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Opinión

Linaje Escogido, Ovejas de su Prado: La Raíz de Amargura, Por José Cándido Viloria



Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda malicia». Efesios 4.30, 31.


Al imperio del Dios Todopoderoso, elevo mis plegarias de agradecimiento, por su gracia y misericordia, para con su siervo, al permitirme desarrollar e hilvanar y recopilar contenido de su palabra, para la honra y gloria se su omnipresencia; bajo la conducción del Espíritu Santo, procuro decantar algunos tópicos sobre la RAÍZ de AMARGURA; como estudio que precede al próximo desarrollo sobre el ESPÍRITU SANTO; de tal modo que abordaremos los obstáculos que implica ser portador en nuestros corazones de la RAÍZ de AMARGURA; que según Hebreos 12:15, al respecto desarrolla: Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados; lo que se desprende de este contenido del nuevo testamento, que por atesorar inmundicia en el corazón podemos perder la gracia de nuestro Dios, alejarnos incluso de su misericordia; de allí la importancia de limpiar nuestro corazón y guardarlo como muy bien lo dice Proverbios 4:23, Sobre toda cosa guardada, guarda su corazón porque de él emana la vida. Ríos de vida debe emanar de nuestros corazones; pero para que fluyan, los ríos de la vida, debe haber un corazón limpio de toda Raíz de amargura; por un momento visualicen la raíz de un helecho creciendo y tapando todo lo que consigue a su paso; así mismo es cuando la raíz de amargura cubre tu corazón, el corazón deja de ser Rojo, y se pone negro, porque las raíces lo cubren; cuando ello ocurre hay un contristar del Espíritu Santo, y justo allí nos alejamos de la gracia de Dios, y de su misericordia; lean bien NOS ALEJAMOS, NO ES DIOS QUIEN SE ALEJA, somos nosotros quienes nos alejamos de su gracia y Misericordia, he allí el punto de inflexión.


La amargura no es uno, de esos pecados grandes o llamativos que se puede ver, creciendo en la superficie de nuestro corazón; No se puede mostrar como la ira ni producir grandes frutos podridos como la desobediencia, La amargura es un pecado durmiente. Crece o subyace, bajo la superficie, en lo profundo del suelo de nuestros corazones, que se arrastra, se disemina en la superficie y arropa hasta lo más recóndito; al respecto es bueno observar la raíz, que de acuerdo a wikipedia, es el primer órgano embrionario que se desarrolla durante la germinación de la semilla, Se distingue primero con una porción poca diferenciada, que constituye la radícula, Esta, al desarrollarse, llega a constituir la raíz primaria, con su tejido de protección en la punta denominado cofia o caliptra; y veamos también lo que conceptualiza LA AMARGURA, que denota un sentimiento duradero de frustración, resentimiento o tristeza, especialmente por haber sufrido una desilusión o una injusticia; cualidad de amargor, hiel, aflicción, pena, pesadumbre, pesar tribulación, disgusto, sufrimiento, desconsuelo, martirio, dolor, penalidad; cuando unimos estos dos conceptos, vemos un tejido de frustración andante, en el corazón de quien no ha cuidado su limpieza, a las manchas y tachaduras, que puede llegar a convertirse en una verdadera prisión de maldad que describe a la hiel amargura en Hechos 8:23; lo que lleva al creyente que se sienten completamente encerrados en prisiones espirituales reales; Esto es por causa de la amargura que está en el alma. La amargura actúa como una amnesia que ocasiona un olvido de todo lo bueno que hemos recibido de Dios y de las demás personas de su entorno; es como una estructura o caparazón, que nos arropa, nos cubre, nos ciega y no nos permite apreciar lo bueno de Dios, de la vida, y de las personas con las que habitamos, esto es debido a que pensamos que todo lo sabemos, que estamos en lo correcto; frente a los demás personas, que según nuestro criterio malévolo, siempre están equivocadas; aflorando el YO PERVERSO, lleno de inequidades y maldades, que nos lleva el principal peligro de sucumbir a la amargura y permitir que gobierne nuestros corazones, es que es un espíritu que se niega a la reconciliación; Como resultado, la amargura nos conduce a elementos y comportamientos de ira, activándose el espíritu IRACUNDO, que es la explosión externa de los sentimientos internos; que avivan un