Es un poco más grande que un pulgar y contiene seis líneas de escritura cuneiforme realizadas por un escriba en la zona del sud de Irak
Hace alrededor de 4.200 años, un escriba sumerio que residía en un área que actualmente pertenece a Irak dejó un documento para la historia. Una diminuta tabla de arcilla, un poco más grande que un pulgar, con seis líneas de escritura cuneiforme. El texto acaba de ser descifrado por los arqueólogos de la Universidad de Cambridge.
El viaje de esta sorprendente tablilla ha sido rocambolesco. ”En los primeros años del siglo XX, el mercado de antigüedades quedó inundado, desastrosamente, con miles de tabletas cuneiformes que habían sido arrancadas de su contexto original por todo tipo de ladrones. Estas tabletas se distribuyeron por todo el mundo, desde Moscú hasta Londres o Chicago”, explica el profesor Nicholas Postgate.
La pequeña tabla es un poco más grande que un dedo pulgar
En 1921 fue donada a la Universidad de Cambridge, donde desapareció (o se extravió) misteriosamente antes de ser recuperada en 2016. Entonces se convirtió en el objeto escrito más antiguo en posesión de la Biblioteca del centro universitario, que tiene más de 600 años de historia.
La traducción completa del breve texto es muy simple y detalla una transacción comercial: “18 frascos de grasa de cerdo – Balli. 4 frascos de grasa de cerdo – Nimgir-ab-lah. Grasa dispensada (¿en?) la ciudad de Zabala. Ab-kid-kid, el escriba. 4° año 10° mes”, dice la inscripción.
El hombre llamado Balli aparece regularmente en otros textos escritos de esa zona de Sumeria durante el mismo período histórico y podría ser un oficial a cargo de una amplia gama de aceites: desde grasa y manteca de cerdo hasta aceite de sésamo y aceite de almendras, apuntan los expertos.
“Esta pequeña pieza de arcilla está repleta de información de hace 4.200 años. El idioma es sumerio, el idioma escrito más antiguo, no vinculado a ninguna lengua indoeuropea o semítica de esa parte del mundo, y hay seis líneas de escritura cuneiforme escritas profesionalmente”, señala Postgate.
”El contenido es muy simple. Menciona una gran cantidad (22 jarras) de manteca o grasa de cerdo y da el nombre del funcionario responsable (Balli). Declara que esta grasa fue dispensada en la ciudad de Zabala, en el sur del actual Irak. Creemos que estos frascos eran ochenta litros cada uno, así que eso significa que estamos hablando de cientos de litros de manteca“, añade.
El problema para los investigadores es que no pueden ampliar miras a partir de esta información. ”Podemos reconstruir lo que dice una tableta individual, pero nunca podemos reconstruir el contexto físico arqueológico del que proceden, por lo que hay una gran pérdida de datos interesantes”, agrega.
”Desde la década de 1920, muchas otras tabletas del mismo archivo han aparecido en todo el mundo y nuestra propia pequeña tablilla hace su propia contribución a la reconstrucción de una oficina gubernamental hace más de 4.000 años”, señala Nicholas Postgate.
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