Propicia ocasión para agradecer a Dios por poder trabajar y tener trabajo; el trabajo se define como la realización de una actividad personal a cambio de una contraprestación económica, considero que en mi país se desdibuja este concepto, por cuanto no podemos hablar de una contraprestación, ya que los salarios están muy lejos de ser una contraprestación a cualquier actividad que se realice, porque tenemos, desde hace años, una economía enferma, ya en metástasis, lo cual afecta la posibilidad de llevar una vida digna fruto del esfuerzo y trabajo honrado; además, hay trabajos que nunca se podrán pagar, como la atención médica eficiente y oportuna, no tiene precio salvar una vida o recuperar la salud, tampoco tiene precio el trabajo de los padres en la formación y educación de sus hijos, se ejerce las 24 horas, no hay feriados ni días de descanso y se realiza toda la vida, sin importar la edad de sus hijos.
En conclusión, el TRABAJO es un Don que nos da la vida, no importa si es empírico, científico, técnico o natural. Trabajar significa ser útil, no solo para sí, sino para la familia, la sociedad, el país y a la humanidad.
Propongo que durante estas jornadas en casa, además del quehacer diario, dedicamos parte de ese tiempo a trabajar nuestra parte espiritual, puedo asegurar que es el trabajo más difícil, porque no es fácil esas disputas internas que se pueden presentar, pero estoy segura que saldremos fortalecidos para disfrutar la vida, ser más solidarios, responsables y mejores seres humanos, comprendiendo nuestro rol en todos los aspectos en la vida.
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