coctel muy letal, como lo es la Ira, Rencor, Soberbia y Enojo, que cuando son agitados se desenfrenan, como caballo indómito; que por lo general, a menudo conducen a la RIÑA, cual desembocadero de la MALDAD CONTENIDA, que es el egoísmo impulsivo de una persona furiosa que necesita que todo el mundo escuche sus quejas; de estas amarguras iracundas se desprende también la calumnia; tal como se usa en Efesios 4, no se está refiriendo a la blasfemia contra Dios, o simplemente una calumnia contra los hombres, sino cualquier comentario que brota de la ira y está pensado para herir o lastimar a otros; todo esto conduce a un espíritu de maldad, que simboliza una mentalidad perversa o sentimientos de odio intenso, rencor exacerbado, esta clase de actitud es carnal y diabólica en sus influencias; donde impera la maldad, desarrollando un accionar deliberado de dañar a otra persona. Por lo tanto, “toda forma de maldad” debe desaparecer (Efesios 4:31). La persona que es amargada a menudo es resentida, cínica, cruel, despiadada, indiferente, implacable, y desagradable como para estar con ella; Cualquier expresión de estas características es pecado contra Dios; son características de la carne y no de Su Espíritu (Gálatas 5:19-21). Hebreos 12:15 nos advierte: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. Siempre debemos tener cuidado de no permitir que las “raíces de amargura” crezcan en nuestros corazones; esas raíces harán que estemos lejos de la gracia de Dios; quien desea que Su pueblo viva en amor, gozo, paz y santidad; no en amargura, por tanto, el creyente debe siempre vigilar diligentemente, estando en guardia contra los peligros de la amargura.
Veamos ahora la conceptualización, en el griego del Nuevo Testamento, amargura, proviene de una palabra que significa punzar. Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado, el uso en el griego clásico revela el concepto de algo fuerte, la amargura, entonces, es algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón, La amargura es una ANGUSTIA CRÓNICA del ALMA, que lleva a una persona a sentirse triste, desanimada y en constante desesperación; es sufrir decepción y creer que no existe esperanza, Es el sentimiento que experimenta el alma por circunstancias sobrecogedoras que no puede cambiar; es tener profunda tristeza y rencor, que casi siempre van acompañadas de hostilidad e ira reprimida, La amargura es un fuerte resentimiento arraigado, que se convierte en veneno para el alma; que contamina todo, hasta llegar a destruir todo; y lo más preciado, la vida de Dios en el hombre; llevándose a su paso, como torrente de agua brava, los valores en el ser humano; siendo la Raíz de amargura la única contaminación que hace olvidar toda buena obra que Dios y el resto de personas han hecho en nosotros, convirtiéndose en un semillero fértil para el enemigo, el cual aprovecha ventajosamente. Por ello, todo creyente debe vivir con un continuo espíritu de perdón; Si la amargura no se trata a tiempo, evolucionará de la siguiente manera; Crece, Se acumula, Madura, plantada en un sentimiento, con fuertes ramificaciones, todas ellas echarán raíces que se incrustarán en lo más profundo del corazón del hombre, Debido a que su expansión es hacia adentro, esas raíces crecerán hasta ahogar el alma, y luego que pasa su ciclo de crecimiento inicial, la amargura llegará a convertirse en un árbol, que luego será montaña y sus frutos descollaran en: nuevas raíces, arboles de odio, resentimiento, rencor, soberbia, ira y celos. Les dejo dos datos que trascienden en la Raíz Amargura; ella es fácil, de ser distinguida en los demás; pero se nos hace difícil identificarla en nosotros mismos; pero atento a esto, es la raíz de amargura, una de las causas más frecuentes por la que muchos creyentes o no creyentes, permanecen en la miseria, agobiados por la enfermedad, e incluso, apartados de la gracia de Dios; llegando incluso a ser la amargura, más fuerte que la falta de perdón, ya que desarrolla fuertes ramificaciones, tales como la ira, el enojo, rencor, celos, Soberbia, la perversidad y la maledicencia; catapultándose en una puerta abierta por la que entran espíritus inmundos que atormentan a esa persona; capaz de miserabilizar, empobrecer y hasta emociones suicidadas y Homicidas se acantonan en la persona.
