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Salud: ¿Por qué el café me hace ir al baño?

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No está claro el motivo por el cual el café estimula la evacuación, pero la rapidez del efecto sugiere que hay una intervención del cerebro.

Por Alice Callahan

  • 30 de noviembre de 2021

Read in English en The New York Times

Como abrir las persianas y meterse a la ducha, una taza de café activa a las personas por la mañana… de más de una manera. Esta bebida reconfortante aumenta los niveles de estimulación con una dosis de energía y, para mucha gente, enciende rápida y confiablemente la actividad intestinal y una necesidad urgente de evacuar.

Sin embargo, debido a la popularidad del café, es sorprendente que sepamos tan poco sobre su efecto en el tracto gastrointestinal, dijo Robert Martindale, profesor de cirugía y director médico de servicios de nutrición hospitalaria en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón.

Algunos estudios sobre el tema —por lo general pequeños, antiguos y limitados— han sugerido que probablemente no es la cafeína lo que impulsa las ganas de ir al baño. Un artículo publicado en 1998, por ejemplo, reveló que el café descafeinado tenía un efecto igualmente estimulante en el colon que el café con cafeína, mientras que no sucedió lo mismo con una taza de agua caliente.

El café es una bebida compleja que contiene más de 1000 compuestos químicos, muchos de los cuales tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Y determinar cómo impactan los intestinos es un desafío.

Lo que sí sabemos es que el café no afecta a todas las personas del mismo modo. En un estudio publicado en 1990 en la revista Gut, 92 jóvenes adultos llenaron un cuestionario sobre el modo en que el café afectaba sus hábitos de evacuación; solo el 29 por ciento dijeron que “inducía un deseo de defecar”, y la mayoría de ellos —63 por ciento— eran mujeres. (Aunque Martindale dijo que el porcentaje de la gente que presenta una respuesta de evacuación luego de tomar café es probablemente mucho más alto en la población general —calcula que alrededor del 60 por ciento de sus pacientes— y no ha notado diferencias entre hombres y mujeres).

También sabemos que una respuesta del intestino al café puede suceder con mucha rapidez. En el mismo estudio, algunos voluntarios accedieron a que se les introdujera una sonda detectora de presión en el colon para medir las contracciones del músculo intestinal antes y después de tomar una taza de café. Entre quienes dijeron que el café solía estimular la evacuación, la sonda mostró un incremento significativo en la presión a los cuatro minutos de beber café, mientras que las personas no responsivas no presentaron cambios en la actividad del colon.

Que beber una taza de café logre estimular ambos extremos del tracto gastrointestinal en unos minutos significa “que probablemente atraviesa el eje intestino-cerebro”, dijo Martindale. Es decir, que la llegada del café al estómago envía un mensaje al cerebro que a su vez “estimula al colon para que diga, ‘Bueno, mejor nos vaciamos porque vienen cosas hacia abajo’”, explicó. El café en sí mismo se movería por los intestinos con mucha más lentitud y demoraría al menos una hora en recorrer el largo camino del estómago a través del intestino delgado hasta el colon.

Esta comunicación entre el estómago, el cerebro y el colon, llamado reflejo gastrocólico, es una respuesta normal a comer. Pero beber café parece tener un efecto desproporcionado; un estudio publicado en 1998 halló que ocho onzas de café estimulaban contracciones colónicas similares a las que inducía una comida de 1000 calorías. Los investigadores han hecho la hipótesis de que la comunicación intestino-cerebro del café probablemente sea causada por uno o más de los muchos químicos del café, y tal vez sea mediada por algunas de nuestras propias hormonas, que tienen papeles importantes en el proceso digestivo, como la gastrina o la colecistoquinina; ambas pueden elevarse después de beber café.

Aunque el mecanismo no está claro, los efectos del café en el intestino bien pueden ayudar a algunas personas, entre ellas las que se recuperan de ciertos tipos de cirugía. El deterioro de la función intestinal es común tras las operaciones abdominales, por ejemplo, lo que puede causar hinchazón, dolor y la incapacidad de pasar gases o tolerar alimentos. Un análisis de 2020 combinó los resultados de siete estudios clínicos y encontró que beber café permitía a los pacientes que se sometieron a cirugía colorrectal o ginecológica tolerar alimentos sólidos en promedio 10 a 31 horas más pronto, respectivamente. El café también redujo el momento en que presentaron su primera evacuación intestinal por un promedio de 15 a 18 horas.

“Un par de sorbos de café pueden ser suficientes. No hace falta tanto”, dijo Martindale, quien con frecuencia ofrece a sus pacientes una taza de café la mañana después de una cirugía. Martindale también sugiere café, junto con otros cambios de dieta, al asesorar a pacientes con estreñimiento crónico. Y comentó que no es poco común que los pacientes que por uno u otro motivo han renunciado al café le digan: “Doc, no puedo ir al baño sin un café”.

Sonya Angelone, una dietista certificada y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética, advirtió que no deben depender demasiado del café para mantenerse regulares. Si hay constipación, “no es porque haya una deficiencia de café”, dijo. Angelone recomienda comer más frutas y verduras, que tienen mucha fibra, así como aumentar la ingesta de fluidos y la actividad física para atender el estreñimiento. “Lo que veo es que mucha gente no empieza el día con un golpe de fibra en la mañana”, dijo. El café que no es instantáneo contiene una pequeña cantidad de fibra, alrededor de un gramo por taza de 235 mililitros.

A algunas personas el café les provoca malestar estomacal y les suelta el estómago, así como efectos secundarios relacionados con el exceso de cafeína, como insomnio, ansiedad, palpitaciones cardiacas y dolores de cabeza, añadió Angelone. La Administración de Alimentos y Medicamentos indica que es seguro para la mayoría de las personas beber 400 miligramos de cafeína —la cantidad equivalente a cuatro o cinco tazas de café— al día. Aunque hay que recordar que las personas metabolizan la cafeína de distintas maneras, así que este umbral puede variar de persona a persona. “A diferencia de otros alimentos, el café es una de esas cosas que si te molesta lo sabes”, dijo Angelone.

Para el resto de nosotros el café puede ser parte de una rutina matutina reconfortante que nos despierta de muchas maneras.

Fuente: The New York Times

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