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Opinión: “La débil oposición del municipio Páez”, Por Diógenes Tirado

No tengo intencionalidad alguna de fijar observación a dirigentes políticos de forma individual, sin embargo la política como arte de las relaciones humanas se debe nutrir de los puntos de divergencias, de los debates, de los desencuentros de las críticas, y de ahí finalmente la apertura para los grandes acuerdos y los avances en común hasta los objetivos.

Nuestra oposición luce débil, porque no ha encontrado claridad para unificarse, la dispersión es exagerada, motivado a que cada uno navega a sus intereses y sueños por ocupar un cargo de elección popular, sin detenerse a contemplar que ya casi no tenemos ni siquiera país, y en consecuencia jamás van ser nada porque hasta la propia vida esta en riesgo por la irresponsabilidad de la doble pandemia que azota el país; la de maduro y en menos proporcionalidad el COVID-19.

Las aspiraciones que puedan tener nuestros dirigentes políticos deben ser suspendidas, si realmente hay conciencia histórica sobre todo el mal que padece la población, es insensato hablarle a una familia que se alimenta con agua  y azúcar, o solamente con arroz durante semanas, que deben centrar sus esperanzas en la candidatura de un coordinador de partido, la crisis humanitaria debe ser en esencia el principal elemento abordar desde la lucha política si de verdad lo que nos mueve es el amor por el pueblo, por nuestro prójimo y no los egos y las vanidades absurdas en estos momentos de profunda crisis social.

Sin embargo la génesis de la división política que nos hace tan débiles ante el régimen, proviene desde la capital del estado, San Fernando de Apure, por lógica el centro del poder político del estado, no hay un coordinador de partido que este revestido de buen ejemplo, ninguno tiene capacidad de unir, al contrario dividen, dispersan, y por si fuera poco no tienen contundencia en el mensaje, solo se colocan según su calculo y se acomodan sin un mínimo de vergüenza, a esperar que los toque la bendición de sus partidos, siempre prestos a negociar los intereses de la población, en su insistencia de mirarnos como electores y no como seres humanos, como tejido social, que a final de cuentas tendremos la ultima palabra si nos organizamos con un criterio de mínima lógica y nos damos a respetar.

El mal ejemplo llega a las dimensiones de creer que a estos niveles de resistencia de nuestro pueblo, la gente debe trabarse en una contradicción casi violenta por los supuestos liderazgos del Dr. José Gregorio Montilla y Luis Lippa, que además son invisibles en toda la lucha que confronta la población, nuestra dirigencia de Páez, debería tener el coraje de decir la verdad si pretenden ganarse el respeto del pueblo, y a la hora de las definiciones no dejarse manejar como títeres por las ambiciones de quienes evidentemente no tienen la razón, la voluntad debe empeñarse en transformar el estado y la realidad, continuar sometidos a compromisos de esa naturaleza no abre posibilidades a las innovaciones y los cambios que requiere el país en esta situación angustiante, sin embargo la población esta habida de cambios, y nuevos tiempos exigen nuevos liderazgos, que tarde o temprano romperán para anular la falsedad que han intentado y aun intentan sembrarnos hasta en el alma.

La sociedad civil, tiene la obligación de renacer para asumir el control político y el desarrollo del municipio, cada uno debe evaluar de que lado, quiere y desea estar, quienes insisten en la posición enteramente partidista sin considerar la evolución del conflicto y las derrotas pasadas, corre el riesgo de ser derrotado nuevamente, porque no esta efectuando cambios en la ecuación, pero seguro surgirán nuevos y diferentes actores, para la transformación final, como establece el hombre del juego de las imitaciones, el hombre que descifro el código enigma de los nazis, Alan Turing, “los hombres que todos creen que nunca harán nada, son muchas veces los que hacen algo realmente importante”.

Los dirigentes políticos con verdadera conciencia, deberían procurar la inclusión de nuevos factores, de renovadas condiciones éticas y morales, para trazar un objetivo radicalmente distinto a la búsqueda de alcaldías y gobernaciones, es la libertad y la democracia el eje central de todo propósito, el que debe movernos y estremecernos por amor a esta tierra, al país y a nuestra gente.

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