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La retoma de la prosperidad: capítulo Venezuela

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Retoma de la libertad en Venezuela

Apenas comenzaba el Siglo XX y ya en Venezuela se empezaban a explorar los beneficios del petróleo gracias a Juan Vicente Gómez, quien entendió rápidamente que podíamos ser mucho más que un país agroexportador. El constructor del Estado moderno, o unificador de nuestra gran nación llamada Venezuela, otorgó en 1912 concesiones de exploración a la Caribbean Petroleum Company, filial de Royal Dutch Shell, y en abril de 1914 esa firma perforó el pozo Zumaque I en Mene Grande, Zulia, confirmando el yacimiento el 31 de julio con una producción inicial de 2.500 barriles diarios. De esta manera, duplicábamos los ingresos que obteníamos con la exportación del café y el cacao y empieza así la bonanza que nos caracterizó en el Siglo XX.

Otro venezolano, Marcos Pérez Jiménez, también autoritario pero profundamente nacionalista, llega a la mitad del Siglo XX (1952-58) para invertir en obras públicas en todo el país. De esa manera empezamos a tener autopistas, urbanismos, bloques de viviendas, así como el icónico Hotel Humboldt en la cima de El Ávila, hoy solo accesible para uno que otro enchufado. Este gobierno, en donde las libertades eran limitadas, adoptó un plan de desarrollo tecnocrático que impulsó la prosperidad a niveles tales que muchos europeos llegaban a Venezuela buscando las mieles de un país rico, seguro, amigable e inmensamente prometedor.

Ya en la era democrática, el gran Rómulo Betancourt incentivó una etapa de vehemente vocación socialdemócrata. Con el famoso y conveniente Pacto de Punto Fijo se estableció un período de bienestar que no era solo para la aristocracia o clases altas, sino que se hizo accesible a todos quienes quisieran estudiar y trabajar de manera honesta. Fue el petróleo, ese oro negro, el que construyó una sociedad educada, con ciudadanos instruidos que entendieron y plasmaron en su ADN la democracia como el mejor sistema para participar, crecer, convertir sueños en realidad y surgir, incluso, a través de sistemas de becas que permitían a los venezolanos construir una Venezuela de primer mundo.


Venezuela empezó a renacer

Vivió su momento de mayor prosperidad entre 1974 y 1979, durante el mandato de Carlos Andrés Pérez, época conocida como la “Venezuela Saudita”. El PIB per cápita alcanzó su máximo histórico en 1979 (3.257 $) y el Estado diversificó inversiones en salud, educación superior y proyectos culturales, configurando una auténtica edad de oro que combinó recursos petroleros con políticas de modernización y de mercado regulado.

Con la llegada del destructor y resentido Hugo Chávez y su Socialismo del Siglo XXI, empezaron las expropiaciones, los controles cambiarios, la escasez y una hiperinflación que derivó en el éxodo masivo de millones de venezolanos, quienes entendieron que bajo tiranía no se podría progresar. Hoy, en la Venezuela de Maduro, un profesor universitario suele percibir entre 1 y 4 dólares mensuales, lo que demuestra la imposibilidad de sostener una nación.

Frente a ese abismo, el presidente Edmundo González Urrutia propone un plan de recuperación acelerada que incluye, posiblemente, una especie de Plan Marshall con la participación del BID, la UE y los Estados Unidos de América. Este plan buscará desarrollar hubs energéticos, tecnológicos, industriales y artísticos para impulsar la productividad y reconstruir una Venezuela competitiva en tiempo récord.


El Capítulo Venezuela con el Presidente Edmundo González Urrutia: recursos infinitos para renacer

El presidente electo Edmundo González Urrutia ha diseñado un ambicioso programa de gobierno que se apoya en la premisa de que Venezuela dispone de recursos naturales y humanos “infinitos” para recomponer su tejido económico a mediano plazo. Inspirado en los lineamientos de políticas públicas de nuestra gran líder María Corina Machado y el Plan Tierra de Gracia, su estrategia articula la liberación del mercado interno, la estabilización macroeconómica y la reconstrucción institucional como pilares complementarios de un renacimiento nacional.

