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#OPINION Por Soc. Ender Arenas Barrios: El acuerdo

 Enciendo la televisión para ver las noticias y me encuentro con Leopoldo Castillo colocando el video donde Jorge Rodríguez amenaza con decir “la verdad si se sigue mintiendo y tergiversando lo que se aprobó y firmó en el acuerdo de Barbados” (palabras más, palabras menos). Para ello, ha introducido, el término “metichismo” que se ha sumado a la larga lista de “ismo”: socialismo, marxismo, comunismo, fascismo, capitalismo, surrealismo, cubismo, futurismo, etc. Rodríguez, espera, que sea aceptado por la Real Academia de la Lengua y emular al doctor Caldera cuando, este, introdujo el término “millardo” y logró que fuese incorporado por la Real Academia de la Lengua. Término que se hizo célebre años después cuando Chávez lo usó para manejar a su antojo las reservas del Banco Central de Venezuela.

Por supuesto, todos conocemos a Rodríguez, sabemos la naturaleza vegetal de su cara para decir lo que no se ha dicho y desdecir lo que se ha dicho, pero, ojo, también conocemos a los sectores opositores que nunca dejan de sorprendernos.

El caso es que el punto álgido, donde todos dicen y se desdicen es la cuestión de los “inhabilitados” y dado que dos de los tres inhabilitados ya no están compitiendo en las primarias, presumimos que esta discusión gira alrededor de la candidatura de María Corina Machado.

Presumo, que Rodríguez puede inventar una mentira más y, decir que los participantes del acuerdo por parte de la oposición han ratificado la inhabilitación de la Sra. Machado, por aquello de que el “Protocolo de Barinas” apunta de que “cualquiera le gana a Maduro”, así que, fuera de juego Machado, que de lejos parece ser la ganadora de las primarias, el resultado electoral de las presidenciales, de 2024, caería como un mango maduro en manos del que llegue segundo en las primarias o tercero o cuarto o quinto, quién sabe, depende de la voracidad inhabilitadora del régimen, cuestión que ya ensayó en Barinas…. Pero, y si esta vez, ¿Rodríguez no dice mentiras y la oposición consintió en mantener la inhabilitación? Mejor, no recorramos ese camino, porque empezaríamos a dudar de un hombre que siempre hemos apreciado como supremamente honesto.  Me refiero a Gerardo Blyde.

Pero, bueno, más allá de la importancia capital del asunto de la inhabilitación de la candidata con la mayor oportunidad de ganar las primarias, hay en la actitud de Rodríguez, y en la de Maduro, algo mas profundo porque remite a los obstáculos que, ya han verbalizado, para la recuperación de la democracia.

Esto último, tiene que ver, con la manera como se han mostrado frente a lo acordado en Barbados y a la respuesta que han dado a la presión del gobierno norteamericano de no cumplirse lo acordado.

Y es en esa reacción, es donde se puede se puede intuir qué ocurrirá lo que suele suceder, cuando un acuerdo se produce en situaciones del “dilema del prisionero”. Esto es, que, uno de los actores firmantes, en este caso el régimen madurista, pudiera decidir, una vez, obtenido los beneficios del acuerdo retirarse del mismo.

La fortaleza de todo acuerdo, negociación o pacto en política requiere un sólido pacto institucional y un acuerdo que, a falta de mejor palabra, llamaremos “sustantivo”.

Alguien dirá, que el acuerdo institucional existe, pues, uno de los firmantes del mismo es una institución inequívocamente fuerte y creíble: el gobierno de Estados Unidos. Pero ya sabemos, que el régimen se ha sustraído, de todo lo que con ese actor se ha acordado.

En cuanto a lo que hemos llamado, el aspecto “sustantivo” del acuerdo, que remitiría a un pacto por la recuperación de las formalidades democráticas, éste, firmado en Barbados, no es un acuerdo para la recuperación de la misma, especialmente, si se mantienen en prisión de manera arbitraria los presos políticos y, se consagra como norma la inconstitucional figura de la “inhabilitación” administrativa como obstáculo para elegir y ser elegido.

¿Por qué no es un acuerdo para la recuperación democrática de mantenerse, por ejemplo, la figura de la inhabilitación?

Porqué se juega con las reglas de la gramática política oficial que la dictadura ha impuesto, la cual, define “lo que es políticamente posible y lo que es políticamente imposible”.

“Política politizada”, la llamarían algunos teóricos de la política, en esta forma de concebir la política impuesta por la dictadura. En este sentido, habilitar a María Corina Machado, cae dentro de “lo políticamente imposible”, pues se arriesgarían a perder el poder.

Es esta situación, la que pone en juego la noción “Hasta el final”. Ella, implica una concepción diferente de la política que, en contraste con la anterior, (“Política politizada”), remite a la creación de nuevas reglas, de una nueva gramática que se opone a la “política politizada” es decir al conjunto de reglas que definen y estructuran la situación dictatorial.

“Hasta el final”, como propuesta, define “el momento actual” de la política, perdón, por el término desarrollado por Lenin en las “Tesis de abril”, implica cambiar las reglas y la gramática autoritaria y lucha por evitar ser gobernada por ellas y que siga operando.

Bueno, no es una propuesta original y ya ha funcionado. Funcionó en la Venezuela que dio paso a la democracia, que luego el chavismo llamó puntofijista, funcionó en Chile con la llamada “transición continua” y funcionó igualmente en España con la llamada “ruptura pactada”.

En otro contexto y con otras mediaciones, funcionó, también, en Túnez, Egipto y Libia con la “Primavera Árabe”

Solo que ahora, en Venezuela, los sectores orientados democráticamente no pueden dejar sola, de resultar ganadora de la Primaria, a María Corina Machado, porque ahora, justo ahora, es la única alternativa capaz de romper con las reglas del juego de la dictadura.

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