Se necesita descaro, cobardía y brutalidad para que el ministro de la defensa y el comandante estratégico operacional, se acompañen de un mayor general y un general de división encaramados en un tanque, para enfrentarse a un pueblo desarmado…
Que valientes, frente a un enemigo cuyas armas se esgrimen en procura de la libertad.
A ese pueblo se le dan lacrimógenas “gas del bueno” mientras sus estómagos se reducen por el hambre.
Triste espectáculo de los que deberían garantizar la soberanía.
Un país donde el gobierno adquiere armas para que el pueblo muera de hambre o de cualquier enfermedad por la escasez de medicamentos y atención médica adecuada.
Por mi madre que tiene que haber un dios que los llame a cuentas algún día, que los coloque a todos en una fila para que rindan esas cuentas inexplicables…
Seguro que mentirán, acto seguido con seguridad recibirán el trato que merecen.
Anteriormente los militares la cagaban de vez en cuando, ahora la diarrea es perenne y fétida.
Los Whiskys ayer noche deben haber sobrado.
!Derrotaron al enemigo, triunfaron ante el pueblo demandando libertad!
Gral. Rubinstein
Mientras, una valiente mujer venezolana los enfrenta y les grita la verdad con su letal arma: un megáfono:
SINVERGÜENZAS
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