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Opinion: Nada será igual: una metamorfosis social Por Aurora Herráiz

Bancamiga

Parece imposible que nos encontremos en esta terrible situación. Siglo XXI, el hombre en el espacio, amo de la Tierra, decidiendo en qué momento nace un nuevo ser, si nace y cuándo muere.

Un enemigo invisible, cuatro veces más contagioso que la gripe, nos paraliza la vida. Un momento grave y especialmente interesante para una sociedad que parece haber tocado el techo de sus egos.

Dependiendo de la visión que cada uno tenga sobre la vida y el mundo, hay muchas teorías sobre lo que está pasando y por qué. Bill Gates lo achaca al precio que hay que pagar por la propia evolución y advierte que lo importante es focalizarse en la investigación médica y sanitaria con visión a medio y largo plazo. Se puede ver en Youtube en una charla que dio para TED https://youtu.be/6Af6b_wyiwl

La astrología visualiza con claridad las conjunciones planetarias capaces de influir en nuestro planeta y en nuestras vidas igual que lo hace la luna en las mareas. El dibujo de la colocación de los astros no deja de ser absolutamente sorprendente. Podéis escuchar a un astrólogo excepcional, José Millán en Youtube https://youtu.be/-x37vqPJFpE que explica la situación actual con todo tipo de detalles y nos posiciona en el futuro.

También hay quien achaca esta situación al enfado divino. Las religiones clásicas ven aquí el inicio del Apocalipsis por habernos separado de la Fuente Divina, bajo el nombre que cada una le da. Se pueden consultar las Escrituras de varios credos y comprobar como todas, de una manera u otra, coinciden. La Biblia cristiana lo recoge en El Apocalipsis de San Juan también conocido como el Libro de las Revelaciones o Revelaciones de Jesucristo. Los judíos, a través de la Cábala, su interpretación de la Torá, también ponen el punto de mira en el alejamiento del Hombre de Dios y por lo tanto un claro derrumbamiento del sistema.

Por otra parte, existe la creencia de una guerra económica entre Estados Unidos y China, en la que este último país ha creado el coronavirus para la desestabilización mundial. Realmente, sea o no esta razón cierta, la economía se paraliza, los países se parapetan y nos costará mucho salir de esta situación.

Nostradamus en sus profecías de 1555 parece vaticinar el momento presente, y cuatro siglos más tarde, en 1981, el escritor Dean Koontz escribió el thriller The eyes of darkness, en el que habla del coronavirus.

Otros teorizan sobre una prueba que se realizó en laboratorio entre varios países (del que España dicen que ni se ha enterado) y que se buscó la creación del coronavirus como un arma biológica para romper el sistema socioeconómico actual.

Nunca sabremos la verdad. Pero lo que sí es seguro, bajo mi punto de vista, es que habrá un antes y un después de este momento tan duro. Nada será igual. Habrá cambios muy interesantes y transcendentales para la humanidad y aunque algunos nos harán dejar atrás formas en las que vivíamos complacientemente, lo más importante tendrá que venir de la mano de un espíritu mucho más humano y solidario.

Por un lado este aislamiento social nos hará retomar con ganas la alegría de vivir y compartir momentos juntos. Valoraremos lo que tenemos y seremos conscientes de que cada día es un regalo. Que somos perecederos y frágiles, absolutamente iguales ante la vida y la muerte. Somos parte de un todo formado por colectivos y tendremos que concienciarnos de que hemos de hacernos cargo de nuestro destino global.

Como dice Eckhart Tolle autor de El poder del ahora y Una nueva Tierra: ”En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos”.

Por otro lado, daremos un gran paso en la evolución tecnológica e ideológica. Este momento histórico nos va a dar la oportunidad de poner en práctica el futuro que nos anunciaban. Avances en el área de la medicina, en la de los viajes, las comunicaciones y en general un cambio rotundo en la forma de entender el mundo.

Sin lugar a dudas, es un buen momento para pararse, para cuestionarse y para repasar valores.

Pero ahora, en la realidad dura y difícil de la pandemia, en mitad de esta grandiosa tormenta perfecta, la solución está en cada uno, en la conciencia y en la responsabilidad individual. Protegernos individualmente para proteger a todos. Se nos pide responsabilidad y disciplina. Cuidarnos para poder cuidar.

Comprobar la dedicación y la entrega de los hombres y mujeres trabajadores en la sanidad, así como los voluntarios de entidades y parroquias o los cuerpos de seguridad del Estado, nos debe hacer sentir orgullosos y recupera la fe en el ser humano.

¡Quedémonos en casa! Sin lugar a dudas vamos a tener momentos difíciles, pero también brillantes.

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