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Se inyecta mercurio para convertirse en Wolverine de ‘X-Men’

Tras ver una película de Wolverine de los ‘X-Men’, el niño se puso una inyección de mercurio en el brazo. Por suerte, solo fue bajo la piel.

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A todos nos gustaría ser superhéroes. Quien diga que no, miente. Pero normalmente asumimos que son fruto de la ficción y que, por mucho que lo intentemos, no podremos ser como ellos. Otras personas no logran asumirlo y ponen en peligro su vida intentando emularlos. Es el caso de un niño de 15 años, que en 2014 decidió ponerse una inyección de mercurio en sus brazos, para intentar parecerse a Wolverine, de los X-Men. O quizás a Mercurio.

No está claro a cuál de los dos quería parecerse. La madre del chico explicó a los doctores que le atendieron que recientemente había visto X-Men Orígenes: Wolverine. Esto llevó a los sanitarios a pensar que, por el claro parecido en los términos, debió querer parecerse a Mercurio, una de los X-Men. Pero el caso es que, como bien recuerdan en un artículo sobre el tema publicado recientemente en IFL Science, esta superheroína no aparece en la película, pues solo aparece en los cómics de X-Men.

Quizás el chaval también era aficionado a los cómics. O quizás era a Wolverine a quien quería parecerse. Sea como sea, podría haber puesto su vida en serio peligro; aunque, por suerte, todo terminó sin ir más allá de un susto.

¿Quiénes son Wolverine y Mercurio, de los ‘X-Men’?

James Logan, más conocido como Wolverine, es un mutante con cualidades equivalentes a las de diversos animales. Por un lado, se regenera, como el ajolote o la estrella de mar. Por otro, cuenta con tres garras retráctiles en cada mano, que le dan similitud con algunos feroces mamíferos. Y, para terminar, no posee una gran fuerza, pero sí resistencia, pues su esqueleto está cubierto del metal ficticio adamantium.

En cuanto a Mercurio, cuyo nombre real es Cessily Kinkaid, tiene la capacidad de moldear su cuerpo e incluso pasar de sólido a líquido a voluntad. Esto, según explican en los cómics de X-Men, se debe a que su cuerpo está cubierto de mercurio. ¿Fue esa la razón por la que el protagonista de esta historia recurrió a la inyección de mercurio? Quizás. Pero también podría simplemente querer desarrollar una gran resistencia, como Lobezno.

No es la primera inyección de mercurio que pone una vida en peligro

En realidad, el uso de la inyección de mercurio se ha reportado en más ocasiones en la literatura científica. Sin embargo, suele ocurrir más frecuentemente en personas que intentan suicidarse.

Algunas personas se inyectan mercurio para suicidarse

Es, por ejemplo, el caso de un hombre de 29 años que fue atendido en Sudáfrica en 2017 tras mostrar síntomas como diarrea, pérdida de apetito y fatiga. También se detectaron algunos endurecimientos en sus dos brazos y las primeras analíticas concluyeron que sus riñones estaban dañados. El paciente había sido diagnosticado en 2010 con trastorno bipolar y desde entonces había tenido dos intentos de suicidio. En el momento del ingreso se encontraba estable. No obstante, su madre refirió que tres meses antes había pasado por problemas graves, como la pérdida de su trabajo y un accidente de tráfico que dejó su coche inservible. Además, su padre sufrió un accidente cerebrovascular. Todos estos tristes sucesos le llevaron, como reconoció finalmente, a inyectarse mercurio en los brazos. Había sido 10 semanas antes de su llegada al hospital. 

El joven sobrevivió, pero en el momento de la redacción del estudio aún se encontraba enfermo y teniendo que someterse a tratamientos farmacológicos a la espera de una intervención quirúrgica para retirar los depósitos de mercurio. Además, como es lógico, se fortaleció el tratamiento psiquiátrico y psicológico que ya estaba recibiendo. Es algo vital en estos casos.

Otras personas, al contrario, no recurren a la inyección de mercurio en un intento de suicidio. Lo hacen porque creen que mejorará sus capacidades sexuales. 

Sin embargo, ninguno de los dos casos parecía ser el de este fan de Wolverine y el resto de X-Men. Los exámenes psiquiátricos no dilucidaron que tuviese intenciones de suicidarse y, en cuanto a lo segundo, bueno, era un adolescente, pero increíblemente no parecía ser ese el caso. Simplemente, su amor por los superhéroes le había llevado a querer convertirse en uno a toda costa. De hecho, esta teoría quedó demostrada cuando se comprobó que también había dejado que le picaran algunas arañas, en un intento por convertirse en Spiderman. Pero no le tocó la araña radiactiva. Lástima.

Todo quedó en un susto

La suerte de este chico fue que la inyección de mercurio no fue intravenosa. Extrajo el metal de un termómetro roto y un viejo aparato para medir la tensión que encontró por casa. Después, se lo inyectó, pero todo quedó justo debajo de la piel.

Por lo tanto, el único síntoma que experimentó fue la aparición de múltiples úlceras por el antebrazo. También resultó tener niveles elevados de mercurio en la orina, pero no parecía que este hubiese llegado a dañar órganos.

Visto esto, bastó con abrir la piel en los puntos afectados y retirar el tejido necrosado y los depósitos de mercurio que se habían formado. Así, el joven pudo volver a casa. No sabemos si después de aquello seguiría queriendo convertirse en Wolverine; pero, en caso de que así fuera, quizás se conformara con algún videojuego de realidad virtual, que le permitiera vivir la experiencia sin que le fuera la vida en ello.

Fuente: https://hipertextual.com/

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