No es para nadie un secreto que vivimos tiempos no solo de mucha incertidumbre, sino también complicados para la vida libre en sociedad. No se trata de ser «pesimistas» cuando se reconoce que grandes poderes -políticos y económicos- han profundizado entre 2020 y lo que va de 2021, una agenda para controlar -ellos- todo cuanto les sea posible.
El mundo en el que vivimos hoy día, muchos consideran que «no vale la pena» o que «está perdido»; es fácil desmotivarse cuando vemos que el mal parece prevalecer sobre el bien en cada rincón de este hermoso planeta. ¿Es así? ¿Estamos perdidos? Yo no lo creo.
Y no me atrevo a creerlo mientras existan -aunque sea una o unas pocas- mentes que resisten y desafían al sistema, al status quo. Yo sé que entre los lectores de esta revista hay muchos -si no todos- que mentalmente resisten y que físicamente hacen todo lo que el cuerpo les da, para mantenerse de pie, aún en los momentos en los que sentimos querer rendirnos.
En 2020 muchos se quitaron las máscaras y disfraces de «buenos», incluso de «emprendedores y empresarios ejemplares», para mostrarle al mundo que trabajan para esta agenda de dominación. Tal es el caso de Amazon, Google, Facebook, Twitter y Apple, quienes han utilizado todo su monopolio para imponer presidentes y callar a las voces disidentes.
Para nosotros -los venezolanos- el «todo está difícil y complicado- no se reduce solo a nuestra pequeña burbuja -Venezuela, la cual parece estar en una especie de «partida trancada», esto es mucho más grande y nos conviene más ver la foto completa, en lugar de enfocarnos solo en las pequeñas tomas de nuestra crisis. ¿Por qué? Porque los venezolanos estamos en todas partes del mundo y al mismo tiempo que nos preocupamos por nuestra propia situación en Venezuela, debemos hacerlo por el lugar que nos acoge, da refugio y nos deja ser libres.
¿Qué podemos hacer?
En artículos, mensajes en Twitter y conversaciones grabadas que puedes ver en YouTube he comentado el cómo -desde una perspectiva muy personal- veo nuestras posibilidades. Una de esas conversaciones las puedes ver en este enlace o leer este artículo, pero en este mensaje te las voy a resumir.
- Es clave que nos integremos en comunidades bien locales: Hacer grupo con personas con quienes compartimos valores o formas de hacer las cosas, es clave y estos grupos deberían tener reuniones periódicas para hablar de lo que queremos defender y el cómo lo haremos. Estar atomizados es nuestra mayor debilidad.
- Si seguimos leyendo y viendo los medios tradicionales, no saldremos de esto: Estar informados es elemental, lo que significa que debemos huir a la desinformación de los medios tradicionales. Cada noticia y cada acontecimiento, es mejor si creamos el hábito de investigarlo usando medios alternativos. Twitter no es una fuente de información, no usen Twitter -ni ninguna red social- «para informarse». Pueden escribir y conversar en ellas, pero no consideren «cierto» lo que lean en estas.
- Hay que hacer el trabajo de cambiar la forma en la que nos comunicamos: Yo sé que es difícil y que los seres humanos solo dejamos de usar una cosa, cuando otra mejor está disponible. Pero también está la otra versión moral: ¿Qué hago si las herramientas que uso para comunicarme, usan mi información personal en mi contra? Ese es el caso de WhatsApp, Twitter, Facebook, Instagram y Google. ¿Debo cerrar mis cuentas así, de la noche a la mañana? No, migren inteligentemente, sin perder contacto, PERO MIGREN A OTRAS ALTERNATIVAS, sean consistentes y pacientes. Caso personal: Yo eliminé WhatsApp y perdí el contacto con el 90% de las personas que conozco. ¿De verdad somos tan dependientes a una sola cosa? Se los dejo para la reflexión.
El momento es ahora. Si dejamos que el tiempo pase, estos monstruos políticos y corporativos nos van a comer a todos.
¡Atrévete a desafiar al sistema!
José Miguel
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