El sistema penitenciario debe ser el reflejo, del conjunto organizado de todos los subsistemas que lo componen; policial, judicial, penal, toda una estructura de elementos normativos, técnicos, científicos, que finalmente definen la naturaleza de los centros penitenciarios, cuyo objetivo principal es lograr finalmente la resocialización del privado o privada de libertad, sobre la base de un adecuado sistema penitenciario, para ello; el trabajo, la educación, la capacitación, y la práctica de valores. Garantizar los Derechos Humanos de las personas privadas de libertad, que se encuentran cumpliendo una sanción de tipo penal, es lo que garantizara que al final de su condena puedan reinsertarse útilmente a la sociedad. En el caso venezolano, toda la esturara que conforma el sistema penitenciario, está plagada de ilegalidades y corrupción, constituyendo este servicio otro gigantesco fraude, inmerso en profundos episodios oscuros, llenos de crimen y dolor, para muchos venezolanos que sufren de una u otra forma, victimas directos o indirectos de este cáncer penitenciario.
Las cárceles venezolanas, representan el centro de negocios del crimen en el país, desde ellas operan los; presos, resteados, asesinos, natos (PRAN), quienes han construido su propio mundo, con sus propios códigos, y reglas, a expensas del régimen, que ha permitido tal aberración, para a través de ellos también tener control social, sobre un sector de la población que se hace vulnerable, bien porque es cómplice o porque tiene miedo, esta es la realidad de miles de familiares de los privados.
Ahora bien, el debate nacional ha sido copado por el lamentable hecho de los 46 privados muertos en la cárcel de Guanare, cifra que pongo en dudas; en un sistema como el nuestro, donde todo es manipulado, seguramente fueron muchos más. Teniendo como antecedente, los hechos del 2013, con la masacre de la cárcel de uribana, donde se reportaron 58 privados muertos, pero investigaciones de la comisión de cultos y regímenes penitenciarios de la Asamblea Nacional (2.010-2.015), indicaban declaraciones de cerca de 200 familiares que no lograron encontrar a sus familiares, que estaban privados de libertad en uribana, hoy centro penitenciario, Fénix Viloria.
Cada cárcel es una realidad distinta, unas más violentas que otras, los propios presos han hecho esfuerzos, por mostrar su mundo criminal, de allí la serie de caricaturas, que lograron posicionar al dominio público; cárcel o infierno, producida, por; luidig ochoa quien era conocido en los penales como care muerto, privado de libertad del penal del Estado Aragua; Tocorón, las cárceles de Venezuela son una especie de especialización de criminales.
En los penales se paga por todo, se paga por sobrevivir al dominio del gobierno que impone el pran; los penales están privatizados por los pranes, cada privado debe pagar su causa diaria, estos penales súper poblados son un negocio de altas proporciones, para muchos funcionarios, en estos participan; magistrados, presidentes de los circuitos judiciales penales, jueces de control, jueces de juicio, fiscales del MP, policías, GNB, directores de los penales, el pran debe reportar los ingresos diarios de las causas de los presos, desde los penales se cobra; por homicidios, el pran tiene internamente sus colaboradores más cercanos; los luceros, el carro del pran en el penal, también hay un carro del pran en las calles, que son los delincuentes que están en libertad, y tienen todas las armas en la calle, ellos cumplen ordenes directas del mismo para; robar, secuestrar, asesinar en modo sicariato, también el tráfico y venta de cocaína, así los penales se han convertido en una industria del crimen que genera miles de dólares, y por ende muchos involucrados, quienes son evaluados por el (espejo) del pran en la calle, generalmente son familiares o los mismos delincuentes, que permanentemente informan novedades de sus colaboradores, a los fines de mantenerlos en una especie de redil. El pran impone su ley, dentro del penal, abusa de la población privada; de las esposas, madres, hermanas, novias, de quien les interese de los familiares que ingresen al recinto penitenciario, también imponen su ley fuera del penal, con la fuerza del gatillo y la complicidad de organismos de seguridad, bajo soborno.
Venezuela ha tenido penales súper poblados, de 8, 10 y hasta 12 mil privados de libertad en un solo recinto penitenciario, las condiciones de hacinamiento de la población carcelaria hace que los mismos estén en condiciones infrahumanas, muchos viven en los patios de los penales, en una especie de ranchos, construidos con algunas estacas de madera, y cubiertos alrededor y en el techo con bolsas negras, de las que comúnmente se usan para los desperdicios, y esa estadía en esas condiciones deben pagarla, otros casos de una docena de privados en una sola celda, donde además deben bañarse y defecar en un hueco en el piso, los retardos procesales, son otra fuente de ingresos, para el pran y sus socios de los tribunales, quien no tenga para pagar no se le fija audiencia, y también debe pagar su traslado a los tribunales, para el respectivo juicio, muchos directores de los penales, no son especialistas en el área, algunos son ex convictos, y militantes de los colectivos de la revolución, como el caso del director del penal de uribana en el 2013, quien era dirigente del colectivo; Alexis vive.
Los penales son centros de poder económico, donde se realizan juegos, grandes fiestas, con Dj, o variadas con grandes discotecas y también con agrupaciones y cantantes populares de la música llanera, otras fiestas con cuerdas de gallos, de las más renombradas del país, con presencia de grandes ligas, políticos, cantantes, entre otros. En los últimos años, la vida de los pranes se ha hecho pública y se ha conocida de la forma extravagante de este imperio criminal que reina en los penales, algunos han construidos, discotecas muy lujosas, piscinas exóticas, galleras, mangas de coleo, otros han celebrado; bodas, 15 años, cumpleaños, bautizos, se ha hecho común el ingreso de modelos, escort, es un libertinaje criminal el que se disfruta en los penales venezolanos con altas incidencias en la vida social del país, todo ocurre bajo la mirada de los custodios y la GNB, quienes por muchos años prestan servicios para el ingreso de armas a los penales, teléfonos, computadoras, whisky, camiones de cervezas, entre otros, todo un circulo de mafias, dinero y corrupción.
El actual Ministerio de Servicio Penitenciario, lejos de ser un ente que regule, controle y promueva la educación y el trabajo para la reinserción del individuo privado de libertad en la sociedad, es el epicentro de distorsión, manipulación, y complacencia de los intereses de los pranes y de los tantos cómplices de este esquema criminal que impera en las cárceles y se extiende a la sociedad venezolana.
Hay ejemplos en el mundo que avaluar, el caso de Suecia, que ha empezado a cerrar algunos penales, porque la incidencia de la población en los delitos es realmente muy baja, las cárceles, se empiezan a convertir en museos, siendo esto un ejemplo en el que Venezuela, y América Latina deben voltear la mirada, el éxito de ese modelo se debe; a la inversión en programas de rehabilitación, tratamiento de adictos, y alcohólicos, programas de estudio y trabajos para formar mejores hombres y mujeres, haciendo real la transformación del privado y haciéndolo útil para la sociedad donde se insertará.
En nuestro país, no hay posibilidad de transformar al individuo que cumple una condena, por transgredir las normas impuestas en el código penal, el régimen venezolano tienen amplias relaciones y actúa en consecuencia como cómplice, de estos grupos criminales, que operan desde las prisiones, se apoyan en ellos, para generar terror en la población y dominarlos a través de las armas, que el propio Estado les ha proporcionado a lo largo de estos años, la dictadura en Venezuela, ha hecho esfuerzos, porque cada penal sea un infierno, no se trabaja que rescatar valores, al contrario la intención ha sido crear psicópatas que luego son controlados por quienes usurpan el Estado.
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