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Opinion: Tiranía y Censura de Prensa Por Luis Velázquez Alvaray

Los tiranos tendrán que responder por un listado de crímenes que no están incluidos en los requerimientos publicados hasta ahora. Esa fila es larga y resalta que es necesario cuidar la democracia, para evitar a las nuevas generaciones una catástrofe como la venezolana.

Miguel Henrique Otero, ha dedicado ya bastante años a ensamblar una memoria histórica sobre la censura de prensa, que tendrá utilidad inestimable, para los futuros juzgadores universales y nacionales, y así lograr que se haga justicia ante el gigantesco crimen.

El ventarrón tiránico se ha llevado por delante más de 70 periódicos, a los cuales se les bloqueo de todas las maneras, creando un monopolio sobre el papel, cuyo principal verdugo es un socio de Aissami, por el cual se extenderá solicitud, ya que fue uno de los que entregó pasaportes a los terroristas del mundo.

“El Nacional” que dirige Otero, “La Patilla” y el diario “Tal Cual”, fueron victimas de una emboscada criminal por parte de otro de los integrantes del listado, el todopoderoso Cabello, quien ordenó a un palafrenero de la justicia, integrante de la banda de los enanos, Gustavo Hidalgo, Inquisidor insaciable – como todos los enanos- quien ordenó perseguir, por los tortuosos caminos indeseables de la tiranía, al editor de “El Nacional”, de “La Patilla” y de “Tal cual”, Teodoro Petkoff. Este último, gravemente enfermo, fue amenazado en su casa hasta horas antes de morir, en la operación mas despiada contra la prensa de la que se tenga memoria. Vienen al caso estos ingratos recuerdos, porque este movimiento criminal del régimen, se origina al recoger estos medios, una nota de prensa donde se señalaba, que un capitán de la armada venezolana, acusaba la existencia de un cartel, de apellido los soles, que Cabello comandaba, junto a los que la justicia norteamericana hoy solicita.

El enano Juececillo, orquestó todo un aparataje judicial, recibiendo ordenes de los doce y algunos más, cuya persecución incesante aún se mantiene, sin lograr el cambio de lucha en la resistencia editorial, con tenacidad innegable.

No vamos a rendirnos, dijo Otero, y organizó una campaña en todo el mundo, enseñando las formas viles de la tiranía, para bloquear la libertad de expresión. Afortunadamente, las voces de Otero y Ravell, no pudieron ser apagadas y se mantienen junto a decenas de comunicadores, trabajando con las uñas, para informar los actos criminales que a cada minuto practica la tiranía Castrochavista.

Además de la persecución judicial, ejercitan la modalidad de los bloqueos temporales o parciales en internet, para impedir que la población acceda a la información de interés público, como lo ha señalado la comisión interamericana de derechos humanos. Se suma el bloqueo informativo de numerosos medios en el país, cuyos propietarios han hecho lo contrario a los ya citados: se han autocensurado o negociado con dinero del narcotráfico, la propiedad de dichos medios. Por eso al conocer la sentencia infame, Otero declaró para los diarios del mundo, que no descansará un minuto en la lucha por la libertad de expresión. Ravell insistió que nadie doblegará la línea editorial del portal que dirige.

El periodista Venezolano Andrés Cañizalez, ha descrito esta situación de los medios en Venezuela, como una amenaza grave a la democracia. Los datos que ofrece son aterradores por la forma como esta tiranía a pisoteado los medios. La lucha sin cuartel de los periodistas combativos, constituyen un ejército armado de imaginación, para desempeñarse en esta guerra sin cuartel, contra los narcos tiranos en el poder.

La sabia de libertad viene desde hace mucho corriendo por los medios perseguidos. El país oprimido por otra tiranía en 1928, suma suficientes muestras de valentía. “En fiebre”, Miguel Otero Silva, dejó constancia a través de Rojas, de la lucha por la democracia; “Tenemos 20 años y deseos de morir por Venezuela, por la Patria, por la libertad, por algo que no sea esta vida de eunucos, ni de cuatro centavos, ni la ignominia de un cargo público. En nosotros cifra mucha gente, su única esperanza de redención”.

El legendario autor del “espejo de la ciudad”, dejó sembrada una tradición de lucha en el periodismo. Alberto Ravell sufrió cárcel y tortura por mantener la voz de la resistencia.

Perseguido por los maleantes hasta el cementerio, Petkoff murió sosteniendo su afirmación: “el periodismo es un instrumento de lucha”. Tal cual, estos ejemplos.

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