Ahora que hemos definido e identificado la Raíz de amargura, y sus alcances destructivos; como podemos separarnos, apartarnos o deslindarnos de ella; VEAMOS: lo primero es asumir la realidad que nos embarga, identificarla, tenerla como algo de inestabilidad en su vida, que atenta contra su propio yo, pero que además y primordialmente, te aleja de los favor de Dios, de su Gracia y misericordia; es allí donde debemos echar mano a las herramientas que nuestro Dios, nos ha dejado para curarnos, con su ayuda, en el espíritu de Dios, para librarnos de todas esas maledicencias; tomen nota: nos vamos de Ayuno y Oración, conforme a Isaías 58:5/6, que al respecto dispensa: 5¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? 6¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?; debemos adentrarnos en la Oración pidiendo la liberación de las ligaduras de la impiedad, para soltar las cargas de opresión que nos mantienen en cautiverio del yugo de la Raíz de amargura y nos permita la restauración como lo enfoca el libro de Jeremías 15: 18/19, que textualmente describe: ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como una cosa ilusoria, como aguas que no son estables? Por tanto, así dijo Jehová: Sí te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca, conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Que como es habitual con el Dios Todopoderoso, procura siempre sacar de lo malo, algo bueno, de lo vil, descollan prodigios para su honra y Gloria; la oración en el espíritu en arrepentimiento y convertimiento, le permite al espíritu limpiar nuestras maldades, nuestras inequidades y perversidades y nos prepara para la restauración del espíritu, mas allá de la carne, desechando lo malo y aflorando lo bueno; Dios le está diciendo a Jeremías: Si  pudieras ver lo precioso y lo bueno que voy a producir de eso malo,  ten por seguro que saldrás de este dolor; y aunque yo no te haya mandado este problema, puedo formar algo hermoso, precioso y valioso de esto para crecimiento, porque, YO SOY EL QUE SOY, y puedo convertir todo esto malo en ti, en una gran bendición; de allí la necesidad del convertimiento, no basta con arrepentirte, es necesario que tomes la determinación, en pedirle al Espíritu de Dios, que te convierta en un hombre nuevo, en una mujer nueva, distinta, debes pedir la muerte del Yo, y entregarte a la misericordia del Dios Viviente; de lo contrario jamás será cicatrizado de un gran dolor, de una situación difícil, de una desesperanza, de una desilusión, de eso que le fue despojado, ni de esa herida que sesga su alma, si no puede ver que, de ese terrible problema negativo, Dios tienen el poder y el control para  traer a ti la restauración y con ello el cumplimiento de su promesa, que son de bien para ti y tu familia; Dios posee toda la autoridad y guarda el pacto y la misericordia para hacerlo; lo que te debe llevar a la disposición de perdonar y perdonarte; abrazar el perdón, implica pedir perdón, por todo cuanto entiendas que es parte de tus maldades y a quien has ofendido con tus inequidades, he allí la manifestación de expresar el perdón, que redunda en sanar las heridas que has ocasionado en el tiempo en ti, y en las demas personas;  Debe arrepentirse por el pecado de juicio, apartarte del espíritu de venganza; de querer que estas personas sufra por lo que le haya hecho o por lo que tú crees que te han hecho, y si has culpado a DIOS, debes  arrepentirse por haber blasfemado a  Dios; Debe saber que cuando existe falta de perdón y la raíz de amargura en nuestra vida, comenzamos a juzgar a las personas y eso se convierte en un terrible  pecado, abriéndole de esa manera una puerta grande  al Satanás; Debemos recordar que en el versículo: Hebreos 12:15, nos indica claramente que si dejamos está raíz de amargura, no podemos alcanzar la gracia de Dios. A él señor no le agrada esta condición, porque debemos tener misericordia, y perdonar es un principio fundamental de su reino. «Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados». Hebreos 12.15.    
