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Representantes de la oposición venezolana visitaron Washington para discutir las sanciones

Los líderes de la oposición venezolana que se reunieron con funcionarios de la administración Biden esta semana buscaban averiguar si Estados Unidos estaría dispuesto a aliviar las sanciones impuestas al régimen de Caracas a cambio de garantías de elecciones libres de cara a las conversaciones con el régimen de Nicolás Maduro organizadas por Noruega, dijeron fuentes familiarizadas con la situación.

Las sanciones de Estados Unidos contra la petrolera estatal PDVSA e integrantes de alto rango del régimen son casi las únicas armas que quedan en el arsenal de la debilitada oposición venezolana, encabezada por el ex presidente del Congreso Juan Guaidó, mientras el régimen de Maduro continúa consolidando su control del país, dijeron las fuentes que hablaron bajo condición de anonimato dada la sensibilidad de las negociaciones.

Los dirigentes venezolanos, que incluyeron al líder opositor del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, se reunieron esta semana con legisladores estadounidenses claves, así como con funcionarios del Departamento de Estado, del Tesoro y de la Casa Blanca, para discutir los detalles de una nueva ruta para enfrentar la crisis venezolana.

Además de discutir temas como la ayuda humanitaria, vacunas contra el COVID-19 y la realización de elecciones libres y justas, los líderes de la oposición estaban particularmente interesados en averiguar si Estados Unidos estaría dispuesto a flexibilizar las sanciones a cambio de concesiones concretas del régimen durante las negociaciones, posibilidad que Guaidó ya había asomado cuando anunció por primera vez en mayo que buscaría un pacto con Maduro para salvar a la nación.null

“La suspensión de las sanciones es de suma importancia para el régimen, y probablemente es la principal razón por la que decidirían asistir a una mesa de negociaciones”, dijo un alto funcionario de la oposición. “Y es uno de los temas que la delegación vino a discutir aquí. Ahora, la posición de la administración Biden es que, aunque están dispuestos a considerar la posibilidad, esto solo sucedería si hay garantías reales por parte del régimen de que está dispuesto a avanzar realmente” hacia una transición democrática.

En un mensaje enviado el viernes, Estados Unidos, la Union Europea y Canadá dijeron estar dispuestos a “revisar” las sanciones contra el régimen si el diálogo propuesto arroja resultados concretos y compromisos del régimen sobre la realización de elecciones libres.

“Saludamos los avances sustantivos y creíbles para restaurar procesos e instituciones democráticas esenciales en Venezuela y estamos dispuestos a revisar las políticas de sanciones sobre la base de avances significativos en una negociación integral”, señalaron las partes en una declaración conjunta.

El texto fue firmado por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el ministro de Asuntos Exteriores canadiense, Marc Garneau.

Toda iniciativa de diálogo con Maduro termina siendo una propuesta muy impopular en Venezuela debido a que el régimen las ha utilizado tradicionalmente para ganar tiempo y disipar la creciente oposición sin conceder realmente nada a cambio.

Pero los líderes de la oposición dijeron que en esta ocasión es un paso necesario dado el colapso económico de Venezuela y la pandemia del coronavirus.

“La gente se está muriendo”, dijo otro líder opositor venezolano exiliado en Miami. “Todos tienen razón cuando dicen que a menos que el régimen sea destituido del poder, nunca resolveremos esto. Pero tenemos que llegar a un punto de acuerdo con Maduro ahora mismo para obtener las vacunas COVID-19 y la ayuda humanitaria que necesitamos para tratar de evitar que mueran más personas”.

La delegación de Guaidó se reunió el miércoles con algunos de sus aliados más expresivos en Capitol Hill, incluyendo al presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, así como los senadores republicanos de Florida, Marco Rubio y Rick Scott.

Una fuente con conocimiento de las discusiones le dijo a McClatchy que la propuesta de aliviar las sanciones no formaron parte de la agenda en la reunión con Menéndez y Rubio, quienes expresaron un apoyo cauteloso mientras el equipo de Guaidó se prepara para participar formalmente en las negociaciones con el régimen.

“A medida que la situación en Venezuela continúa deteriorándose, debemos permanecer vigilantes”, dijo Rubio en un comunicado después de la reunión. “Maduro tiene un largo historial de manipular las negociaciones para su beneficio, obtener legitimidad internacional y dividir a la oposición”.

Aun cuando aún no hay una fecha fijada para el inicio de las conversaciones, el tiempo es un factor que juega en contra de Guaidó, cuyo mandato como presidente interino llega a su fin a finales de este año.

Una segunda fuente familiarizada con las discusiones dijo que la delegación de Guaidó buscó el apoyo público firme de sus aliados en el Congreso, así como de la administración Biden, debido a que ingresa al proceso desde una posición muy debil.

“No es exagerado pensar que el equipo de Guaidó necesita la influencia que Estados Unidos aporta” para poder sentarse en la mesa, dijo la fuente.

El equipo se reunió el jueves con funcionarios del Departamento de Estado, incluyendo a la subsecretaria de Estado Wendy Sherman, la número dos dentro del departamento.

Sherman “enfatizó la necesidad urgente de sostener negociaciones exhaustivas y con plazos concretos dirigidas por Venezuela para restaurar la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho en Venezuela a través de elecciones locales, parlamentarias y presidenciales libres y justas”, dijo el portavoz del Departamento de Estado Ned Price en un comunicado.

“La subsecretaria también reafirmó que Estados Unidos continuará coordinando acciones con sus socios internacionales y con los venezolanos para apoyar los esfuerzos para atender las necesidades humanitarias del pueblo venezolano”.

Venezuela, país que se encuentra inmerso en una contracción económica peor que registrada durante la Gran Depresión de Estados Unidos, necesita urgentemente ayuda humanitaria para atender las condiciones de hambruna que enfrenta su población. Entre 2013, cuando Maduro asumió el cargo, y 2019, la economía se contrajo en más del 63%, según el Fondo Monetario Internacional.

Más de 5.5 millones de venezolanos han huido de su país en los últimos años para escapar de lo que se ha caracterizado como una de las peores crisis humanitarias en la región, y después de una desaceleración inicial en 2020, los migrantes ahora están en movimiento nuevamente, con cientos saliendo cada día a través de la porosa frontera con Colombia.

La desesperación es tal que un poco más de la mitad de los venezolanos estadounidenses que viven en Florida estarían dispuestos a aceptar una flexibilización de las sanciones si la administración de Biden encontrara la manera de asegurar que el dinero vaya directamente al pueblo en lugar de caer en manos del régimen de Maduro.

Una encuesta del Atlantic Council publicada en mayo encontró que el 51 por ciento de los venezolanos en el sur de la Florida estuvo de acuerdo en que el gobierno de Estados Unidos “elimine las sanciones económicas al sector petrolero” si los ingresos se usan para importar alimentos y medicinas sin que el régimen tuviese acceso a ese dinero.

Fuente ElNuevoHerald.com

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