Un eje sustantivo de este plan radica en transformar nuestras ventajas comparativas —petróleo, gas, hidroenergía y talento creativo— en vectores de desarrollo sostenible. Sobre ese andamiaje, González Urrutia propone catapultar a Venezuela desde el ocaso chavista hacia una era de libre iniciativa, inversión extranjera y alianzas estratégicas con organismos multilaterales como el BID y posibles acuerdos de cooperación con naciones más desarrolladas del mundo como Japón, Israel, Singapur y los Emiratos Árabes Unidos.


Hubs energéticos: diversificar para iluminar el futuro

La diversificación de la matriz energética nacional constituye el corazón de la renovación propuesta. Más allá del petróleo, se plantea construir una infraestructura solar, además de la recuperación hidroeléctrica, que estabilice el sistema eléctrico para mitigar por completo los fatales apagones que hoy solo suceden en Venezuela y en Cuba. Además de restituir el servicio a todos los estados del país, también podremos exportar, en menos de cinco años, energía limpia a mercados vecinos del corredor andino-caribeño.

Esto se logrará con una reforma integral de hidrocarburos que eliminará el monopolio de Petróleos de Venezuela en pro de nuevas leyes que busquen atraer más de 100.000 millones de dólares en inversiones múltiples durante la transición. El objetivo es duplicar la capacidad de refinación y recuperar la producción mediante rondas transparentes de licitación y concesiones a empresas internacionales con trayectoria probada. El petróleo seguirá siendo nuestro oro y, en una PDVSA privatizada, podrán generarse millones de empleos que impulsen de nuevo a Venezuela a ser un país increíblemente próspero.

El hub energético que tanto promueve nuestra líder María Corina Machado, complementado con parques eólicos y solares en varias regiones del país, impulsará fondos de capital privado que recauden más de 210 mil millones de dólares en energías renovables y tecnologías limpias. De esta manera, se podrán crear microredes que empoderen a los ciudadanos avocados a la agricultura, para recuperar las áreas rurales con potencial enorme, como las zonas agrícolas de los llanos y los Andes.


Hubs tecnológicos e industriales: innovar para competir en el mundo

El segundo gran pilar del renacer venezolano descansa en consolidar corredores tecnológicos que conecten Caracas, Valencia y Maracaibo en una red de parques industriales de alta productividad. El gobierno del presidente Urrutia coordinará de manera inmediata, con socios internacionales, convenios de transferencia tecnológica, especialmente con países como Alemania, Corea del Sur e Israel, con miras a elevar la competitividad de las manufacturas locales y reducir la brecha tecnológica que hoy nos margina de los grandes mercados europeos y norteamericanos.


Hubs artísticos y culturales: el modelo coreano aplicado a Venezuela

El último componente de la estrategia del presidente González Urrutia reconoce al sector cultural como un verdadero motor de desarrollo y diplomacia pública. Inspirados en nuestra cultura de producciones venezolanas que se vieron en el mundo, así como en Corea del Sur y su K-pop —que genera más de 15 mil millones de dólares en la actualidad—, se puede crear un plan basado en el talento nacional, incentivado por beneficios fiscales y, sobre todo, la protección estricta de los derechos de propiedad intelectual.

Se podría destinar un treinta por ciento de un fondo cultural de aproximadamente 5 mil millones de dólares a apoyar productoras de cine, estudios de grabación y agencias de promoción internacional, emulando el modelo surcoreano que combina contenido educativo positivo mediante acuerdos culturales con dicho país.

El país pondría en funcionamiento academias de formación integral en artes escénicas, música y audiovisual, con programas de becas integrales a cargo de universidades nacionales y alianzas con plataformas globales como Netflix y YouTube. De la misma manera que Corea del Sur generó un superávit de 160 millones de dólares en intercambios de propiedad intelectual cultural en 2020, nuestra gran Venezuela puede, sin duda alguna, consolidar un sector de licencias, merchandising y derechos de autor que aporte divisas frescas y cree empleos de alta calificación.

