Opinión: A 13 años del referéndum constitucional en Venezuela Por Stalin González

Hace 13 años se celebraba en Venezuela un referéndum constitucional en el que debatíamos dos modelos de país: el democrático, de participación, donde cabíamos todos, frente al absolutismo disfrazado de democracia. El trabajo se hizo y fue duro. La bandera del movimiento estudiantil fue la del voto, impopular incluso en los medios de comunicación. Después de mucha movilización, trabajo en comunidades y organización en torno al trabajo electoral, triunfó la opción democrática.

Ahora bien, tener elecciones no significa tener democracia. El sistema debe incluir condiciones electorales justas, separación de Poderes Públicos, una administración imparcial de justicia, libertad de prensa, garantías constitucionales y un derecho tan sencillo como el de disentir sin temor a retaliaciones y persecución política.

El régimen se ha encargado de mermar las condiciones y destruir la confianza en la vía electoral, hasta el punto en el que el ciudadano duda del respeto a su voto. Este gran daño que se le ha hecho al país debemos resolverlo urgente y responsablemente y no con procesos en los que nadie confía sino trabajando para transformar el sistema.

Cuando amenazan con quitarle el pan a quien no vote en un proceso en el que no confían por innumerables razones, solo socavan la democracia y condenan cada vez más a nuestra nación. Pero esa condena no puede hacernos quedar de brazos cruzados, por el contrario, aumenta los motivos para continuar haciendo presión y luchar en todos los espacios.

La situación actual requiere madurez, coherencia y carácter para aceptar los errores cometidos, enmendarlos y volver a la ruta en la que se garanticen los elementos necesarios para que todos los ciudadanos confíen nuevamente en el voto como herramienta principal de cambio. No podemos dejar a la suerte o en manos de otros el futuro de nuestro país y de nuestros hijos.