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#OPINION Por Soc. Ender Barrios: Ra ka tapa tapa, Ra ka tapa tapa (o el salto triple al vacío de Yulimar y de otros)

¡Sorpresa! Grita Maduro en su programa de salsa y de otras variedades. Grita ¡sorpresa! para decirnos que allí estaba la mejor atleta del país: Yulimar Rojas. Acto seguido, la puso a bailar, con él, el “Ra ka tapa tapa”, que es un remarque de aquella vieja guaracha: “¡Ay! Que muchacho tan odioso”.

Claro, todavía no se cumple el plazo dado por EE. UU, para volver al escenario anterior a la flexibilización de las medidas contra el régimen, en caso de no habilitar a los inhabilitados y liberar a los presos políticos y no sabemos si después de esta fecha él seguirá bailando…. A lo mejor y también pone a bailar a los noruegos. Ojalá que no.

El caso es que, allí estaba, Yulimar y Maduro echando un pie: “Ra ka tapa tapa…Ra ka tapa tapa…. ¡Guápata!”.

En verdad no me sobran los motivos para reírme o disgustarme por ver a Yulimar Rojas bailando con Maduro. La gente tiene derecho a elegir con quien echar un pie, aunque, esta vez, nos parezca que Yulimar Rojas, la mejor atleta del país de todos los tiempos, repito lo que dicen los especialistas, en lugar de echar un pie ha “metido la pata”.

Y es duro recordarle a Yulimar que esa “metida de pata” será recordada por los venezolanos por mucho tiempo, pues el bailecito con Maduro es como los grafitis de los baños de nuestros centros comerciales, y otros lugares públicos, que se quedan en esas paredes frías, con dichos calientes, porque nadie quiere, o nadie se atreve, borrarlos.

Yulimar Rojas, todos lo saben, es la reina del salto triple, campeona olímpica y mundial, cuatro récords mundiales y, hasta ahora, idolatrada por el país entero. Por eso no es fácil referirse críticamente a su performance con Maduro. Las circunstancias ideológicas de hoy, de paso, lo hacen más difícil, pues, ella es mujer y, claro está, no faltará quien me llame misógino, ella, también es “elle”, y ya oigo algunos despacharme, diciéndome homofóbico, también es de raza negra y algunos me llamaran racista y también, Yulimar viene de los sectores mas pobres del país y vivió por años en una casa donde escampaba primero afuera que dentro y por supuesto me llamaran clasista.

Pero, no soy nada de eso. Amo profundamente las diferencias y por eso soy amante de la democracia y eso me pone críticamente frente a ese espectáculo deplorable del “Raka tapa tapa…” del dúo Rojas – Maduro.

 Decepciona y molesta que Yulimar Rojas, se convierta en la parejita de baile del responsable de la ruindad del país y de haber cegado la vida de decenas de jóvenes que hoy tendrían la edad de Yulimar Rojas. Por ejemplo: Paola Andreina Ramírez, asesinada el 19 de abril de 2017 por grupos armados del chavismo- madurismo, la muerte del niño Bryan David Principal de solo 14 años y otros niños entre 14 y 16 años (suman 16 con estas características) todos asesinados por las fuerzas represivas del régimen, podemos agregar a David Vallenilla, muerte que todos vimos por televisión o del joven Pernalete y otros con los que podíamos llenar el resto de esta nota.

Yulimar Rojas aspira ser considerada una superheroína en el país. Solo que Maduro que ha destruido todo, también pudo haber destruido el afecto de los venezolanos por Yulimar.

La señorita Rojas no tenía porque dar ese triple salto al vacío, huele a consentimiento del gobierno de bandidos que dirigen el país…. Ojalá que gane muchas medallas, que rompa todos los récords, carajo, pero no tiene remedio.

Por otra parte, hay que reconocer que Maduro ha impuesto el ritmo del “Ra Ka tapa tapa” y ha puesto a bailar, además de Yulimar, a Rosales y a todo el tren ejecutivo del Zulia, escuchar los discursos henchidos o ¿hinchados? de emoción patriotera de Iraida Villasmil, de la rectora de La Universidad del Zulia y sobre todo del mismo Rosales hacen palidecer el espectáculo brindado por el bailecito anteriormente comentado.

Todos los discursos me hicieron pensar que no solo tenemos a la mejor en el salto triple del mundo, tenemos también a los mejores “brincadores” políticos, no sé si del mundo, pero del país, creo que si lo son.

Era un espectáculo escuchar sus discursos y escuchar como saltaban de fecha en fecha, el brinco lo llevan a todas partes, desde la creación de la Capitanía General de Venezuela, en 1777, la batalla del Lago, 1823, para reivindicar que fue aquí donde se selló la independencia de Venezuela, pasamos de largo hasta 1899 para hablar del funesto Laudo Arbitral de Paris y aterrizaron en 1966, para rescatar el Acuerdo de Ginebra. Ninguno recordó 2004, ese año un exultante Hugo Chávez, torció todo lo construido, durante la republica civil en el caso del diferendo y nos trajo a este pantano de hoy, que el madurismo trata de aprovechar para enterrar, mediante el recurso que las dictaduras suelen usar cuando su poder se tambalea: el enemigo externo, la emergencia de un nuevo liderazgo y un nuevo sentimiento de las mayorías que están volcadas hacia el cambio político.  

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