Con un crecimiento proyectado del 5 % anual en la economía creativa, se espera que en poco tiempo (4-6 años) la siempre destacada industria cultural venezolana supere los 10.000 millones de dólares en exportaciones, logrando convertirse en ícono de identidad y, a la vez, en eje de generación de ingresos sostenibles.


Libre mercado y productividad: las llaves de la reactivación económica

La liberalización de precios y del tipo de cambio será el primer paso para que la iniciativa privada recupere dinamismo. Se eliminarán todos los controles y se podrá impulsar un crecimiento inmediato del PIB. El presidente Edmundo González propone complementar la apertura extranjera con reducción de tributos a las PYMES, ya que este tipo de régimen fiscal competitivo atraerá capitales que creen nuevos parques industriales y ofrezcan a los ciudadanos empleos de gran calidad.

En economías que eliminaron barreras, como la de Polonia tras 1990, la IED representó más del 50 % de la inversión total en menos de cinco años, catapultando la productividad regional.

Para derribar barreras burocráticas, es esencial crear ventanillas únicas digitales donde los emprendedores registren empresas en cuestión de horas. Plataformas de «licencia cero» han reducido a la mitad los tiempos de apertura de negocios en Latinoamérica, según reportes del BID. Esto no solo activa la economía formal, sino que estimula la competencia y la innovación al permitir que más venezolanos ofrezcan productos y servicios sin cadenas de trámites interminables.

La competitividad se mide en productividad laboral. Venezuela debe promover la formación continua y la especialización técnica con incentivos fiscales para empresas que capaciten a su personal. Al impulsar centros de formación dual —como en Alemania o España— y asociarlos con el sector privado, los trabajadores adquieren habilidades alineadas con las necesidades del mercado, elevando su productividad diaria hasta en un 30 %.

Finalmente, el libre mercado requiere estabilidad macroeconómica. Controlar la inflación mediante metas claras del Banco Central y garantizar la convertibilidad del bolívar al dólar consolidará la confianza de inversores y consumidores. Sin un ancla monetaria creíble, las reformas de fondo en productividad y mercado libre no podrán sostenerse en el largo plazo.


Renacer de la grandeza venezolana – “Gobernar es poblar” (Carlos Andrés Pérez)

La frase “Gobernar es poblar” resume la visión de Carlos Andrés Pérez sobre el poder transformador de la inversión social. Para revivir la prosperidad, el enfoque debe centrarse en potenciar al ciudadano: vivienda digna, acceso universal a la educación y salud de calidad son los cimientos de un crecimiento incluyente y sostenible.

Venezuela cuenta ahora con un plan integral que combina la experiencia histórica de CAP con la innovación del siglo XXI. La reconstrucción de infraestructuras —carreteras, redes eléctricas y conectividad— irá de la mano de programas de becas vocacionales y tecnológicas, garantizando que las nuevas generaciones aporten talento capacitado al mercado global.

La equidad en el desarrollo territorial es una extensión del “Gobernar es poblar”. El Estado debe descentralizarse, apoyando el surgimiento de polos urbanos en regiones como el Zulia, los Andes y los Llanos. Con ello, se distribuye el crecimiento económico, se reducen desequilibrios sociales y se aprovechan los recursos propios de cada zona.

A la vez, la política de población va más allá del número de habitantes: implica atraer talento venezolano en el exterior mediante incentivos para el retorno y la inversión en startups. Países como Israel han demostrado que los repatriados fundan un tercio de las empresas de alto impacto, dinamizando el ecosistema emprendedor local.

Al cerrar el círculo entre infraestructura, capital humano y un marco de mercado libre, Venezuela podrá replicar la edad de oro de los 70, pero con solidez institucional y avance tecnológico. Con “Gobernar es poblar” como credo, el renacer nacional se cimentará en la convicción de que el futuro más próspero se construye invirtiendo primero en nosotros, los venezolanos.


Dayana Cristina Duzoglou Ledo para Caiga Quien Caiga de Ángel Monagas

X: @dduzogloul

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