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Opinión: Detrás de la cuarentena Por Iván Colmenares

Un destacado actor y director teatral resumía certeramente en Facebook la situación de muchos ante la avalancha de información sobre el Covid-19, la Operación Gedeón y los barquitos de gasolina, pero nada del drama eléctrico, la falta de agua y del manual que le explique cómo sobrevivir con dos dólares mensuales. Y eso, un régimen que se ocupa de cómo hacer dinero en medio de la más salvaje crisis económica y humanitaria que vive el venezolano común, es decir, la inmensa mayoría nacional.
Y aprovechan todo este escenario para montar su teatrico. En más de dos meses de cuarentena, suben los contagios, pero los fallecidos siguen siendo los mismos que el primer día de cadena de los Rodríguez. Médicos y personal de salud nos han dicho desde diferentes partes del país que la gente se sigue muriendo porque las condiciones de atención y cuidado son muy deficitarias, desde la prueba hasta el respirador. Y Maduro acusa a los médicos que “se dejan contagiar” y no le entregan los insumos mínimos. Pero en la Venezuela maravillosa de Miraflores y el Canal 8, en este país todo es del carajo.
Y mientras tanto siguen los negocios, los atropellos, las extorsiones, de quienes, uniformados con impunidad, se pasan por el forro, las solicitudes de la ONU y de su vocera en Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Lo de Lara, contra jóvenes que protestaban es realmente excesivo y deleznable, igual que al muchacho que mataron en Mérida por pedir agua. Lo mismo del CEPELLA de Guanare por pedir comida y salubridad.
Comienzo con Oscar Novoa. Un amigo fue al Destacamento o ZODI en Guanare a solicitar un salvoconducto. Lo necesitaba para visitar a su mamá en Barquisimeto, después de 60 días sin verla. Ahí le dijeron que eso era en la Alcaldía. Sí, como no. Pero eso vale un millón de bolívares. Y tuvo que pagarlos, por taquilla. ¿En qué país del mundo se hace esto? ¿Hasta dónde llega lo miserable de los funcionarios de esta dictadura? ¿Cómo se te ocurre esa barbaridad, Novoa? Trabaja. Tapa los huecos, aunque sea. Revisa las alcantarillas que no tienen tapas. Termina la redoma de ritos satánicos, que va para cinco meses y nada.
Los conflictos entre Calles y Castro Soteldo no cesan a pesar de las morisquetas que se hacen. El miércoles pasado en el Aeropuerto de Araure, el gobernador convocó a los productores agrícolas para planificar el ciclo de invierno, con la presencia del ministro de agricultura. En la reunión todo era armonía y hermandad. Los toñecos de Wilmar recibían beneficios a granel. El director de Desarrollo Económico de la Gobernación, abogó por una asociación. Castro fue contundente en la respuesta: “Esa asociación ha recibido tanto apoyo como Asoportuguesa. La única diferencia es que esos toñecos tuyos no entregan cuentas”. No nos enteramos cuál fue la asociación señalada. Y a Rafael Páez lo acusó de ignorante, porque desconocía las políticas nacionales en materia agroalimentaria. Coño, yo no soy del gobierno, pero también las desconozco. A menos que sean los negocios de los privilegiados, enchufados, la nueva burguesía revolucionaria, que ha creado el titular de la cartera de producción y tierras. Las sacadas de madre mentales deben haber sido muchas.
Para continuar con la onda castrista, de Las Majaguas nos llega un extenso documento donde denuncian que la Corporación Mazzoca en el central Santa Elena, comete cualquier cantidad de atropellos contra los trabajadores: Ha despedido a 450 personas y a los que quedaron, se retrasan en los pagos hasta cuatro semanas y los beneficios que tenían como dotación de azúcar, autogestionado de salud, servicios funerarios, jornadas de alimentos a precios solidarios se acabaron. Destruyeron todo tipo de organización como sindicato, CPT y delegados de prevención. En el manejo de la factoría, prenden y apagan las calderas como si fuera una cocina. Eso sí, han vendido más de 500 toneladas de lo que es chatarra y no es. Se llevaron repuestos, rodamientos, motores y sólo han logrado dos mil sacos en la peor zafra del histórico de producción del Central. Ni alcalde, ni ministro, ni Gobernador, ni el diputado Torrealba levantan su voz. Menos mal que el tipo se llama Generoso. Dígame si fuera maluco. Por cierto, Castro no pide cuentas tan tajantes, como se las pidieron a Rafael Páez, cuando se trata de la factoría aguablanqueña. Lo que no entiendo es porque esos trabajadores se siguen llamando chavistas, rodilla en tierra, listos para enfrentar cualquier agresión a la soberanía nacional y defiendan a este régimen “obrerista”.
Hace más de un mes, Hidrosportuguesa que tiene azotado al estado sin soluciones para la sed que se ha profundizado en esta “robolución”, pretendía llevarse una válvula de la parte alta de la Colonia para Mesa de Cavacas. Pero como las vecinas se negaron, el presidente de la hidrológica se trajo un colectivo porque se llevaban la válvula sí o sí. Los videos que enviaron los vecinos impactaban por la violencia generada y las amenazas de los rojitos contra las mujeres que defendían su derecho al servicio. El ingeniero Heberto Pacheco hijo, presenció la violencia y aún más, la atizó, permitiendo que golpearan hasta con tubos a los habitantes de Altos de la Colonia. Y hasta pailas de gasolina llevaron. Las madres se dirigieron a Rafael Calles antes de que ocurra una desgracia. Pero como dicen los lectores del WhatsApp: las dejo en azul, en visto.
Como una manera de superar el encierro de las cuarentenas y hacer ejercicios, decenas de personas de diferentes edades, salen en las tardes, con sus tapabocas y enseres, con el debido distanciamiento social. Pero alguien del alto gobierno se opone a ello, porque dizque es embajadora de la ONU para la pandemia. Y ¿por qué no se preocupa, la Primera Combatiente de Portuguesa, porque es a ella, a quien me refiero, por la salud de los centenares de conductores que amontonados, sin la debida distancia, porque la necesidad los obliga, durando hasta tres días en las condenadas colas, para que les llegue la gasolina? Y hablando de combustible, Primitivo sabe de un gato encerrado entre algunos funcionarios de su Alcaldía, contra guardias nacionales, cuyo enfrentamiento es a muerte. Dicen de unos ficticios contagios para ponerse en el control del fabuloso negocito de la gasolina. Se produciría un estado de alarma que le permitiría al alcalde asumir la planificación y el manejo. De verdad que Cedeño se las trae, hermano. ¿Qué dirá de esto, Chacón Paz?

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