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 #OPINION Por Dayana Cristina Duzoglou: 2023 “Annus Mirabilis” de la Inteligencia artificial, crisis políticas monumentales y asombrosos avances médicos  

“En el reloj de la humanidad, el 2023 marca la hora del ‘Annus Mirabilis’, (año de los milagros o maravillas) donde la inteligencia artificial, las crisis políticas y los avances médicos esculpen un porvenir insondable” 

El 2023 quedará grabado en la memoria colectiva como el punto de ignición de la inteligencia artificial, una explosión que resonará a través de las eras.

En esta sinfonía de innovación, emergieron colosos conversacionales como ChatGPT, Claude, Bing y Bard, que han desplegado habilidades lingüísticas que desafían los límites de lo humano, y están marcando el amanecer de una era donde los bots autómatas deslumbran con su asombrosa competencia. 

Mientras la inteligencia artificial trasciende las fronteras de la comprensión humana, la computación cuántica descorre el velo de lo imposible. Google, en un acto de magia tecnológica, presentó una máquina cuántica capaz de ejecutar en tres minutos hazañas que a una supercomputadora le tomaría 10.000 años. 

En paralelo, la mente inquieta de Elon Musk, personificada en Neuralink, ha tejido un futuro donde los hilos de la humanidad se entrelazan con chips cerebrales, dando forma a un paisaje transhumanista. La fusión entre mente y máquina, antes relegada a los confines de la ciencia ficción, ahora se despliega como un tapiz de promesas médicas y de mejora de la inteligencia humana sin precedentes. 

El telón político no se quedó atrás, revelando giros sorprendentes hacia la derecha. Javier Milei y Giorgia Meloni, protagonistas de esta metamorfosis, desafiaron las expectativas al alzarse en Argentina e Italia.

Milei se erige como el estandarte regional del liberalismo, mientras que Meloni, desafiando convenciones, se erige como la primera mujer premier italiana con una inclinación conservadora, rompiendo con las sombras del pasado. 

Otro caso de éxito político en 2023, fue el del presidente Nayib Bukele en El Salvador, quien logró reducir drásticamente los homicidios y el poder de las pandillas.

Bukele, que mantiene niveles altos de popularidad que son la envidia de otros líderes latinoamericanos, recibió el apoyo de la mayoría de la Asamblea Legislativa para financiar su estrategia de seguridad.

Según la encuesta más reciente del Instituto de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Católica José Simeón Cañas (UCA), el 97.7% de los salvadoreños piensa que la violencia ha disminuido y el 81.8% que el régimen de excepción ha ayudado mucho a controlar la delincuencia.

Bukele se ha convertido en un referente regional de la lucha contra el crimen y la corrupción. 

En contraste, tenemos el fracaso monumental del presidente Biden, quien atraviesa su peor momento por los escándalos de corrupción con los turbios negocios de su hijo Hunter en Ucrania y China.

Además, su errática política exterior ha sido un rotundo fiasco.

Consciente de su impopularidad, Biden parece dispuesto a bloquear a como dé lugar el regreso de Donald Trump, quien se perfila como líder favorito para retomar la presidencia en 2024. Para intentar anular la figura de Trump, Biden recurre a controversiales artimañas legales sin fundamentos, en lo que se percibe como una campaña de hostigamiento político o una “cacería de brujas” sin precedentes contra su predecesor. Pero lejos de opacarlo, esta arremetida muestra claramente el temor del establishment demócrata ante el liderazgo indiscutible que aún ejerce Trump sobre las bases republicanas y buena parte de la opinión pública. 

Otra decepción fue Gustavo Petro en Colombia, quien tras alcanzar la presidencia en noviembre de 2022 con el 50.9% de los votos, sufre un desplome récord en las encuestas por sus políticas radicales.

Según la Invamer Poll, el 66% de los colombianos desaprueba su gestión, y apenas un 26% la aprueba. Entre las medidas más polémicas de Petro se encuentran la legalización del cannabis, el aumento de los impuestos a los ricos, la nacionalización de las empresas petroleras y la negociación con el ELN.

Estas acciones han generado protestas, huelgas, violencia y rechazo de la comunidad internacional. Petro se ha convertido en uno de los presidentes más impopulares de la historia reciente de Colombia. 

