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Señora ministra de Atención de las Aguas: 82 % de los venezolanos no cuenta con un suministro de calidad

Bancamiga

Hoy, cuando en Venezuela se han registrado, de acuerdo con cifras gubernamentales, 422 casos positivos para COVID-19, 82 % de los venezolanos no tenemos un suministro de agua de manera continua y la que recibimos es de manera esporádica es de dudosa calidad o no potable.

Así se desprende del reporte de la Emergencia Humanitaria Compleja, que elaboraron varias ONG, entre las cuales está la Fundación Aguas sin Fronteras.

En nuestro país, no estamos preparados para hacer frente a la pandemia de Covid-19 y poder garantizar el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene (WASH) y la seguridad alimentaria son elementos esenciales para la respuesta de la pandemia.

El 82% de los venezolanos no tenemos acceso a un suministro regular de agua potable empezando por Guanare estado Portuguesa, la Gran Caracas, los Valles del Tuy y casi toda Venezuela; suponemos que los datos que poseemos también los tiene la ministra para la Atención de Aguas, Evelyn Vásquez,

Entre los 28.621.000 de venezolanos, se cuentan los más de cuatro millones de habitantes de zonas rurales, que han quedado desabastecidos de agua luego de que en 2007 se eliminara el Programa Nacional de Vivienda Rural con sus servicios conexos de agua potable y correcta disposición de excretas y aguas servidas.

Por ejemplo, en algunos sectores del estado Aragua, el agua se recibe por tuberías cada 21 días, lo que obliga a cientos de familias, la mayoría de escasos recursos, a destinar 40 % de sus ingresos para adquirir agua, muchas veces de dudosa procedencia.

«En las zonas populares, muchos de sus habitantes se ven obligados a pagar, incluso con especies, por el acarreo de agua desde los sitios donde sea posible conseguirlo hasta sus casas«, sostiene un reporte de Coalición Clima21 – Fundación Tierra Viva, de 2018.

La Coalición Clima21 junto con la Fundación Tierra Viva realizaron una investigación en el 2018, con el objetivo de documentar la situación de la escasez de agua potable en el Área Metropolitana de Caracas (AMC) en el contexto de la crisis venezolana de abastecimiento de agua para ese momento.

Igualmente, según una encuesta realizada, «3 de cada 4 caraqueños no recibe agua regularmente y solo 18 de cada 100 reciben agua a diario.

Asimismo, 58 % de los consultados indicó que reciben agua en un período que oscila entre 2 o 3 días, hasta 1 vez por semana y al menos 5 % la reciben con una periodicidad de un mes o más; es decir que 63 % de los consultados tienen un racionamiento de agua entre mediano y alto».

agua potable
Foto: Archivo
Agua que no has de beber…

Venezuela es el país con las mayores reservas de agua dulce del mundo y cuenta con alrededor de 90 cuencas hidrográficas, con un potencial hídrico superficial que supera 1 millón de millones (1.000.000.000.000) de mᶟ/año y más de 8000 millones (8.000.000.000) de mᶟ/año en potencial hídrico subterráneo.

Por eso, no entendemos que haya escasez del vital líquido; aunque un país rico en recursos hídricos, paradójicamente, desde 2014, en todo el país existe un grave problema de déficit del servicio de agua potable.

El Gobierno se lo atribuye a los períodos de sequía y a los efectos de El Niño.

De allí parten los racionamientos en el suministro de agua en gran parte de país.

El ingeniero Jesús Castillo, presidente de Agua Sin Fronteras, afirmó que para 2018, cerca de 35 % de los embalses están eutrofizados, envejecidos, colmatados y contaminados física, biológica y químicamente, pues son cuencas receptoras de aguas residuales que no son tratadas o que, en su defecto, el tratamiento es insuficiente.

Un promedio de 6.000 litros por segundo de aguas residuales crudas son vertidas directamente en el embalse Pao Cachinche, que, a su vez, envía las aguas a la planta potabilizadora Alejo Zuloaga que surte al estado Carabobo de agua ‘tratada’ no potabilizada.

De igual forma, el embalse Pao Las Balsas, receptor de las aguas del Pao Cachinche, envía las aguas a la planta Lucio Baldo Soulés que surte a un sector de Carabobo y al estado Aragua.

«Potabilizar estas aguas es severamente difícil», asegura Castillo, refiriéndose a los embalses de la cuenca Pao Cachinche, Pao las Balsas y en su menor medida el embalse de Camatagua.

