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#OPINION Por el Soc. Ender Arenas Barrios: De la solidaridad automática

Si, es verdad, lo que nos escribe Sonia Chacón en su buen artículo “Los túneles del horror” en La Gran Aldea. Que Venezuela es un punto en el mapa es cierto y no el ombligo del mundo es verdad, que el Medio Oriente está en guerra (y cuando no, si tienen 5 mil años que andan peleándose en nombre de Dios) también es cierto, que el mundo esta lleno de víctimas de odio, que hay desastres naturales por allá y más allá y un largo etc. todo es cierto. Pero no hay manera, yo, por ejemplo, que no soy de los que cree que somos el centro del mundo, aun así, estoy atrapado dentro de los límites de ese punto, que somos, en el mapa del mundo.

De tal manera que todos los sábados y cada dos jueves al mes, escribo sobre la crisis de sociedad que se vive en ese punto del mapa.

Advierto que la nota sobre “los túneles del horror” es excelente. Como me gustaría que nuestro país se enderece que retome la vida en la que todos, de una manera u otra, nos encontrábamos formando parte de una una comunidad de destino y, entonces, uno pueda dedicarse a escribir, por ejemplo, que aquí donde ahora vivo ha comenzado el otoño, que los arboles han empezado a cambiarse de ropa, que la gente empieza a también a vestirse de otra manera y que siguen pasando a tu lado sin levantar la cabeza, sin mirarte, sin saludar, invisibilizándose ellos e invisibilizando a uno.

Pero, no. El país está allí, víctima de una violencia que se materializa en lo que algunos ya llaman “la represión infinita”.

Ayer (jueves) leí el testimonio y la protesta de madres, padres, hermanos y amigos de siete muchachos menores de edad (de 15 y 17 años), acusados de: terrorismo, incitación al odio, obstrucción de la vía pública y resistencia a la autoridad.

El régimen ha dicho que los niños han confesado que, la oposición o María Corina Machado, les pagó 30 dólares por manifestar contra los resultados dados por el CNE, solo que los niños presentan síntomas de tortura, como, por ejemplo, electricidad en genitales y otras partes del cuerpo.

Yo me pregunto, que, si no tienen pudor y sentimientos, para hacerle eso a niños, que no podrán estarle haciendo, por ejemplo, a Fredy Superlano y otros lideres secuestrados.

Y entonces, uno también, observa, que el mundo empieza a reaccionar, pero no todos con la misma calidad de reacciones.

 Así, es bien sabido que hay países, dado que aparentemente son de la misma filiación ideológica, se han presentado como interlocutores válidos frente al régimen en la búsqueda de una salida política a la crisis política vivida por los venezolanos, me refiero a Brasil y Colombia, (el otro país que era México se autoexcluyó y salió del grupo).

En efecto, estos países, asumen, que el régimen comparte con ellos la misma concepción de la sociedad, pues, todos son signatarios de la “ideología socialista”.

 De allí, que se teje inmediatamente una retórica y una gramática donde se esfuerza para que las cosas parezcan lo que no son, así, por ejemplo, lo que a todas luces es una dictadura, Lula lo denomina “un gobierno desagradable” y Petro, señala a las sanciones como el origen de la crisis general de sociedad vivida y sufrida por el país.

De allí, que tanto los presidentes de Brasil como el de Colombia les dio por presentar propuestas que van desde un gobierno de cohabitación entre el chavismo y la oposición hasta proponer un nuevo proceso electoral, propuestas que son percibidas por las mayorías como ejercicios de malabarismos y de maniobras que le permitirían al régimen ganar tiempo.  Algunos dirán, que ambos demandan al gobierno la presentación de las famosas actas electorales. Solo disimulos y simulaciones de ambos que saben de sobra que dichas actas no podrán ser presentadas porque de hacerlo estas hablaran y hasta gritaran la enorme derrota que la oposición le propinó al régimen. Esos gritos retumbaron el jueves en la OEA. Cuando la vocera del Centro Carter presentó las actas originales con los resultados que todo el mundo conoce ya: Edmundo Gonzales Urrutia 67%, Maduro 31%

La pregunta que uno se hace es: cuál es el baremo utilizado por ambos presidentes para determinar que el régimen venezolano guarda compatibilidad ideológica con los gobiernos que ellos presiden en sus respectivos países.   

Ciertamente ambos gobiernos, tanto el brasileño como el colombiano, se conducen orientados ideológicamente por el paradigma socialista (esto es lo autoproclamado) pero en honor a la verdad, ambos gobiernos se conducen democráticamente y se mantienen dentro de los límites de la acción política prevista del respeto a los otros y a los aspectos fundamentales de las formalidades democráticas, aun en el caso colombiano que definitivamente es un gobierno “errático y sin estrella”

Son gobiernos en los que impera la lógica política, mientras que en el caso del régimen madurista, la política se hace bajo el imperio de la lógica de la guerra como el elemento discursivo y fáctico de quiebre de los límites de la acción política de respeto al “otro” la cual es sobrepasado cotidianamente y que se expresa en los allanamientos, las detenciones sin orden judicial, de la tortura, de la prisión sin juicio, y por tiempo indefinido, de la muerte de mano de los servicios de seguridad o de brigadas paramilitares o de los llamados colectivos, de no conocer el destinos de los desaparecidos que son padres, madres, hijos, hermanos.

 En fin, la quiebra de los limites de la acción política del régimen venezolano ha significado como desiderátum vivir en el miedo.

De hecho, aun cuando tenemos un juicio crítico con respecto al régimen brasileño y colombiano, hasta ahora, en ambos se privilegia la dimensión ética de la acción política bajo fundamentos democráticos.

La cuestión, y esto no creo que no lo sepan Lula y Petro, no es que Maduro es de izquierda y por eso necesita solidaridad de sus pares ideológicos. En el mundo hoy, y especialmente en Venezuela, los conceptos de izquierda y derecha son conceptos zombis, que están muertos pero que todavía no saben de su fallecimiento.

Aunque que es bueno aclarar, que la cúpula en el poder es poco amiga de formular propuestas de envergadura en el terreno del paradigma socialista su sola obsesión es mantenerse en el poder, pero, no hay una sola idea, un solo pensamiento que ligue su accionar a las propuestas clásica de la izquierda, tal vez, ahora que se ha volcado directamente al ejercicio de la violencia, solo  han suscrito aquella afirmación de Marx de que la violencia es la partera de la historia, solo que en el caso del chavismo en lugar de parir historia ha abortado un disparate.

Lula y Petro deben entender de una buena vez que el problema de Venezuela no es el debate izquierda vs derecha, sino el de dictadura vs democracia y que el tema fundamental, la cuestión fundamental, es la de los derechos humanos y su violación por parte del régimen.

No es Maduro quien reclama solidaridad, es el pueblo venezolano quien lo hace.

Sería bueno, parafrasear aquella idea de Clinton en la campaña electoral que lo llevó a la Casa Blanca sobre la importancia de la economía para los electores norteamericanos y decirles a Lula y a Petro: “No es la ideología, estúpidos, son los derechos humanos y la dictadura lo que deben tomar en cuenta para de una vez por todas desconocer a Maduro”.

Creo que seguiré en lo mismo hasta que esta vergüenza que hoy sufrimos acabe.

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