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El último intento en Cabo Verde Opinión por José Luis Zambrano

Bancamiga

Columna Sainete en cápsulas

Se han buscado a Baltazar Garzón. Existe un impulso al chantaje desmedido. El dinero no es impedimento. Alguien tiene que ceder. El riesgo es inmenso y puede correr mucha sangre. Están desaforados y el tiempo se achica. El Gobierno de Cabo Verde aprobó la extradición. Lo demás queda en la diafanidad de la justicia del archipiélago.

Está a punto de cumplirse el plazo. Corren los rumores como pólvora y los nervios del régimen están más que tensos. Todo se vuelve incierto. El español podría resolverlo. Sabe manejar lo truculento. Se ajusta los lentes, empalma sus alegatos e impulsa un veredicto certero. Por algo fue juez. Un pasado un tanto controvertido.

No faltarán los recursos. Hay para comprar las conciencias más incorruptibles. Diez o quince millones de dólares. Los que se necesiten. Aunado a un Garzón empecinado. No temerá ensuciarse las manos. Fija sus blancos y tiene el poder de dar en la diana. Sabe andar en lo intrincado. No se apoca en la jurisprudencia perversa. Blancos o negros, todos sirven para su honra leguleya.

Este abogado tiene la astucia suficiente como para defender a los poderosos adinerados. Un testaferro o un enriquecido de forma ilícita. Da igual. Su bufete recibirá el beneficio. Dicen que recurrirá a La Haya. Allí se cuecen mejor los casos imposibles. Quizá existan mejores relaciones. Un Tribunal Internacional podría comprarse mejor. En Cabo Verde parecen las cartas echadas, por eso debe buscarse otra trinchera. Existe un riesgo en esta pequeña región africana, de calarse la espalda gringa. Las conversaciones han sido precisas. Se quiere a Saab vivo para que cante sus pormenores.

El jurista no las tiene fácil. Se está combatiendo contra un poderoso. Estados Unidos no dará tregua. Ha ensamblado unos alegatos rigurosos y han puesto sus condimentos de ingenio para no perder a la presa. La dictadura venezolana quiso a último momento, investir a Saab con grado de diplomático incondicional. Otorgarle una inmunidad imposible. Siempre de bajo perfil y ahora lo muestran como plenipotenciario. Nadie se ha creído el cuento. Siempre los emisarios enviados han fracasado.

La corrupción atosiga el expediente de Saab. Está manchado con los desmanes de los años recientes en nuestro país. La adquisición de comida, la edificación de vivienda, el tráfico de petróleo, las negociaciones con el oro y todo aquello que posibilite un contrato cenagoso. Nunca le temió a la deshonra. Un posible parlanchín que naciones enteras temen.

No es un emisario internacional de Maduro. Ha sido más bien su impertinente consumado. El que esconde los caudales y entrega baratijas. Una pieza entera para colaborar en llenarnos de miseria y atiborrar las arcas de quienes ostentan el poder. Ahora depende de una decisión judicial.

Washington está con paragua seguro en una lluvia perfecta. No cederá ante esta oportunidad irresistible. Tiene un argumento inconmovible. Lo acusa por lavar 350 millones de dólares fuera de Venezuela. Sus mayores pecados los desembuchará después. Un reo de quilates. Con mucho qué contar. Sus relatos se ansían con premura, pues se está al tanto que caerá más de uno.

Álex Saab el de subterfugios. El contratista de Maduro. Siervo fiel, sagaz, su estibador monetario. Un comerciante para la farsa. Quien cumplía sin desmayos sus órdenes. El emisario funesto y avezado para el escamoteo. Por ahora sus secretos son un taladro para los cimientos de Miraflores. Su propia tortura. No puede soltar la lengua. Fue una de las piezas más queridas. Pero hoy llena a un gobierno completo de enojos.

Este barranquillero también es ansiado en Colombia. En la nación neogranadina tiene cargos por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y exportaciones e importaciones ficticias. También se dice que, en la gestión de Rafael Correa en Ecuador, se embadurnó de irregularidades. Sus tropelías deben sobrar. Pero sus vocablos son más valiosos en este momento. El relatador anhelado. La carta para resolver la mesa de apuestas.

No sé si Saab luzca trajes impecables, pero es un experto lavador. Sus andanzas son irrefutables. Esperamos que Cabo Verde siga siendo verde y no maduro. Por eso apostamos a que la justicia de este pequeño territorio africano sea íntegra. Tenga sentido común y entienda todo lo que está en juego. Que Garzón pierda la baraja y empiecen los procesos internacionales. La gran estocada se esconde en las pláticas interminables que estamos dispuestos a escuchar del testaferro más terrible de la historia.    

MgS. José Luis Zambrano Padauy

Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”

zambranopadauy@hotmail.com

@Joseluis5571

 José Luis Zambrano Padauy

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