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Opinión

La muerte existe Opinión por Sociólogo Ender Arenas Barrios

Bancamiga

Pero no todos recuerdan cuando se enteraron de la existencia de ese hecho irremediable al que todos estamos condenados. La muerte se experimenta si esta es una experiencia cercana. Yo puedo decir, en lo estrictamente personal, que desde niño supe de su brutal cercanía pues viví durante los primero años de mi vida cerca del cementerio “Corazón de Jesús”.

Pero, además, fue una experiencia cercana, muy cercana, desde niño, pues perdí a mis dos compañeros de juegos infantiles, uno tenía ocho años y el otro diez, el , se llamaba Adán, murió un jueves santos, ahogado en una playa y el otro, se llamaba Alirio, murió infestado de tétanos.

Después ha sido toda una secuencia de muertes cercanas que han hecho del duelo una situación permanente: mi hermano, mi madre, mi padre, mi mejor amigo y otros.

Ahora ha hecho presencia en nuestras vidas un virus de alta letalidad: el Coronavirus. Y, con él,  la muerte se ha convertido en una experiencia cercana para todos.

Así que a la crisis general de sociedad en la que nos instaló el régimen, incluso, mucho antes de que Chavez le dejara a   Maduro en el poder sobrevino el Covid para decirnos que estábamos mucho peor de lo que la realidad nos señalaba todos los días, y que el problema que se nos había instalado borraba definitivamente los límites entre la vida y la muerte.

La muerte dejó de ser algo que le ocurría a los demás, sino que esta llegó y hasta ahora los que aseguraban que se estaba administrando la pandemia de manera eficiente han demostrado una vez más su incompetencia para manejar con cierta eficiencia los riesgos que acompañan todo evento crítico. Asi ha pasado con todo: la economía, la educación, la política, el manejo del gobierno etc.

  Y así ha pasado esta vez. Todos estamos conmocionados porque se ha producido la muerte de gente cercana, ya no son cifras y gente sin rostro que se anuncian en los informes fríos de los hermanos Rodríguez, ahora, en cualquier momento alguien te avisa de la muerte de un amigo, de un vecino, de un deportista famoso, de cientos de médicos algunos muy conocidos, de familiares, es decir, de gente cercana.

Hasta en la cúpula del gobierno la muerte ha tocado sus puertas y ha empezado a sentir los estragos de la enfermedad. Diosdado Cabello, Tarek el Aisami, Jorge Rodríguez, el Potro Álvarez, Héctor Rodríguez, una docena de alcaldes y gobernadores, miembros de las Fuerzas Armadas, hasta llegar a la muerte de Darío Vivas.

El presidente por ahora no se ha contagiado. Parece cuidarse en extremo, hasta el punto que en estos días confeso que para tener sexo con su mujer se hace primero la prueba PRC. Asi que aquellos que hacen fuerzas para que se contagie y nos ahorre mas sufrimiento parece que sus deseos no se cumplirán.

Pero la muerte, nos amenaza. Esta allí y nosotros indemnes frente a ella, con un gobierno que parece no interesarles la vida de sus gobernados. Y de verdad, yo le confieso que le temo. Le temo de verdad a eso que es justamente la no- dimensión. Ella significa no estar en ningún lado, en ninguna parte. Uno con ella no está escondido, no está durmiendo no está en otra habitación…. Simplemente uno deja de estar y lo que es peor no se volverá a estar en ninguna parte.

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