Vladimir Putin pisa el freno en sus planes dentro de la dictadura de Venezuela.
El director general del consorcio armamentístico ruso Kalashnikov, Vladímir Lepin, declaró que la fábrica para producir en Venezuela fusiles de esa marca AK-103 y munición no será puesta en marcha este año por problemas logísticos.
“No, no se pondrá en marcha”, respondió Lepin a la pregunta de la agencia Interfax acerca de si este año la fábrica venezolana comenzará a fabricar fusiles Kalashnikov.
En octubre del año pasado el enviado de la Presidencia venezolana Adán Chávez anunció que la construcción de la fábrica de fusiles Kaláshnikov concluiría en el segundo semestre de 2022.
Lepin indicó que el retraso de la puesta en marcha de la fábrica obedece a problemas de orden logístico.
El acuerdo ruso-venezolano para la construcción de la planta fue suscrito en 2006, pero su ejecución ha sido obstaculizada tanto por escándalos de corrupción como por las sanciones estadounidenses a Venezuela.
El exsenador ruso Serguéi Popelniújov, cuya compañía estaba a cargo de la realización del proyecto, en 2017 fue condenado a 7 años de prisión por el robo de más de 1.000 millones de rublos, unos 16 millones de dólares al tipo de cambio de entonces.
La cooperación armamentista del régimen de Caracas no es solo con el gobierno ruso. Misiles, bombas, radares y sistemas de defensa aérea, era el contenido de un Boeing 747-200 F de carga que el pasado 21 de junio aterrizó en Venezuela proveniente desde Irán.
El cargamento militar llegó a la base militar más grande de Venezuela, El Libertador (en Bael), ubicada en Palo Negro-Maracay, según publicó la revista colombiana Semana, que accedió a un informe con el listado de lo enviado por el régimen iraní a sus aliados en Venezuela.
Fuente PeriodistaDigital.com
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