El deterioro de la infraestructura hídrica

Los expertos en materia hídrica coinciden en que la mayoría de los embalses de Venezuela, y en particular los de la región central del país, se encuentran en franco deterioro, producto de una total desatención por parte del Estado.

«Pese a su importancia estratégica, desde 2005 no se cumple con los planes de mantenimiento y más de 40 % de los embalses del país no pueden ser operados ya que estos sistemas se encuentran atascados o inoperativos en vista de que muchos componentes hidráulicos, eléctricos y mecánicos no han sido reparados, presentan fugas de fluidos o simplemente carecen de servicio eléctrico para la alimentación de los motores y bombas.

También incide el vandalismo que impera por falta de vigilancia«, señala Padrino, especialista en Seguridad Hídrica, Gestión Ambiental y Cambio Climático para América Latina y el Caribe, en un artículo publicado en el portal web Iagua.

Las fallas eléctricas -explica el ingeniero Castillo- también hacen que el sistema no opere de manera óptima en la conducción y bombeo del agua.

Según información presentada por la comisión mixta de la Asamblea Nacional en el período 2010-2015, el Gobierno gastó $42 millardos en una nueva infraestructura eléctrica.

Pero la crisis del Sistema Eléctrico Nacional quedó en evidencia cuando en marzo del 2019, Venezuela vivió un apagón general.

El pasado 4 de marzo, una fuerte variación de tensión eléctrica dejó fuera de servicio los Sistemas Regional del Centro I y ll y el Sistema Tirgua y, en consecuencia, sin agua potable a los estados Carabobo, Aragua y a Tinaquillo en Cojedes.

Hospitales sin agua potable

En este momento, cuando el acceso al agua es más urgente para evitar y prevenir cualquier contagio por el COVID-19, en Venezuela el desabastecimiento de agua es la principal causa en el incremento de enfermedades de origen hídrico.

El almacenamiento del agua constituye un foco de crecimiento de vectores de enfermedades como zika, dengue y chikungunya, entre otras.

El último boletín epidemiológico, publicado en diciembre del año 2016, refiere que entre los años 2015 y 2016 hubo un incremento de 26,2 % en los casos de diarreas en menores de cinco años de edad, mientras que la hepatitis viral A alcanzó una tasa de morbilidad nacional a 13,88 por cada 100.000 habitantes.

Y mientras el gobierno de Venezuela ha dispuesto 46 hospitales centinelas para la atención de casos de COVID-19, que se confirmen en el país, la Encuesta Nacional de Hospitales 2019 refiere que 78 % de los centros de atención de salud pública reportaron fallas en el servicio durante el año pasado.

El 70 % de los hospitales reportan intermitencias en el servicio y 20 % reportan que nunca reciben agua durante la semana.

De nada han servido las constates denuncias y reclamos que viene realizando el personal de salud para que los hospitales cuenten con un suministro de agua potable constante.

En Venezuela, el acceso a agua potable es cada vez más difícil y exacerba los problemas sanitarios.

Solo un 18 % de los venezolanos que recibe agua limpia de forma continua y consistente podría estar en menor riesgo de contraer un virus que ya ha cobrado miles de vidas en todo el mundo.

Por eso mientras, la Organización Mundial de la Salud recomienda el lavado de las manos como principal precaución para minimizar el contagio por coronavirus, en Venezuela, más de 28 millones de venezolanos no recibimos agua potable de calidad.


Esto quiere decir, que la mayoría de la gente no tenemos acceso al suministro regular de agua potable.

Sin agua limpia y segura, es difícil para los hogares mantener estándares de higiene para mitigar la transmisión de Covid-19 y otras enfermedades prevenibles e infecciosas.

Estamos exigiendo a Evelyn Vásquez, ministra para la Atención de Aguas, la solución para mitigar la transmisión de Covid-19 y otras enfermedades prevenibles, ya que no contamos con estudios reales actualizados sobre la calidad de las aguas que consumimos en casi toda la patria.

Definitivamente estamos ante un grave problema de salud pública, que va más allá de la prevención y mitigación de la pandemia actual, y una vez establecida mejorará la higiene y la salud general de muchas comunidades en Venezuela.

Enrique López Alfonzo

Periodista Venezolano Independiente 

+584245428120

elopez0333@gmail.com

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