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Opinión

Los temas que discute la oposición Parte II Opinión por Sociólogo Ender Arenas Barrios @RojasYArenas

Bancamiga

En la nota de la semana pasada hicimos introducción de dos temas centrales en el debate político venezolano, especialmente el que se realiza en el seno de la oposición, esto es la centralidad que hoy asumen los conceptos de democracia y el de transición.

Hablo principalmente del debate en el seno de la oposición, puesto que la posición dentro del gobierno, a pesar de la diferencias y fracturas internas que se producen en su seno, estas diferencias no tienen que ver con luchas de carácter ideológico-conceptual realizadas en el seno de sus diferentes fracciones, sino, sobre quienes ejercen el control sobre los aparatos e instituciones que están estructurados en función de la distribución de la menguada renta petrolera, de la renta minera, que tiene que ver con la explotación del llamado Arco minero, y de los mecanismos irregulares vinculados a actividades ilícitas que proporcionan mecanismos bastardos de  enriquecimiento rápido y fácil del estamento político en el poder.

Más allá de la diatriba que mediáticamente se coloca en escena como fundamentos del debate en el seno de la fragmentada oposición. Hay, concepciones contrapuestas, que no alcanzan a ser discutidas porque son sustituidas por las consignas e insultos que agitan las redes sociales.

Un ejemplo de estas visiones diferentes que están presentes, pero ocultas, es la concepción que contrapone de manera maniquea el Estado al mercado. Esta visión está presente en la propuesta de María Corina Machado y los sectores opositores que la acompañan, allí el Estado es el portador de todos los vicios, la corrupción aparece como una mediación que lo organiza y el clientelismo, la cooptación y la corrupción son los fundamentos que garantizan el orden que lo configura. Es profundamente antiintervencionista lo cual considera nefasta. En contraposición, el mercado, deviene en el único código del orden deseable por supuestamente eficiente y ser “el reino de la libertad” y “el individualismo”. En esta oposición que se plantea de suma cero, esa consigna que esgrime Machado y sus acompañantes: “menos Estado y más mercado”, es de verdad una ingenuidad peligrosa que de materializarse  acentuaría aún más la desigualdad ya existente mediante la dictadura del mercado.

La cara opuesta, dentro de la oposición es, asumiendo, que la fase “histórica de matriz Estado céntrica se agotó” es considerar un modelo  que recupere, en un mismo proceso, la instancia  del Estado más el mercado para fortalecer la democracia mediante un gran acuerdo en torno a normas y procedimientos que al extenderse en toda la vida política procesen las demandas de la sociedad y conviertan la democracia en un bien deseable y duradero.

Se trata de una propuesta que liberaría al Estado de la colonización que se ha hecho de él, por los anillos burocráticos del chavismo que han conformado una nueva clase social que ha acumulado riquezas por la vía bastarda de su enchufe al aparato estatal, del sector militar y de otros actores que lo han instrumentalizado para su beneficio y privilegios.

Es la propuesta de Guaidó que se inscribe en la socialdemocracia. Su propuesta está liberada de los aspectos perversamente populistas y apunta a un Estado democrático, que no invisibiliza a ningún sector y menos a los más vulnerables y que integra a todos los ciudadanos.

Que se corren peligros de una vuelta a viejos populismos, claro que los hay. Esos peligros de una emergencia neo populista entre el líder y la sociedad civil siempre están presente en nuestras realidades, pero asumo que ese peligro puede ser superado si el liderazgo y toda la sociedad escarmientan por lo vivido y sufrido durante 20 años de autoritarismo excluyente y entienden que ha llegado la hora de construir una legitimidad democrática, legal, racional y procedimental.

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