PARA NOSOTROS
“ENTENDER LA COMPLEJIDAD DE VENEZUELA Y DEL MUNDO ES UNA ARDUA TAREA PERO NECESARIA”
(La necesidad de renegociar nuestro sentido de pertenencia)
Cada vez, es mayor la sensación de que en el País, puede suceder cualquier cosa. Los venezolanos en épocas anteriores a la presente, veíamos al porvenir más sobrio, pero la estabilidad de las condiciones, por muy negativas que fueran, nos permitía, pensar que el futuro, no, nos iba a deparar muchas sorpresas. Podría haber hambre sufrir opresión, pero no estábamos desorientados.
Venezuela, enfrentó en épocas pasadas, crisis económicas, que produjeron oleadas de indignaciones, pero no ocasionaron, perplejidad y desconcierto en el País. Estas contribuyeron fue a reafirmar nuestras orientaciones. El país, mantenía su nitidez, los venezolanos sentíamos la gestión del gobierno, se conocían quienes gobernaban, y quienes dirigía el País, al tiempo que las responsabilidades eran asignadas con relativa seguridad.
Pero el actual paisaje político, se ha llenado de una decepción generalizada, que ya no se refiere a algo concreto, sino a una situación en generalizada de desconcierto, cuando el malestar se vuelve difuso, sucumbiendo a la perplejidad. Nos irrita, este estado de cosas, que no puede contar con nuestra aprobación, pero todavía más, cuando los responsables se niegan a rectificar, y no sabemos, a ciencia cierta, a quién confiar el cambio de dicha situación.
Evaluamos, tres asuntos de naturaleza muy difícil de determinar, pero que algunos manejan sin el menor índice de asombro; el pueblo, los expertos y la identidad. Cada vez, resulta más complejo identificar lo que el pueblo realmente quiere, la autoridad de los expertos, es más cuestionada y tenemos una identidad por así decirlo menos concluyente. Pero esto, no impide que se multipliquen las apelaciones, al azar en nuestros debates, cuál es, la voluntad popular, los expertos imponen sus recetas económicas, con una determinación que parece desconocer, sus recientes fracasos y se restablece la divisoria entre nosotros y ellos de manera que no deja lugar a dudas. Esto, no nos resuelve definitivamente ningún problema, porque concretarlas, es un asunto político, porque, son construcciones políticas y no datos innegociables.
Lo que la política pretende, es que estos conceptos y otros similares sean de entrada polémicos, pero sobre los que es posible lograr, como es, un compromiso político. El objetivo de la política, es conseguir que la voluntad popular sea la última palabra, pero no la única, que el juicio de los expertos sea tenido en cuenta, pero, que no nos sometamos a él, que el País, reconozca su pluralidad interior y se abra a redefinir y negociar las condiciones de pertenencia.
La política venezolana, no puede seguir siendo lo que afirmaba Marx, el arte de hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Venezuela, deberá de comenzar, a desmontar los malos análisis, desenmascarando a quienes prometen lo que no pueden solucionar, protegiéndonos tanto, de los que lo tienen todo, y no saben nada. Pues, nunca, han sido tan liberadores, como el conocimiento, la reflexión, la orientación, como el criterio.
Cualquier cosa puede suceder, de que lo improbable y lo previsible ya son más que suficiente. No tenemos, ningún control sobre el País, ni en términos de anticipación teórica, ni en términos, de configuración práctica.
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