         Veamos otros versos del libro más leído del mundo aborda este tema:    “Y no contristéis al Espírito Santo de Dios, con el cual fuiste sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” Efesios 4:30-32   Hebreos 12:15. Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados; Efesios 4:31: Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Hechos 8:23. Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad. Santiago 3:14. Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis arrogantes y {así} mintáis contra la verdad. Romanos 3:14. LLENA ESTA SU BOCA DE MALDICIÓN Y AMARGURA; Job 7:11 Por tanto, no refrenaré mi boca, hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma. Efesios 4:31-32. Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo. Efesios 4:26. AIRAOS, PERO NO PEQUÉIS; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, Hebreos 12:14. Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Proverbios 17:25. El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura para la que lo dio a luz. Isaías 38:17. He aquí, por mi bienestar tuve gran amargura; eres tú quien ha guardado mi alma del abismo de la nada, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 1 Samuel 30:6 Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Mas David se fortaleció en el SEÑOR su Dios. Job 10:1 Hastiado estoy de mi vida: daré rienda suelta a mi queja, hablaré en la amargura de mi alma. Génesis 27:34, Al oír Esaú las palabras de su padre, clamó con un grande y amargo clamor, y dijo a su padre: ¡Bendíceme, {bendíceme} también a mí, padre mío!.
Por último les recomiendo el ayuno Judío, que es de 24 horas, 21 horas y 19 horas; y es el ayuno que comienza a las 6 de la tarde, hasta el día siguiente, hasta la 1 de la tarde (19 horas); de 6 pm hasta las 3 de la tarde, del día siguiente el de (21 horas) y de las 6 de la tarde, hasta las 6 de la tarde, del día siguiente, (24 horas); es recomendable 3 días de este Ayuno, y la Oración para ser libre de la raíz de amargura. REPITAN. Glorioso Padre celestial, Dios del cielo, que estas en medio de querubines, y que guarda el pacto y la misericordia para todas aquellos que te aman y guardan tus mandamientos, en el nombre de nuestro señor Jesús, Me presento delante de ti. Padre Hijo y Espíritu Santo para elevar mis plegarias y que sea el espíritu de Dios, Que me conduzca en esta hora, cuando me confieso pecador, que no he guardado mi corazón limpio, libre de tachas y manchas, al tiempo que te pido que me limpies de todas mis inequidades, de mis maldades, mis perversidades de toda Raíz de Amargura, rencor, odio, celos, contienda ira,  renuncio a toda raíz de amargura que ha contaminado mi corazón, no permitiéndome llevar una  vida llena de tu gracia, para la honra y gloria de ti mi Dios. Te pido mi Dios, en este momento que me ayudes a cancelar todas las consecuencias por haber guardado en mi corazón todo resentimiento, toda falta de perdón que me causa la raíz de amargura. Por la cual pido perdón y perdono, por todo el dolor que me causo, y te entrego señor todo este dolor y todas las heridas que fueron abiertas por causa del resentimiento; Renuncio al derecho de querer castigo, y que se haga su Voluntad, tuya es la venganza no mía, por tanto señor de los cielos, aparto de mi todo sentimiento de venganza, ahora señor te pido que bendigas a todos aquellos que me hirieron. Padre en nombre de Jesús, y la sangre del cordero, yo quiero renunciar a toda raíz de amargura, rencor, ira, odio, celos, maledicencia, y me declaro completamente  libre,  por el poder de tu sangre y sus llagas , en el nombre de Jesús. Amén. Que la Honra y Gloria sea para ti, obrando para que nos aparte de todo pecado que cubre nuestro corazón, oye la oración y clamor de tu siervo, en el nombre poderoso de Jesús amen y amen.
JOSÉ CÁNDIDO VILORIA
DULCE SERA MI MEDITACIÓN, ME REGOCIJARE EN JEHOVÁ

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