como: majunche, oligarcas, antipatriotas, lacayos, apátridas, ladrones, mafiosos, trocheros, bioterroristas, pelucones, etc.
Hay en este sentido una diferencia clara con las prácticas del pasado, por ejemplo, cuando se dijo que Piñerúa Ordaz solo había leído novelitas de vaqueros, que se fijó en el imaginario venezolano y que desde entonces vio a Piñerúa como un iletrado que aspiraba a la presidencia, fue una expresión que, sin lugar dudas, fue entendido como una joda característico de las maneras venezolanas que ha practicado, lo que hoy se llama “bullying”, desde tiempos antediluvianos.
Pero, con el chavismo, esto asumió otro carácter y fue usado de la misma manera que fue usado en la Alemania nazi en su primera fase de liquidar a los judíos y a quienes se oponían al “nacional-socialismo”.
Ahora, está en pleno funcionamiento este fenómeno de la cancelación. Semanalmente uno de sus expositores mas prominente es Diosdado Cabello que en su programa “Con el mazo dando”, da rienda suelta a liquidar prestigios de los opositores, a quienes llama “mafiosos”, “ladrones”, “golpistas”, “magnicidas”, “inhabilitados” y hasta “maricones” de manera impune. A Diosdado Cabello, bien, le cabe la expresión: “Todo lo que necesitas lo puedes conseguir en la basura”.
Por supuesto Cabello no es el único, allí está el mismo Maduro y sus mano derecha e izquierda: los hermanos Rodríguez y uno que ha hecho una increíble aparición en días reciente: Kiko Bautista, a quien Claudio Nazoa bautizó como “el niño Rata”.
Bautista ha cancelado las aspiraciones de María Corina Machado y de Guaidó con los mismos argumentos del régimen, con los mismos giros, los mismos gritos y la misma rabia con la que suele referirse la nomenclatura chavista de los opositores.
Lejos quedó el 2013 cuando a Kiko Bautista lo botaron de Globovisión al pasar este a manos del empresario chavista Raúl Gorrín y Bautista lo acusó de haberse vendido al gobierno.
El tiempo, no pasa en vano y diez años después, Bautista ha cambiado ¿qué le pasó?, todo parece indicar que no hay almuerzos gratis.
Los lunes, miércoles y viernes Francisco Rojas y Ender Arenas están en Instagram: @franciscorojas282.
Comment here