En cuanto a conflictos bélicos, el año 2023 ha sido testigo de dos escenarios críticos que han puesto en jaque la estabilidad regional y global. Por un lado, el conflicto Rusia-Ucrania, que se encuentra en un punto muerto, sin avances diplomáticos ni militares.

Ucrania, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos, se enfrenta a una posible derrota que supondría una grave pérdida para el bloque occidental y un triunfo para el expansionismo de Putin.

Algunos analistas advierten que este escenario podría desencadenar una nueva guerra fría o incluso una guerra nuclear. Sin embargo, otros sostienen que Rusia también podría sufrir una derrota si no logra consolidar su control sobre el territorio ucraniano y se vería aislada económicamente por las sanciones internacionales. Todo es incierto en este frente, donde el alto el fuego es frágil y el diálogo es escaso. 

Por otro lado, en Medio Oriente, la nueva guerra Israel-Hamás, que comenzó el 7 de octubre con un ataque masivo de cohetes desde Gaza. se ha convertido en el conflicto más sangriento y destructivo de la historia entre las dos partes. Israel, bajo el liderazgo fuerte de Netanyahu, se ha comprometido a derrotar a Hamás y al terrorismo, una acción que se considera beneficiosa también para el mundo occidental, que se enfrenta a la amenaza constante del extremismo islámico.

Israel afirma va ganando esta guerra, pues ha logrado debilitar la infraestructura y el arsenal de Hamás, así como eliminar a varios de sus líderes. Y, a pesar del rechazo internacional, Israel se propone lograr sus objetivos sin importar el tiempo que tome, para que así Israel no sea “borrada de la faz de la tierra”, como afirma reiteradamente Irán, su principal enemigo en la región. 

El 2023 se presenta ante nosotros como un umbral inolvidable, donde la tecnología y la política global entrelazan sus destinos. Este año marcará el nacimiento de un porvenir radicalmente diverso, cargado de promesas titánicas y sombras que susurran inquietudes aún no desveladas. 

Avances disruptivos en medicina: terapias innovadoras que amplían los horizontes de la longevidad humana 

Indudablemente, la medicina se destacó en 2023 con notables progresos científicos que amplían los límites de la longevidad humana. Terapias novedosas contra el Alzheimer lograron la curación del 19% de los pacientes en ensayos clínicos, marcando un hito en una vez intratable enfermedad. 

Además, destacaron significativos avances contra formas agresivas de cáncer, como el pancreático y cerebral, gracias a la inmunoterapia CAR-T y terapias génicas personalizadas. La impresión 3D de órganos funcionales se vislumbra como una revolución en las listas de espera para trasplantes, con exitosos ensayos de riñones e hígados sintéticos. 

En genética, se descifraron segmentos del genoma humano vinculados a enfermedades antes consideradas incurables, abriendo la puerta a nuevos diagnósticos y fármacos precisos. Las terapias génicas se erigen como tratamientos viables para afrontar e incluso curar afecciones de origen genético, como la hemofilia, fibrosis quística o distrofia muscular. 

El mapeo celular integral y los organoides permitirán comprender y replicar los tejidos humanos, ofreciendo la posibilidad de reemplazar cualquier órgano dañado. En conjunto, estos avances disruptivos en biomedicina sugieren un aumento en los límites máximos de la longevidad en los años venideros, mejorando tanto la esperanza como la calidad de vida. 

Conclusión: un futuro radicalmente distinto se asoma en el horizonte 

El 2023 nos deja grandes lecciones y aún más incógnitas sobre lo que está por venir. Fue un año bisagra caracterizado por avances científicos y virajes sociales que auguran un futuro radicalmente distinto al actual. 

Nos encontramos en las primeras etapas de una completa reconfiguración tecnológica, genética y política de la civilización, cuyas implicaciones nos sobrepasan. La IA, el transhumanismo y los extensos cambios geopolíticos podrían modificar la esencia de lo que nos hace humanos, para bien o para mal. 

Presenciamos el declive de un status quo establecido durante siglos. En esta transición histórica, se vislumbran convulsiones, desequilibrios de poder y una creciente inestabilidad global. Nadie ostenta certezas inquebrantables acerca de la sociedad que surgirá. El 2023, apenas un modesto punto de partida, marca la entrada hacia un horizonte desafiante y desconocido, pero, espero, promisorio para las generaciones por venir. 

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