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Opinión: Motivación, Por Juan Eliécer Ramirez


LA OPORTUNIDAD DE LA CRISIS




Toda crisis nos ofrece una oportunidad excelente para volver a nacer, para renovar nuestra concepción de nosotros mismos como individuos, para elegir la clase de cambios que nos ayudarán a crecer y realizarnos de manera más completa como sociedad.
Estas posibilidades, que existen en toda crisis, encuentran su expresión más perfecta en la lengua china.
El carácter escrito que en chino significa crisis está compuesto de dos símbolos iguales, uno de los cuales significa peligro y el otro oportunidad.
Todos sabemos que la actual crisis venezolana entraña un peligro, por cuanto nos enfrenta a situaciones radicalmente diferentes de las ordinarias para nosotros; pero con demasiada frecuencia olvidamos que la crisis entraña también una oportunidad de cambio y de crecimiento y/o desarrollo personal y colectivo.
De la inseguridad, la angustia y el dolor que experimentamos frente al peligro y a lo desconocido, podemos salir con una vitalidad y coraje renovados. Podemos renacer con nuevas fuerzas.
Para atravesar esta crisis y salir de ella con un vigor personal y social acrecentado y una sensación de renovación, debemos aprender ante todo a aprovechar la crisis en beneficio propio, a conseguir que trabaje a favor nuestro. Y debemos rechazar los mitos y las falacias que se adueñan de nosotros y paralizan nuestra capacidad de aprender y desarrollarnos.
Cuando concentramos nuestra atención sobre todo en el peligro inherente a la crisis, en lugar de atender sus posibilidades para el crecimiento, hacemos más difícil la superación de la misma y el miedo y la desesperación nos impiden aprovechar al máximo la oportunidad de desarrollo implícita en ella.
Conviene, ciertamente, que tengamos una visión clara de los elementos de confusión que entrañan toda esta crisis y que la interpretemos como un peligro, pero no por ello debemos dejar de apreciar las posibilidades de crecimiento que la crisis nos ofrece.
Frente a la crisis siempre nos cabe, por supuesto, la posibilidad de tratar de evitarla. Pero por la misma definición de ésta, el hecho de evitarla solo puede empeorar las cosas. El deseo de retroceder o el empeño de permanecer arraigado en el punto donde nos encontramos ahora sólo pueden conducirnos a nuestra propia derrota.
En cambio, sí aceptamos la crisis, si reconocemos las oportunidades que nos ofrece y aprendieramos a aprovecharla como una fuerza de crecimiento de signo positivo, entonces seremos capaces de soportar mucho mejor el dolor y la ansiedad.

Juan Eliécer Ramirez (Politólogo, Sociólogo y Escritor)
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