Minimizar a su máxima expresión la calidad de los procesos educativos en los regímenes comunistas, fascistas y mafiosos (todos cumplen con esa definición), es una filosofía de acción de penetración en el ámbito político – ideológico que, ha sido desplegada con éxito, en la ex URSS, en China, en Corea del Norte, otros países asiáticos, Cuba, y por influencia de ésta última, en Nicaragua y por supuesto en Venezuela.
La educación, como sistema de integración social estructurada, está en relación con la política e ideología con los grupos políticos en el poder. Es más la ocupación prioritaria de la educación y de su radio de acción per se es la función política – social.
En Venezuela desde principios del siglo XX los educadores no eran conscientes de que servían como instrumento de adoctrinamiento político. Por lo tanto, asumían el rol de forma consciente y servir de apoyo para el cambio sociopolítico que necesitan los países, sobre todo en el contexto latinoamericano.
La dimensión sociopolítica no contamina el proceso educativo, sino que lo convierte en un poderoso agente de transformación de la realidad social.
En Venezuela, se generó de manera avanzada ya transcurridos la mitad del siglo XX y no fue sino con una educación semiótica que se dieron los cambios, dándole a cada educando los instrumentos necesarios para defenderse contra los programas alienantes.
Los dos resortes fundamentales de la vida democrática son la capacidad crítica y la participación que permita que la comunidad involucrada funcione con respecto a la libertad del estudiante y el docente, creando así una educación participativa.
La pluralidad política en libertad en las universidades, dio un traspié contra la alienación marxista imperante en las mismas en el mundo, y sin embargo, los grandes ideólogos de esa corriente se sintieron defraudados, cuando los marxistas estudiantes se convirtieron en profesionales liberales
Al hablar de la educación de hecho estamos hablando del hombre, de una antropología filosófica que implica no solo una idea suya, sino también del mundo; cada época y cada sociedad tienen sus propias ideas al respecto y éstas tienen que ver con la cultura y la religión dominante, en este sentido, se puede hablar de una “paideia” históricamente expresada que identifica y define a los diversos modelos y sistemas educativos.
Cada sociedad a través de la educación expresa una identidad y trabaja para consolidarla al mismo tiempo que asume patrones de conductas universales.
No hay duda que la humanidad contemporánea axiológicamente gira en torno a grandes temas comunes: la paz, el equilibrio ecológico y la defensa de la naturaleza, el respeto a las diferencias y a las minorías, el desarrollo, la democracia, la justicia social y la libertad, el nuevo orden económico internacional, la cooperación y la integración.
Sin embargo, en Latinoamérica la sociedad por naturaleza crítica es acrítica; la sociedad democrática como deber ser, es dominada por sus debilidades muy grandes en lo educativo, aunado al hambre y a la miseria que les acompaña y se convierten en elementos alienados y que, por esa condición son manipulados por ideologías, nacidas bajo el crisol del marxismo.
Como solucionar, pues desde la escuela, la universidad, que en forma sistematizada genere la presión necesaria, para que los cambios educativos estén respaldados por una legislación, elaborada desde el hecho educativo y hacia la conformación de una sociedad consciente de su responsabilidad socio-política.
La praxis política, debe enfocarse en los dispositivos que permitan la conformación de una organización territorial para que los sujetos participantes puedan emprender acciones concretas destinadas a la modificación de sus condiciones de existencia.
Los gobiernos, si son de ideas Democráticas y de Libertad, tienen que propugnar en todas las instancias a la Educación de sus ciudadanos, para construir sociedades que sean capaz de interpretar su propia realidad; que sean capaces de impulsar la mayéutica por si solos, sin influencia ideológica de cualquier tipo y tengan la capacidad de ser protagonistas de su propio destino.
Invertir en educación es la salida; pero en educación de calidad, donde la Semiótica sea el punto de partida del desarrollo educativo para el avance y el progreso tangible de todos los que son parte de la sociedad. Si eso se produce en los años por venir, tendremos un mundo libre de comunismo.
A mayor educación, más hombres libres; a mayor comunismo, más hombres dominados por la fuerza imperante en la sociedad.
Ejemplo de ello, es el sistema educativo de Venezuela, en estos 25 años de la revolución malévola del siglo XXI, no se ha avanzado en otra cosa que, no sea la ideologización de maestros y alumnos; los programas de las asignaturas son preparados para la dominación y el control social de los ciudadanos; es válido robarse descaradamente las elecciones y soslayar aviesamente la CN como base de ese poder de dominación. Pobres de ellos y de estas “generaciones por venir” y por supuesto de nuestro país.
Para acabar, con esta malsana manera de concebir la educación, es indispensable salir, como de hecho ocurrirá el 10-01-2025, del USURPADOR y candidato perdedor y de sus asesores cubanos; sino en los próximos años, los grandes libertadores de la patria, serían Fidel, Hugo, Cilia y el Usurpador; Diosdado sería el Páez.
En el nuevo gobierno del Dr. Edmundo González Urrutia la prioridad es revertir con urgencia el actual y decadente proceso educativo y lo reiteramos:
Construir una educación con un sentido amplio de Libertad de Pensamiento para formar ciudadanos no individuos.
Profesor Universitario
@marlonj03650037
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