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Opinión

¡Ideologías! ¿Para que sirven? Por Marlon Jiménez García

Una Ideología es, una disciplina filosófica que estudia las ideas, sus caracteres y especialmente su origen. Estas ideas caracterizan a una persona, escuela, colectividad, movimientos culturales, religiosos, políticos, etc. A pesar de su conformación heterogénea y diversa, su principal fuente enriquecedora en la sociedad es, sin duda, en el ámbito político. Su conformación para pronunciar efectos de interpretación, de índole clasificatoria en el campo político – social y/o político – económico, ha derivado en dos concepciones primarias: Ideología de Derecha e Ideología de Izquierda; aunque en el transcurrir diacrónico ha sido fuente de ramificaciones de interpretación diversa, atendiendo al “acomodo” que inspira a la institucionalidad que lo requiera.

Las acepciones conceptuales de Izquierda y Derecha, marcan la agenda de los partidos políticos en los principios de su filosofía de acción. Eso, de llamar “izquierda” o “derecha” tiene desde sus propios orígenes una naturaleza sesgada y simplista. Aunque estos conceptos no sean idóneos para definir la identidad política de los ciudadanos, el hecho es que, son frecuentes para posicionar posturas ideológicas. En la Revolución Francesa dos partidos se disputaban el poder. Por un lado, a la derecha de la Presidencia de la Asamblea Nacional (Electa para propósitos de Dirección de esos acontecimientos), los “Girondinos”, un partido moderado que propugnaba con derecho el sufragio no universal, del que excluía a las clases no proletarias y que defendía la alianza con la nobleza para establecer en Francia una monarquía parlamentaria. Por el otro a la izquierda, los “Jacobinos”, un partido de radicales, que defendían el sufragio universal y la instauración de una República. De allí nació el término de izquierda y de derecha en el ámbito de las ideologías. 

Los jacobinos, llegaron al poder y crearon bajo su domino, la “revolución del terror” que dirigió Robespierre, entre otros; quien ejecutó en la guillotina a muchos adversarios y a la caída del terror fueron guillotinados de igual manera. Para la época existía “El Contrato Social” propuesta de organización democrática realizada por Rousseau; él afirmaba “que el poder que rige a la sociedad es la voluntad general que mira por el bien común de todos los ciudadanos. La moral y la razón se hacen evidentes en la sociedad, al establecer un modelo normativo capaz de crear un orden social que evite la dominación de unos sobre otros y que involucre una representación participativa de todos los miembros de una sociedad”. Robespierre, interpretó a Rousseau de manera malévola, generando según los historiadores, una “transfiguración monstruosa” del contrato social, en lo relativo a las condenas a muerte o al exilio de los que traicionan la voluntad general del contrato.

 Así a lo Robespierre, llegaron Lenin, Stalin, Mao, Fidel, Hitler, Mussolini el “comandante eternamente enterrado” y el procubano Nicolás Maduro y muchos otros dictadores sanguinarios. Todos ellos se declararon de “Izquierda”; todos ellos, asumieron lógicamente la “radicalidad” en el ejercicio del poder. ¿Para qué sirven las ideologías? A Fukuyama, su obra “El fin de la historia y el último hombre”, el tiempo le da la razón; su teoría: de que la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo basado en la política y economía de libre mercado que se ha impuesto a la utopía tras el fin de la Guerra Fría y que no ha cambiado tras ésta; aunque hay desviaciones en algunos pueblos; vivimos en la época de las desilusiones. Las ideologías han sufrido simbiosis estructurales, muchas veces por sus principales propulsores, incitados, obviamente, por la búsqueda del poder.

El Comunismo ha desaparecido, (ahora cambian de acuerdo a las realidades, socialismo en diversas corrientes: anarquistas, saintsimonistas, 3ra vía, progresistas, otras; aunque Fidel Castro, en Venezuela derribó, cualquier diferencia entre socialismo y comunismo, cuando en una entrevista dada a Vanessa Davis, ésta le preguntó: ¿Qué diferencia hay entre socialismo y comunismo? Fidel respondió: Ninguna, “eso es la misma cosa, así lo ha determinado la historia.” y echó por la borda cualquier otra interpretación) en todas partes al margen de su edulcorada explotación por ciertas tiranías sudamericanas o asiáticas. El liberalismo (Creado por John Locke), que alimenta principios valorativos en Democracia y Libertad, no cabe duda alguna, es desacreditado con mayor rapidez todavía, por modelos propagandísticos y populistas, que engañan a los más desposeídos social y económicamente. En Europa y en el mundo en general, en el mundo civilizado, la propia sociedad en esa capacidad de inventiva del hombre, ha propuesto cambios significativos en una conducta política, basadas en los principios primarios del liberalismo, pero con atención primaria a los sectores normalmente excluidos; esos movimientos se caracterizan por: acceso a derechos fundamentales que tienen que ver con la dignidad de la persona, con su ambiente, igualdad, ética funcional y efectiva y con la integralidad en CALIDAD DE VIDA, pasando el aspecto político – ideológico a un plano, realmente subalterno.

En LATAM todos los modelos a los que se adhería la inteligencia han caído uno tras otro. La apatía política está en pleno desarrollo. La multitud solitaria se repliega sobre la pequeña felicidad y el narcisismo individual. La “enfermedad de la civilización” de la que hablaba Freud es hoy más profunda que nunca, y la alienación que ha conducido a Occidente a la esquizofrenia se convierte en insoportable.

¿En qué se traduce todo esto? En un llamamiento simbólico profundo, a todos los sectores de la vida nacional, en una llamada de lo imaginario hacia el interior psíquico que el universo de la técnica ni la “política mundana” pueden satisfacer. Es a este llamamiento que debemos responder. Se trata de “multiplicar las proposiciones” y de hacer conocer nuestras ideas. Se trata de recrear los lugares simbólicos por los que el hombre pueda volver a arraigarse en el espacio y en el tiempo. Se trata de alimentar el imaginario de los pueblos permitiéndoles reapropiarse de su identidad y de seguir el camino más exultante de su destino. Se trata de formar a los líderes políticos, sociales, culturales, religiosos que lo más importante es vivir en un mundo solidario, todos somos importantes; que el valor del hombre es el valor intrínseco que tiene en sus relaciones con la sociedad; todo ello se condensa en “Calidad de Vida” como ideología de los pueblos.

Profesor Universitario

Mrlons.jimenez55@gmail.com

@marjimgar

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