Uno lee las cínicas declaraciones de Jorge Rodríguez donde dice: que hay más de 20 mil camas en los hospitales y más de 1.200 de terapia intensiva listas para el coronavirus y no puedo dejar de pensar en todos esos venezolanos tirados en los pasillos de los hospitales, a veces sin siquiera una silla en la que sentarse, rogando que los atienda un médico que no aparece, y les suministre un tratamiento que tampoco hay.
No puedo dejar de pensar en las visitas encubierto que tantas veces hiciera en los hospitales de Guárico, donde hasta cadáveres descompuesto en destartalada e insalubres morgues logre ver tirados en el piso.
La imagen imborrable de venezolanos olvidados en los pasillos de los hospitales, que han sido tantas veces captados por las cámaras y lentes de periodistas y medios nacionales y extranjeros, y que han aparecido inclusive en las primeras planas de los principales periódicos del mundo.
Las imágenes que a muchos periodistas exiliados nos persigue de venezolanas que dan a luz a las puertas de la Maternidad Concepción Palacios, o en las calles de Cúcuta, y la de Muchos niños del JM de los Rios que han muerto por falta de atención y de sus tratamientos y la imagen de sus madres, que viven en protesta permanente.
Cinica y deplorable la conducta de este ser que lo iguala al peor de los criminales de la historia Josef Mengele
Mengele, el sádico doctor nazi obsesionado con los experimentos humanos.
Coromoto Díaz
Quito – Ecuador
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