La idea de eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento en Estados Unidos es un ataque directo a los principios fundamentales de igualdad y justicia consagrados en la Constitución.
El enfoque, impulsado por Donald Trump y varios republicanos, no solo evidencia una inclinación hacia el autoritarismo, sino que también plantea serias dudas sobre la viabilidad legal de tales medidas y sus efectos devastadores sobre millones de personas.
La ciudadanía por nacimiento: un pilar constitucional
El derecho a la ciudadanía por nacimiento está garantizado por la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, adoptada en 1868 tras la Guerra Civil. Su Sección 1 establece claramente:
«Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos y del Estado en el que residen.»
Este principio fue diseñado para garantizar que todas las personas nacidas en el país, incluidas las personas anteriormente esclavizadas, tuvieran igualdad de derechos como ciudadanos. Es una afirmación categórica de que la ciudadanía no está sujeta al capricho de legisladores ni al poder político del momento.
La interpretación de esta enmienda ha sido reafirmada consistentemente por la Corte Suprema, consolidando la ciudadanía por nacimiento como un derecho inalienable.
Sin embargo, los recientes intentos de reinterpretar esta disposición constitucional, como los impulsados por figuras como el senador Mike Lee, buscan crear ambigüedad donde no existe.
Lee argumenta erróneamente que el Congreso tiene la autoridad para redefinir el concepto de ciudadanía bajo esta enmienda, una postura contraria tanto al texto claro de la Constitución como al propósito histórico de la enmienda.
La retórica de Trump y su agenda autoritaria
Trump presentó su intención de eliminar la ciudadanía por nacimiento como parte de un paquete más amplio de políticas migratorias restrictivas.
Esto incluye la deportación masiva de aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados y el uso de las fuerzas armadas como policía migratoria.
En su visión, redefinir la ciudadanía permitiría excluir de la comunidad nacional a aquellos que no encajan en su visión de «ciudadano real».
Este enfoque tiene precedentes históricos preocupantes: regímenes autoritarios en todo el mundo han utilizado la manipulación de los derechos de ciudadanía para consolidar el poder, deshumanizar a minorías y marginar a opositores políticos.
Trump también ha recurrido a desinformación para justificar su posición, afirmando falsamente que Estados Unidos es el único país que permite la ciudadanía por nacimiento.
En realidad, más de 30 países, incluidos Canadá y México, ofrecen este derecho sin restricciones. Este tipo de alarmismo busca generar apoyo emocional en lugar de basarse en hechos, una estrategia típica de líderes autoritarios que buscan explotar el miedo y la desinformación.
Consecuencias devastadoras de eliminar la ciudadanía por nacimiento
Eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento tendría efectos catastróficos.
Millones de personas, nacidas en suelo estadounidense y consideradas ciudadanos desde su nacimiento, podrían enfrentar la repatriación, especialmente si no tienen otra nacionalidad.
Además, esto crearía un ambiente de inseguridad jurídica, ya que los derechos fundamentales de las personas quedarían sujetos a cambios legislativos o ejecutivos.
Este tipo de políticas también tendría un impacto profundo en las familias. Bajo el enfoque de «tolerancia cero» defendido por Trump, muchos ciudadanos estadounidenses podrían ser deportados junto con sus familiares indocumentados, destruyendo núcleos familiares y generando crisis humanitarias.
¿Es legalmente posible eliminar la ciudadanía por nacimiento?
Para eliminar la ciudadanía por nacimiento, sería necesario enmendar la Constitución, un proceso extremadamente difícil y políticamente improbable.
Según el Artículo V de la Constitución, cualquier enmienda requiere la aprobación de dos tercios de ambas cámaras del Congreso y la ratificación de tres cuartas partes de los estados.
Este nivel de consenso es prácticamente inalcanzable, especialmente en un tema tan divisivo.
En lugar de buscar una enmienda constitucional, los republicanos han optado por reinterpretar la Decimocuarta Enmienda, argumentando que términos como «jurisdicción» permiten flexibilidad.
Sin embargo, esta interpretación es legalmente débil y contradice tanto el texto como la intención original de la enmienda. Es más un intento de manipulación semántica que un argumento jurídico sólido.
Redefinir la ciudadanía: una herramienta autoritaria
La redefinición de la ciudadanía es una estrategia típica de movimientos autoritarios. Históricamente, los regímenes que buscan concentrar el poder han utilizado esta táctica para excluir a grupos no deseados, moldear el electorado a su conveniencia y consolidar su control.
En el caso de Trump y los republicanos, este intento refleja una intención de restringir los derechos de ciertas comunidades, particularmente inmigrantes y sus descendientes.
La ciudadanía por nacimiento no es solo una política migratoria; es un principio fundamental que define a Estados Unidos como una nación de igualdad y oportunidades. Los intentos de eliminar este derecho representan una grave amenaza al estado de derecho y un paso hacia un modelo de gobierno más autoritario.
Fuente: El Tiempo Latino
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