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Opinión: ¿Quién paga los impuestos?, Por José Miguel



Hay una razón por la cual hablar de impuestos es un tema delicado: la gente no suele hacer lo números.

Los políticos de izquierda son muy creativos al momento de promover los impuestos, sobre todo en los incrementos. Cosas como “será solo a los ricos” “que las corporaciones paguen más” y “nosotros redistribuiremos la riqueza” son campañas de marketing político difíciles de enfrentar, pues el ser humano aún disfruta más de un buen sentimiento, que de una cruza verdad basada en la razón.

¿Qué pasa cuando un político incrementa los impuestos a los ricos y a las corporaciones? Vamos a revisarlo.

Joe Biden anunció que desea duplicar el impuesto a las ganancias de capital, llevándolo a más de 43%. Quienes no hacen los números, inmediatamente dicen “a mi eso no me afecta porque no soy rico ni tengo corporación”, mientras que otros solo aplauden diciendo que “es justo que quienes hacen más, paguen más”. Me pregunto si estos pensarían lo mismo si ellos fuesen los ricos.

De cualquier manera, se los diré en palabras simples: Los ricos con sus grandes corporaciones, crean productos y servicios que los ciudadanos comunes consumimos. Es así de sencillo.

Pedir que “le cobren más impuestos a las petroleras”, es pedir que nos suban el precio de la gasolina y otros derivados. Pedir que “las tecnológicas paguen más impuestos”, como Facebook, Twitter o Google, es pedir que el costo de la ropa, los zapatos y equipos tecnológicos suban, porque estos ofrecen servicios de publicidad a nuestras marcas favoritas.

Pedir que le suban los impuestos a los productores más grandes de alimentos, es encarecernos el mercado de la semana siguiente y los que están por venir. Pedir que le cobren más a las farmacéuticas es encarecernos las medicinas que necesitamos.

Cuando un gobierno incrementa impuestos, a quien sea, este “quien sea” lo pasa inmediatamente a quien le compra los productos y servicios, es decir: al consumidor. ¿Y quién es el consumidor? Usted y yo.

Uno de los problemas económicos más graves en cualquier país del mundo es: el gasto público. Cuando el gobierno tiene más para gastar, nosotros tenemos que trabajar más y más para obtener lo que necesitamos. Cuando el gobierno gasta más, nosotros perdemos poder adquisitivo. No hay ninguna acción ejecutada por el gobierno, que no nos afecte directamente a nosotros.

Así que, sea cual sea el país en el que vivas, no aplaudas este nivel de absurdo. Si saliste huyendo de un país tercermundista y otro país te recibió, no seas de los que llegan para convertir lo bueno en el tercer mundo del que vienes huyendo.

¡No existe tal cosa como “impuesto a los ricos” o “impuesto a las corporaciones” que no sea pagado por el consumidor! La corporación simplemente hará sus números para seguir con el porcentaje de ganancia esperado y pasar los costos hacia abajo.

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