Porque lo has bendecido para siempre; Lo llenaste de alegría con tu presencia.”
(Salmos 21:6)
En este mundo se nos enseña que para ser felices debemos poseer grandes posesiones materiales, como tener carro, una mejor casa, ropa de marca, entre otros. Muchos basan su vida en puras apariencias endeudándose solo con la finalidad de tener lo que creer que necesitan para ser felices. Sin embargo, Pablo nos dice en Filipenses 4:11-12 que nuestra vida no tiene que ser así: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” lo primero que debemos tomar en cuenta para no perder nuestro gozo en el Señor es aprender el contentamiento. Debemos aprender a ser felices con el nivel de vida que Dios nos ha dado, debemos aprender a reconocer la bendición que tenemos aun en las cosas más mínimas corrientes, como la vida, la salud, o el alimento diario, porque haciendo así aprenderemos a ser agradecidos con Dios en todo y si está en su voluntad prosperaremos en todas nuestras áreas.
Muchos no son felices porque buscan la felicidad en la fama o vanagloria de este mundo, cada vez son más quienes buscan triunfar en sus estudios, sacar grandes títulos y promociones en empresas que les de gloria y popularidad en esta tierra pensando que allí está el secreto de la felicidad; pero se equivocan. Dios está interesado en nuestro crecimiento y éxito personal, pero sobre todo esto espera que en primer lugar busquemos lo espiritual. El problema está cuando sacrificamos el crecimiento espiritual por nuestro crecimiento material.
“Dios Te Continúe Bendiciendo”
EL
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